martes, 27 de noviembre de 2012

Apolo Palace - Francesc Domingo Segura




Francesc Domingo Segura (1893-1974) fue un pintor catalán nacido en Barcelona y fallecido en Sao Paulo (Brasil) ciudad a la que emigraría en el año 1951 tras un largo periodo de desorientación pictórica y personal a raíz de la Guerra Civil Española

Formado en la escuela de Francesc Galí se integra en la "Agrupación Courbet", un movimiento artístico fundado en Barcelona en 1918 con el objetivo de renovar el "noucentismo" siguiendo la doctrina del pintor francés Gustave Courbet. La Agrupación, impulsada por el ceramista y crítico de arte, Josep Llorens i Artigas y a la que llegaron a pertenecer pintores tan destacados como Picasso, Joan Miró y Olga Sacharoff se disolvió un año después, por lo que Francesc Domingo marcha a París y posteriormente a la Bretaña donde se acercará al cubismo debido a su admiración por Cezanne

De vuelta a España en 1931 se establece en su ciudad natal y su pintura, hasta el comienzo de la guerra civil, se inclina por un realismo social llegando a plasmar aspectos idealizados del mundo del espectáculo destinado a las clases proletarias o menos cercanas a la burguesía catalana. A este periodo pertenece el cuadro que hoy traemos a nuestro blog. 

Debo confesar que de Francesc Domingo no conocía nada de su vida ni de su obra a excepción de su cuadro "Los jugadores", cuadro que tuve la oportunidad de ver en una visita al MNAC hace ya algunos años, y que he descubierto este otro cuadro tan solo hace unos días a través del espacio dedicado en la revista El Cultural a la exposición organizada en Barcelona relativa a lo que supuso para la vida de esta ciudad durante el periodo de 1894 a 1939, la conocida avenida de El Paralelo

En El Paralelo (Avinguda del Paral·lel), la avenida que lleva en la ciudad de Barcelona desde las Atarazanas Reales hasta la Plaza de España, se fueron concentrando desde su nacimiento infinidad de teatros, cabarets, cafés-concert y music-hall, lugares que convertirían dicha avenida en una zona o área dedicada al ocio y el espectáculo destinado principalmente a una masa obrera o proletaria, una zona o barriada equiparable a las que nacieron en otras grandes ciudades como en el París o Berlín de entreguerras o en el propio Nueva York

En uno de estos "lugares" de El Paralelo dedicados al espectáculo nació el cuadro que hoy visitamos y que pintó Francesc Domingo perteneciente  a una serie cuya génesis explicaba un tal Enric F. Gual en un articulo publicado en la revista "Mirador" en agosto de 1933. 

Según Enric F. Gual, Francesc Domingo desde su regreso a Barcelona y después de su estancia en Francia, se había convertido en un asiduo visitante de El Paralelo y de sus principales locales como era en este caso, el Apolo Palace. En él nació la idea de pintar una serie de cuadros que reflejasen el ambiente del local, el tipo de actuaciones y sobre todo, dieran una imagen del mundo social que se congregaba todas las noches en torno a aquellas canzonetistas o cupletistas para admirar su arte y sus cuerpos.

Francesc Domingo le comentó la idea a su amigo y antiguo compañero de la "Fundación Courbet" Josep Llorens i Artigas el cual le animó a que emprendiese la labor de imnmediato por lo que Francesc se puso manos a la obra y comenzó un seguimiento continuo del espectáculo que se daba en el Apolo por aquellas fechas y que tenía como una de sus estrellas a una pícara canzonetista llamada "La Fontalba", una mujer que a Francesc le trasmitía la imagen perfecta para plasmar en su obra. 

Fueron muchos los apuntes y bocetos que fue tomando durante sucesivas veladas de "La Fontalba" así como otros en los que reflejar, en especial, el ambiente y la imagen de aquel público que abarrotaba normalmente el local. Una vez bocetados, coloreados estos y pensados mentalmente los futuros lienzos, fue cuando Domingo se decidió a dar el paso final encargando telas y bastidores y fue justo en ese mismo momento cuando la sala canceló el contrato con "La Fontalba" y esta desapareció del espectáculo llevando a Francesc Domingo al borde de la desesperación y provocando que este abandonase el proyecto iniciado.

