Mostrando entradas con la etiqueta Schad Christian. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Schad Christian. Mostrar todas las entradas

sábado, 7 de febrero de 2015

Halbakt (Semidesnudo) - Christian Schad



Durante el periodo de entreguerras comprendido entre 1920 y 1933, Christian Schad abandona sus anteriores ideas dadaistas y expresionistas y se acerca al llamado realismo mágico dentro del movimiento surgido en Alemania denominado la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad). Durante ese periodo realizará algunos de sus mejores y más conocidos retratos y autorretratos dentro de los cuales se encuentra este que hoy vemos.

Christian Schad retrata en él a su amante María Lahmann (1905-1985), más conocida como Maika, una mujer que viene a engrosar la larga lista de amantes que entran en la vida de Schad después de la separación en 1927 de su primera mujer, Marcella Arcangeli, una italiana con la que él se casaría en 1923 y con la que viviría desde esa fecha - con algunas interrupciones - primero en Roma y después en Nápoles, hasta 1925.

A Maika la conocerá en 1928 en una de las reuniones que se celebraban en Berlin en la casa del doctor Friedel Haustein, un conocido dermatólogo que se había especializado  en el tratamiento de las prostitutas con sífilis. Su casa se había convertido  en un centro intelectual donde los médicos, los políticos y los científicos se reunían a discutir temas de interés para ellos  y en el que no solían faltar las mujeres hermosas. El mismo Schad comentaría que la casa del Dr. Haus "era un lugar de extrema libertad intelectual y erótica". Maika, una joven modelo y actriz nacida en Oldenburg y que había llegado a Berlin a mediados de la década de los 20 para trabajar en la Tobi Films, la productora que pretendía hacerse con el mercado europeo del naciente cine sonoro, entraba dentro de aquel grupo de mujeres hermosas y que practicaban aquella libertad erótica que se palpaba en el liberal Berlin de los años de la república de Weimar. Maika se convertiría a raíz de ese encuentro en la amante de Schad, relación que se extendería al menos durante casi tres años.

Schad, al que se ha llegado a denominar el "pintor de la piel" retrata a Maika, semidesnuda, en una habitación de un hotel de París, ciudad en la que se quedarían algún tiempo después de un viaje que habían realizado por Gran Bretaña durante el periodo de marzo a julio de 1929. Schad se recrea en este cuadro en la fina piel de Maika y nos muestra con precisión hasta las finas y azules venas que recorren sus pechos  y  su cuello desnudos. Solamente un collar altera el color uniforme de su piel, una piel que el propio Schad describe como de color madreselva: "Maika tenía una piel de color madreselva y por ello hemos comprado en un vendedor ambulante una cadena roja y blanca que vivifique el color de su piel." Ella va peinada y maquillada de acuerdo a la moda de esos años, el pelo muy corto y mucho rímel en los ojos, una imagen que las estrellas del cine mudo repiten y contagian desde las pantallas. Su aspecto relajado y el color de sus mejillas hacen sospechar que ha mantenido una actividad sexual previa al momento que contempla el espectador. La firma de Schad aparece en un borde de la almohada como manifiesto de propiedad sobre la mujer del lecho.

Este cuadro es como una continuación de otro previo y pintado por esas mismas fechas en el que nuevamente aparece Maika, esta vez vestida con un traje negro de fiesta y también en la habitación de un hotel desde la que se pueden divisar, a través de una abierta ventana, los tejados de París y la que parece ser la cúpula del Sacre Coeur.  Solo una gran y exótica flor de color sangre con sus pétalos abiertos y colocada en su escote pone una nota erótica al cuadro, un erotismo que tendrá una continuación más manifiesta, como hemos visto, en la siguiente representación de Maika.

Schad también retratará a Maika, esta vez vestida de enfermera, en un quirófano y durante la supuesta operación de un paciente encarnado en la figura de su amigo, el entomólogo Felix Bryk. La vemos también  en su "Desnudo reclinado" en el que vuelve a aparecer desnuda y en el "Retrato doble de novias" así como, en un gran número de dibujos.

La relación de Schad con Maika no duraría demasiado y otras mujeres pasarían por su cama y prestarían su cuerpo para ser retratadas e inmortalizadas en la obra de este genial pintor hasta 1942, año en que pondría fin a sus romances al conocer a Bettina Mittelstädt, la mujer que se convertiría en su esposa y le acompañaría hasta el final de sus días.

Este cuadro se conserva en el Von der Heydt-Museum, Wuppertal, (Alemania). Puedes ver algo más de su obra en este video.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Sonja (Sonja, Max Herrmann-Neisse im Hintergrund) - Christian Schad



Ya hace tiempo que visitábamos en este blog una de las obras más conocidas y características del pintor expresionista alemán Christian Schad, su crudo y casi dramático ¨Autorretrato con modelo¨ y hoy volvemos a traer otro cuadro suyo, también muy conocido y además no exento de esa misteriosa carga escénica que impregna gran parte de su obra pictórica.

En esta tela podemos ver la imagen de una mujer vestida de negro y sentada ante una mesa de algún café o restaurante mientras fuma un cigarrillo Camel por medio de una larga boquilla. Al fondo, como escoltándola, aparecen dos misteriosas y recortadas figuras, una a cada lado del cuadro y de las que solo se aprecia parte de su rostro. Para terminar de añadir algo más de misterio a la escena, la mesa situada a la espalda de la mujer y que casi no la deja espacio para el movimiento, contiene un cubo con una botella de champán vacía como vacía está ya la silla de esa mesa.

