María Blanchard (Santander, 1881- París, 1932) encabeza la lista de una larga serie de grandes pintoras españolas nacidas antes de nuestra guerra civil y olvidadas o no suficientemente reconocidas entre las que se encuentran grandes figuras como la surrealista Maruja Mallo, Angeles Santos o Delhy Tejero por citar algunas.
De María Blanchard se conoce la parte morbosa de su vida, los comentarios jocosos que de ella se hacían cuando, por las calles de Madrid, paseaba su deforme cuerpo afectado desde su nacimiento por una severa cifoescoliosis, las burlas de que fue objeto por los niños cuando ejerció de profesora en Salamanca o su amor silencioso e imposible por el "gran" Diego Rivera con el que compartiría su piso de París en 1911 pero, se conoce poco o nada su obra. Esta se ha querido clasificar en tres grandes periodos constituidos por un primer periodo de formación que abarcaría hasta 1913, un segundo en el que abandona su expresionismo para iniciarse en el movimiento cubista en plena ebullición parisina hasta 1919 y un tercero en el que retomará otra vez la pintura figurativa, estilo que ya no abandonará hasta su muerte y que se caracterizará por la representación de escenas o figuras de las que parece desprenderse una gran tristeza y melancolía, pintura la de estos últimos años, acorde con su estado anímico debilitado por repetidas crisis depresivas.
A caballo entre su primera y última etapa está la obra que hoy traemos a este blog, "La comulgante".
"La comulgante" es un lienzo iniciado en 1914 y que María Blanchard abandonará para retomarlo nuevamente en 1920 con motivo del Salón des Independants de París de 1921 donde lo presentará, junto con otras dos pinturas y dos dibujos, al parecer con el nombre de "Figure" o "Interieur" de acuerdo a las cartas y escritos que se conservan de sus amigos los pintores Juan Gris y André Lhote en los que se indica qiue el cuadro ha tenido un gran éxito de crítica. El crítico de arte Maurice Raynal escribiría a Lhote: "La exposición de La Communiante constituye un éxito casi escandaloso, No hay crítico de arte que no celebre en términos entusiastas esta revelación..."
El tema del cuadro, muy usado por los pintores de la época entre los que podríamos citar a Jules Breton, Jean Beraud, José Gallegos, Tamara de Lempicka, Toulouse Lautrec o Picasso, es la representación de una niña que, vestida de primera comunión y cargada y adornada con toda la parafernalia posible: librito, limosnero, estampita, un repolludo cirio, etc., parece levitar ante el altar mientras dirige una triste y perdida mirada hacia ningún sitio.
El poeta Gabriel Ferrater escribiría así sobre esta obra: "Una niña, aprisionada en la agria fealdad de un traje de primera comunión blanco, está como aplastada sobre la superficie de la tela, en una actitud hierática, de santo de mosaico románico, con los típicos pies apuntando hacia abajo sin descansar en el suelo; la rodea el ámbito de la capilla, con un altar, un reclinatorio y unos cortinajes en cuya fealdad se ha recreado también agresivamente la pintora, y cuatro ángeles algodonosos que, en el ángulo superior derecho de la tela, elevan un cáliz en el aire".
El cuadro, realmente, no destila belleza y tampoco espiritualidad, aunque la pintora se refugiase en la religión, principalmente en los últimos años de su vida, para intentar huir un poco de sus crisis depresivas. Es difícil interpretar este cuadro que ha sido motivo de variadas opiniones de sesudos expertos y a lo largo de las últimas décadas. La condesa Campo-Alange en su biografía de María Blanchard indica que: "A mi modo de ver, la rigidez de la niña es la crítica inconsciente de la crueldad que encierra a veces la inocencia, la censura a unos seres que debiendo ser ángeles - según la idea aceptada - tuvieron con ella una falta absoluta de caridad y amor".