Contaba Enric Gual en su artículo que enterado Josep Llorens de la frustración sufrida por su amigo y después de visitarle y admirarse con los inumerables bocetos que Domingo tenía en su estudio le animó a que no tirase aquel trabajo por la borda y consiguió que este volviese al Apolo una vez más. Afortunadamente, la inspiración volvió a ponerse al lado de Domingo en la persona de una nueva canzonetista que se había incorporado al espectáculo del Apolo, una tal Vera Frey, una vedette de cuerpo espectacular y que venía precedida por sus éxitos anteriores en salas como "Pompeia", "El Ba-Ta-Clan", "El Hollywood", "La buena sombra" o "El Royal Concert", todos ellos afamados "lugares" del Paralelo.

A esa Vera, a esa mujer a la que miran absortos todos esos proletarios asiduos a aquel local de la Barcelona de preguerra es a la que miró también Francesc Domingo desde ese rincón al otro lado del cuadro. Sus ojos fueron nuestros ojos y gracias a ellos hoy contemplamos nosotros también a Vera.

¿Que fué de ella? No sabemos. Seguiría seguramente actuando en el Apolo o en otro café-concert de El Paralelo hasta que la vida la retirase de aquellos escenarios. Alguien conocerá esta historia mejor que yo y a lo mejor nos la termina de contar. 

Francesc Domingo pintó una serie de cuadros todos ellos dentro de este lugar. Uno de los cuadros y que en un principio también se denominó "Apolo Palace", pintado al igual que este en 1933, muestra a Vera Frey de espaldas, actuando en la pasarela, rodeada como siempre de seres que la observan arrobados y entre los que aparece su gran amigo Josep Llorens acompañado de una tal Rosario Sanz

El cuadro que hoy hemos comentado, de propiedad particular, se puede contemplar estos días y hasta el 24 de febrero del 2013 en Barcelona en el Centre de Cultura Contemporánia de Barcelona (CCCB) en la exposición "El Paralelo, 1894-1939. Barcelona y el espectáculo de la modernidad".

Un poco más sobre la obra de este olvidado pintor catalán en este video.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Artisti (Marcella) - Ernst Ludwig Kirchner








En junio de 1905 cuatro estudiantes de arquitectura, afincados en la ciudad alemana de Dresde fundan el grupo pictórico "Die Brucke" (El Puente). Se trata de Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Fritz Bleyl y Karl Scmidt Rottluf, jovenes unidos por el amor al dibujo y a la pintura y que se convertirán en la vanguardia del expresionismo alemán. Son autodidactas, no han pasado por ninguna escuela clásica de pintura pero, ya llevan a sus espaldas años de entrega y aprendizaje en talleres de artes aplicadas y libres buscando ese contacto rápido, perceptivo, entre el modelo y el pintor. Su lema: "Dibujar libremente como el hombre libre en la libre naturaleza". En 1906 se añadirán al grupo los pintores Max Herman Pechstein y Emil Nolde y posteriormente en 1910, Otto Muller

Aunque ya desde sus comienzos El Puente es bien acogido por la crítica, será entre 1909 y 1910 cuando el grupo alcance su madurez creativa dentro de un trabajo casi febril que se desarrollará en el taller del número 80 de la Berliner Strasse, en el suburbio de Friedrichstadt, un estudio compartido por Kichner y Heckel y por el que también desfilarán el resto de los componentes. 

Por esas fechas, este destartalado estudio compuesto por tres habitaciones y decorado con telas de colores, artilugios exóticos y grabados eróticos , según comentaría el coleccionista de Hamburgo, Gustav Schiefler, a raiz de una visita realizada en 1910, servía también de morada para Kichner y su modelo y amante, Doris Grosse, una modista conocida familiarmente como "Coco" y que había sustituido a su primer amor, una bailarina de cabaret llamada "Line"

Por este estudio pasarán continuamente jóvenes muchachas que posaban desnudas para Kichner y para Heckel en sesiones cortas, a veces de tan solo quince minutos en las que se trataba de captar el instante, la expresión, un gesto, un movimiento, todo ello a base de pinceladas rápidas y coloristas. No eran modelos profesionales, sino amigas que prestaban su cuerpo y su espontaneidad y con las que los artistas jugaban y se divertían entre sesión y sesión volviendo después a retomar los pinceles frenéticamente. "Aquí pasábamos cada hora libre" escribiría Kichner en sus memorias. 

Una de las modelos que apareció en 1909 por aquel estudio de la Berliner Strasse fue una niña de unos nueve o diez años llamada Lina Franziska Fehrman, hija de una familia humilde y numerosa de aquel barrio obrero de Friedrichstadt y que rápidamente se convertiría en la musa de Kirchner y Heckel y a la que llamarían unas veces "Fränzi" y otras veces "Marcella", nombre este último que ha generado grandes dudas a los investigadores de la obra del grupo pues también se incorporó más tarde una modelo algo más mayor llamada Marcella

Fränzi fue retratada docenas de veces por ambos pintores en diferentes poses, muchas veces desnuda, en aquel estudio y también al aire libre, en Moritzburg, una bella localidad cercana a Dresde situada en plena naturaleza casi virgen y donde los pintores de El Puente realizarían innumerables retratos de sus modelos mientras estas se bañaban o corrían desnudas por las orillas del lago Dippelsdorf.