¿Quién era esta mujer y a que personajes corresponden las dos figuras que la acompañaban en aquel lugar? Gracias a Schad y sus amigos sabemos algunas cosas de este cuadro que de otra forma nos habrían resultado desconocidas.

La mujer de los grandes y cansados ojos y que prestó su imagen a la escena era una secretaria berlinesa llamada Sonja, (desconocemos su apellido) que le había sido presentada a Schad por su amigo Felix Bryk, un periodista y entómologo sueco que residía en Berlin y que había introducido a Schad en los círculos político-literarios del Berlin de los años veinte y con el que recorrería también todos los garitos de ese mismo Berlin a la búsqueda de algo nuevo o inusual que plasmar en sus lienzos. 

Sonja, por tanto no era una prostituta, ni una artista de cabaret, ni pertenecía a los círculos periodísticos a lo Sylvia von Harden sino que era simplemente, como decíamos, una secretaria pero Schad la pintará con esa imagen de mujer nueva, emancipada, liberada, imagen a la que tanto contribuirían Otto Dix, Max Beckmann, Rudolf Schlichter, Karl Hubbuch o el propio Schad, pintores todos ellos pertenecientes al movimiento Nueva Objetividad, un movimiento empeñado en mostrar la nueva imagen de la vida pública alemana durante la Republica de Weimar.

Se cuenta que Sonja tampoco se llamaba Sonja y que este nombre se lo puso Schad figuradamente en recuerdo de la noble prostituta de igual nombre que aparece en la novela de Dostoyevsky, "Crimen y castigo" publicada en 1886, novela de la que él y principalmente su amigo, el escritor y dadaísta Walter Serner, eran unos fervientes admiradores.

Se sabe que el local en el que aparece retratada Sonja era el ya desaparecido Café Romanisches, un café berlinés abierto en los bajos de la prestigiosa Haus Romanisches en la avenida Kurfürstendamm, aproximadamente en el lugar en el que hoy se ubica el Europa-Center. Dicho café era un lugar de encuentro de los escritores, pintores, actores, directores, periodistas y críticos más renombrados del momento. También acudían a este café los artistas que se querían promocionar existiendo distintos reservados dentro del propio café según el grado de popularidad de los asistentes. Allí se podía ver al dramaturgo Bertolt Brecht, a los escritores Erich María Remarque y Franz Werfel, al director de cine Billy Wilder, a los pintores Otto Dix y George Grosz o a la periodista Sylvia von Harden entre otros muchos. La llegada al poder del nazismo puso en el punto de mira a este café del que fueron desapareciendo todos estos clientes asiduos. El Haus Romanisches fue completamente destruido durante un bombardeo de los aliados en 1943.

Asiduo del Romanisches era el escritor y crítico de cabaret, Max Herrmann-Neisse, un gran amigo de correrías nocturnas tanto de Shad como del pintor George Grosz el cual le retrataría en dos de sus lienzos. Hermann-Neisse padecía un enanismo desde su juventud pero esta patología no le había privado de su sentido del humor y la perspectiva cínica con la que aderezaba sus escritos en apoyo del movimiento de la Nueva Objetividad. Max aparece semiretratado en este cuadro como el hombre de la chaqueta negra resultando inconfundible una de sus grandes orejas así como su cráneo liso como una pelota de billar.

Con respecto al hombre de la chaqueta roja hay quiénes afirman que se trataría de Felix Bryk pero más bien parece que Shad incorporó al cuadro al pianista que seguramente tocaba por las tardes en el Romanisches.

Un cuadro para detenerse en él un buen rato mientras se intenta conseguir una mesa en ese desaparecido Café desde la que poder observar a todos esos genios que fueron. Pintado en 1928 se puede contemplar - no siempre - en la Neue Nationalgalerie, Berlin. Como detalle curioso añadir que Shad firmó su cuadro en la manga izquierda del traje de Sonja. Puedes ver más obra de Christian Schad en este video.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

Selbstbildnis mit Modell (Autorretrato con modelo) - Christian Schad


No sabremos realmente si Christian Schad era realmente un "macarra" un "chulo" y un "narciso" o su pintura quería reflejar la crítica a la sociedad alemana de posguerra a través de ese aire cínico que caracterizaba la obra del grupo de pintores que formaban la "Nueva Objetividad". El caso es que, por las huellas que dejó en su autorretrato, se le podría definir con esos epítetos.

La camisa de gasa transparente, realmente hortera, busca la provocación del espectador.

El narciso que se balancea detrás de la mujer se podría interpretar como la sensación que él tiene de ser realmente bello.

Tanto él como ella, no parecen estar compartiendo absolutamente nada del momento. Él, mira fijamente a los espectadores. Ella, con su mejilla izquierda surcada por una tremenda cicatriz y la mirada perdida en otro lugar, parece un objeto con lazo y con la marca de su chulo.

Tal vez, Christian Schad, era algo más aparte de un buen pintor.

Este cuadro pintado en 1927 se exhibe en la Tate Modern, Londres, en préstamo de colección privada.