Con respecto a los elementos que adornan el cuadro, se ha dicho por algunos que el feo cortinaje rojo - que diría Ferrater - es característico de la obra velazqueña apareciendo en el retrato del "Papa Inocencio X", en la "Venus del espejo" y en "Las hilanderas", obras todas ellas que articulan enigmas relacionados con la percepción en torno a la figura femenina. Hay quien distingue entre los pliegues que forman el cortinaje las facciones de un posible demonio observando a la niña. En los colores de la bandera francesa que parcelan las alas de los angelotes alguien ha visto una búsqueda de esa atmósfera de independencia personal y la añoranza de esa libertad artística del París en el que ella se encontró siempre libre y que habría tenido que abandonar al comienzo de la guerra, una vez iniciado su cuadro. Otros, adivinan una influencia de Rousseau El Aduanero, pintor que sitúa repetidamente la bandera francesa en sus cuadros lo cual se ha identificado también como un ansia de reconocimiento público.
María Blanchard, afincada en París desde 1915 hasta su muerte en 1932, necesitó la conmemoración del centenario de su nacimiento y la exposición de 1982 en el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC) en el que se expuso por primera vez en España su obra cubista para que, poco a poco, su nombre fuera sonando dentro de los circuitos del arte de nuestro país. La exposición monográfica que desde el pasado octubre y hasta finales de febrero presentan la Fundación Botín y el Museo Reina Sofía con el nombre de "En torno a María Blanchard. Vanguardia e identidad" es un paso más en la recuperación de esta artista olvidada y nos permite contemplar este misterioso cuadro de "La comulgante" dentro de un conjunto de 77 obras de la pintora santanderina.
"La comulgante" es propiedad del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía existiendo otra réplica con algunas pequeñas variantes que la Blanchard realizó en 1923 para regalar a una alumna suya. Dicha réplica, de propiedad privada, se puede ver en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria (MAS).
Algo más sobre la obra de María Blanchard pulsando aquí.
Excelente entrada.A mí como a esos a los que citas también me ha parecido ver en los pliegues de la cortina las facciones del diablo.Me sorprende,no obstante,que en una obra llena de simbolismos como ésta falten justo los más habituales:la medallita en el cuello y el rosario en la mano.
ResponderEliminarMagnifico tu Blog,consigues que veamos las pinturas con ojos más agudos intentando ver DESDE EL OTRO LADO DEL CUADRO
La verdad es que si se adivinan un rostro aunque tampoco sé si pasa como con las caras de Belmez que de tanto mirar la cortina acaba uno viendo la dichosa cara. La verdad es que parece que Blanchard eliminó símbolos religiosos en la indumentaria de la niña pero no sé si a propósito o por olvido.
EliminarGracias por tu amable comentario y por tu visita. Un saludo
Ciertamente un injusto olvido con el que hemos pagado a esta pintora llena de sensibilidad. Gracias por presentarnosla y ayudarnos a comprenderla un poco. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti por tu visita. Un abrazo.
EliminarPodria decirse que pintaba como se sentia, quizas. Interesantisima bio, no conocia ni la obra ni a su autora, hiciste justicia al presentarla. Gracias por este excelente aporte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Realmente su pintura está totalmente influenciada por su estado anímico y son pocas las pinturas que destilen alegría. Hasta sus maternidades tienen un cierto aire de melancolía o de soledad. Gracias a ti por tus valiosos comentarios.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena por tan magnífico blog. Muy buena la selección de cuadros, y los textos muy interesantes con parte de la biografía y excelente explicación de las pinturas.
ResponderEliminarEs todo un lujo para la red.
Un abrazo.
La verdad es que el lujo es recibir vuestros comentarios. Un abrazo.
EliminarMuy interesante, no conocía a María Blanchard, su obra no me decía nada, pero después de haber hecho la lectura la veo estupenda, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
A mí personalmente su pintura no me llena estéticamente hablando pero me atraen sus composiciones y lo que tuvo de vanguardista. Es una gran pintora, de eso no cabe duda.
EliminarUn abrazo.
Fue una gran pintora, pero totalmente incomprendida y escasamente valorada. Este lienzo muestra esa vida atormentada y depresiva, con un expresionismo muy vivo y deformante y ese halo de misterio que rodeaba su vida y su obra. Excelente análisis, querido amigo. Saludos cordiales.
ResponderEliminarExcelente análisis es el que haces tú con pocas palabras en tu comentario con el que estoy totalmente de acuerdo. Un cordial abrazo.