En Moritzburg retrató Kichner a Fränzi en 1910 en el cuadro que hoy visitamos.

A Moritzburg había acudido a mediados del mes de julio Kichner con su amada Coco y acompañados por Fränzi y seguramente por algunas de las modelos que posaban para él en el atelier de Dresde. Aquí, en Moritzburg, Max Pechstein, otro de los integrantes de El Puente se había montado como residencia de verano un caserón que había sido una antigua fábrica de cerveza, la Alte Brauerei, y en la que pasarían varias semanas de aquel verano Kichner y sus musas. 

Kichner pinta en este cuadro a Fränzi o Marcella sentada en un sofá verde dentro de la Alte Brauerei y con un llamativo maillot a rayas negras y amarillas, un maillot con el que también aparece vestida en el cuadro de Mach Pechstein titulado "El vestido de punto amarillo y negro". En el sofá, acurrucado, aparece un gato y al fondo, sobre la tarima también verde, podemos contemplar unas botellas, seguramente los testigos mudos de algún momento anterior "pasado" de copas. Fränzi, con sus brazos y piernas muy tostados por el sol debido a sus posados al aire libre, presenta una imagen indolente, con la mirada somnolienta y perdida en ningún sitio. Es la imagen de una niña cansada y tal vez, un poco abandonada. 

El cuadro atrae al espectador fuertemente, no tanto por su colorido sino por la figura de esa niña. Nuestra mirada ha cambiado con el tiempo. Hoy, admiramos la obra de estos pintores pero no podemos evitar un poso de preocupación al preguntarnos si todo fue correcto. 

Mach Pechstein realizó un cuadro casi idéntico al de Kichner, aunque tomado desde otro ángulo, titulado "El sofá verde" y en el que Fränzi aparece en la misma posición y vestida igual aunque sus ojos están ya cerrados, vencidos por el sueño. 

Desde mediados de 1911 y coincidiendo con la marcha de Kichner a Berlin y el cierre de su estudio en Dresde, no se vuelve a tener conocimiento de Fränzi. Ella y la otra musa y amante de Kichner, Doris Grosse (Coco), desaparecen de su vida siendo sustituidas por la que será hasta el final de su vida, su modelo amante y compañera, Erna Schlling

Este cuadro se puede contemplar en el Brüke-Museum de Berlin que lo adquirió hace tan solo siete años después de un largo periplo desde su ejecución, incluyendo la incautación en 1937 por el régimen nazi dentro de la campaña contra lo que ellos llamaron el "arte degenerado".

Puedes ver más imágenes de Fränzi en la obra de "Die Brücke" en este video.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Il rinoceronte - Pietro Longhi




Conocemos animales que se hicieron famosos a través del cine o la televisión como fue el caso de la mona Chita, o el de los perros Lassie y Rin Tin Tin o el del caballo Furia o el de Laika, la malograda perra astronauta, etc, pero, creo que ninguno llegó a alcanzar una fama tal como para que su imagen fuera retratada por pintores de la talla de Pietro Longhi o Jean Baptiste Oudry y que sus retratos figuren colgados de museos tan importantes como puedan ser el Staatliches Museum de Schwerin o la National Gallery de Londres. Ninguno excepto Clara, un rinoceronte indio que fue la expectación de la Europa de mediados del siglo XVIII y que hoy traemos a este blog.

Clara - nombre con el que habían bautizado a este rinoceronte hembra - llegó a Roterdam en 1741 procedente de la India donde había sido recogida por el entonces director de la Compañia Holandesa de las Indias Orientales tras haber muerto su madre en alguna cacería furtiva. Viendo este que Clara crecía demasiado para poder mantenerla a nivel doméstico se la regaló o vendió a un marino de su compañía, un tal Douwe Mout van der Meer, el cual, la embarcó rumbo a Europa con la idea de hacer negocio con ella.

Clara fue expuesta al público al poco de llegar a Holanda y la exposición fue un éxito por lo que Mout van der Meer se decidió a recorrer Europa para mostrar a los europeos el rinoceronte, un animal que despertaba gran atracción desde que en 1513 otro rinoceronte había sido mandado desde la India a Lisboa como un regalo del Sultan Muzafar II al rey Manuel I de Portugal y que este reenvió por barco, también como regalo, al Papa León X naufragando el barco frente a las costas de Italia y muriendo el animal en el naufragio.

Douwe Mout van der Meer construyó un carromato cerrado y tirado, dicen, por ocho caballos, con el que poder transportar a Clara e inició su periplo recorriendo desde 1743 a 1758 toda Europa exhibiendo al rinoceronte en ciudades como Bruselas, Hamburgo Berlin, Viena, Munich, Leipzig, Zurich, Paris, Roma, Venecia, Praga y Varsovia entre otras muchas hasta la muerte de Clara en Londres, en 1758, durante su exhibición en el Horse and Groom.

Las exhibiciones del rinoceronte fueron siempre un éxito y reportaron grandes ganancias a Mout van der Meer a través de las entradas y de los grabados o colgantes con la efigie de Clara que se vendían como recuerdo de dichas exhibiciones. A Clara la llegaron a visitar personalidades como el rey Federico de Prusia, el emperador de Austria, Francisco I, la emperatriz María Teresa y el rey Luis XV de Francia y fue retratada por pintores como Jean Baptiste Oudry, Pietro Lohghi y por grabadores como H. Ostert y Jan Wandelar del que dos de sus grabados con la imagen de Clara figuran en el tratado de anatomía de Bernhard Siegfried Albino.

El pintor veneciano Pietro Longi (1701-1785), un pintor costumbrista así como retratista de la alta sociedad veneciana a la que suele reflejar con una alta dosis de ironía, pintó a Clara en el cuadro que hoy visitamos coincidiendo con la exhibición del rinoceronte durante los carnavales de Venecia en 1751 y a instancias de un rico aristócrata veneciano llamado Giovanni Grimani dei Servi.

En el cuadro podemos observar a Clara colocada de perfil - a semejanza del rinoceronte que pintaría Durero dos siglos atrás - y rumiando pacíficamente mientras una serie de personajes vestidos a la usanza del Carnaval Veneciano asisten, colocados en una especie de tribuna, a la exhibición del rinoceronte pero sin prestar ninguna atención al mismo. Cada uno mira hacia algún sitio o al espectador pero nadie observa con curiosidad a Clara como sería de esperar. El individuo situado a la izquierda y en la primera fila era el ayudante de Mout van der Meer y muestra, agitándolo, el cuerno que Clara había perdido o le habían cortado unos meses antes durante su visita a Roma. Al otro extremo de esa primera fila, el hombre de la capa roja y que parece absorto en sus pensamientos mientras fuma una larga pipa es el propio Mout van der Meer. El resto de los personajes se piensa que son familiares o seres cercanos al mecenas Giovanni Grimani que podría ser el individuo del chaleco rojo que ocupa el centro del cuadro. A la derecha, colgado del muro, figura un cartel con la siguiente inscripción: "Vero Ritratto di un Rinocerotto condotto in Venetia l'anno 1751 fatto per mano di Pietro Longhi per Commissione del N.O. Giovanni Grimani dei Servi; Patrisio Veneto." cartel que debió pedir Grimani que apareciese en el cuadro para pompa y orgullo de ser el propietario de un testimonio histórico. Grimani volvería a repetir el detalle del cartel con motivo de otro cuadro que encargó a Longhi, unos años más tarde , en 1757, tras la visita a Venecia de un gigante irlandés llamado Cornelio Magrat pero, esa es otra historia.

Este cuadro, con su dosis de intriga y sus misteriosos personajes, es también una crítica hacia aquella sociedad veneciana, enmascarada, aburrida tal vez de todo y donde el protagonista ha pasado a ser el observador y los observadores los protagonistas.

Pintado en 1751 esta obra se puede contemplar en el palacio museo Ca´Rezzonico de Venecia existiendo una segunda y posterior versión en la National Gallery de Londres con el nombre de "Exhibition of a Rhinoceros at Venice" también pintada en 1751. En esta segunda versión encargada a Longhi por otro patricio veneciano, el noble Girolamo Mocenigo, el cartel que colgaba de la pared ha desaparecido por lo que se deduce que este noble veneciano no tuvo demasiado interés en hacerse publicidad. También tres de las figuras aparecen ahora enmascaradas, entre ellas Mout van der Meer reconocible por su capa roja y que ocupa el centro del cuadro en esta segunda versión.

Puedes ver distintas imagenes de Clara realizadas durante su gira en este video que os he preparado. También puedes documentarte a fondo sobre la historia de Clara en el libro que escribió Glynis Ridley sobre la vida y viajes de este rinoceronte: "Clara's Grand Tour: Travels with an Eighteenth-Century"