EliminarEs verdad que este cuadro no impresiona por su belleza, quizás sea porque, efectivamente, parece estar todo bajo la vigilancia del demonio oculto en el cortinaje rojo. La descripción del cuadro hecha por el poeta Ferrater me parecer de lo más acertada, sin interpretaciones habla de lo que ve, que es lo también veo yo. No conocía a esta autora. Bueno es ir aprendiendo y aquí le logra y mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarPor lo que opinas creo que has conseguido ver al demonio de la cortina. Realmente el cuadro te acaba hipnotizando y cada vez lo miras con más interés. Creo que le pasa a casi toda la obra de esta pintora. La primera impresión que producen sus cuadros no es satisfactoria pero luego le vas sacando detalles que te enganchan.
EliminarGracias por tus visitas. Un cordial abrazo.
Creo que María Blanchard es una artista repitadísima y todavía no demasiado bien conocida por el gran público. se merece una gran exposición retrospectiva en el Reina Sofía ya. Desde que supe que había estado por Salamanca ejerciendo como profesora me atrae aún mas a la vez que me admira su éxito en un mundo artístico aún dominado por el sexo masculino.
ResponderEliminarUn saludo
Tienes toda la razón. Tuvo éxito a pesar de las zancadillas y de algunos de los marchantes que tuvo. Creo que llegaron a vender algunos de sus cuadros atribuyéndoselos a Juan Gris.
EliminarUn cordial saludo.
Aunque a primera vista resulta una pintura que encierra cierta tristeza, el cuadro en si mismo creo que es una repulsa o denuncia de todo lo estipulado. El autor muestra a una niña bastante macabra y el cortinón de un granate vivo eleva a la categoría de ser superior al ser deforme que sonríe malévolamente. Es un cuadro del mal que aparece en primer plano restando protaginismo al simbolismo del fondo. Como obra artística pienso que es bastante buena.
ResponderEliminarGracias por mostrarla.
Saludos Moon.
Muy interesante tu visión del cuadro. Lo bueno del arte es que nos permite hacer nuestras libres interpretaciones que nadie nos puede decir que no sean correctas.
EliminarUn saludo y gracias a ti por tu participación.
No conocía a esta pintora, su cuadro no se porque me recuerda a los de Frida Kalho, esa fealdad realista e hiriente, aparte de la figura común de Diego Ribera de por medio, interesante historia e interesante mujer, que se atrevió a desmitificar el acto de la primera comunión.
ResponderEliminarSiempre aprendo de tus historia, y eso me encanta, amigo Presley, un abrazo.
Como comentábamos en la entrada, la Blanchard es una pintora muy poco conocida a nivel popular como tantas otras y, de eso, creo que tienen la culpa nuestra historia por una parte y nuestros políticos culturetas que han habido a lo largo de los tiempos por otra. La Red creo que es un teatro maravilloso - bien usado - para saber un poco más.
EliminarTodos aprendemos un poco de todos en esta rueda del conocimiento virtual.
Gracias por tus cariñosos comentarios. Un abrazo.
Enhorabuena por esta gozada de blog, me gusta y por aquí me quedo leyendo.
ResponderEliminarSaludos
Pues, bienvenida a este blog y espero verte a menudo por aquí. Me paso por el tuyo. Un saludo
EliminarSólo he visto cuadros de María Blanchard en el Museo Espñol de Arte Contemporáneo, cuando estaba en la Ciudad Universitaria. Eran los setenta. Reconozco su mérito, pero nunca me ha gustado mucho.
ResponderEliminarYa no he vuelto a ver nada de ella, que yo recuerde, y de su vida no sabía nada. Así que, como siempre, gracias por lo que aprendo contigo.
Un abrazo, amigo Presley
Como sabes, los fondos que estaban en el MEAC pasaron al Reina Sofía y la verdad es que no tengo ni idea de lo que había y lo que está en depósito. En exposición yo creo que están este cuadro, uno de su época cubista y poco más.
EliminarA mí tampoco me gusta su pintura, aunque como tu bien dices hay que reconocerle su mérito de gran pintora y vanguardista.
Gracias a ti por tus visitas siempre agradables y cultas. Un abrazo.
What agreat photo!!!Bellisima:)))))
ResponderEliminarMe alegra saber que te gustó. Un saludo.
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