Hablar sobre la obra de Willem de Kooning (1904-1997) no es tarea fácil máxime cuando no es este un pintor que me conmueva o atraiga especialmente, lo cual, aleja de mí inevitablemente esa curiosidad por descubrir que historias encierran sus cuadros pero, aún así, creo que el nombre de Willem de Kooning merece que le dediquemos un pequeño hueco en este humilde lugar.
Considerado uno de los principales representantes del movimiento al que el crítico Harold Rosenberg bautizaría en 1952 como Action Painting, constituye junto con Jackson Pollock y Franz Kline la esencia del expresionismo abstracto americano.
Sería un año después de ese bautizo, en 1953, cuando De Kooning expusiese, en la que luego sería la famosísima Sidney Janis Gallery, su serie de pinturas conocida como "Woman" compuesta por seis pinturas numeradas por el propio De Kooning y dedicadas a la mujer, un tema que sería una constante en la producción de este pintor a lo largo de toda su vida. De esta serie, considerada como la obra más significativa y también por eso la más conocida de Willem de Kooning, traemos hoy aquí la tela numerada como "Woman I" y la que daría origen al resto de la serie.
"Woman I" sería iniciada por De Kooning en 1950 trabajando después frenéticamente y durante dos años sobre esta imagen monstruosa de mujer. Durante esos dos años cambiaría constantemente esta imagen amenazadora, añadiendo capas y capas sucesivas de pintura, raspándolas después para volver a empastar, buscando algo que solo el podría explicar. A principios de 1952, De Kooning abandonó este lienzo sin terminar y comenzó a pintar "Woman II", "Woman III", y "Woman IV", otras tres obras semejantes a "Woman I" y en las que también aparecen esas horribles mujeres con ese aspecto casi diabólico. Se cuenta que el historiador de arte Meyer Schapiro visitó el estudio de De Kooning en la primavera de ese mismo año animando al artista a retomar su "Woman I" lo cual hizo a la vez que terminaba las otras tres. Todavía pintaría a finales de ese año y principios de 1953 las "Woman V" y "Woman VI" siguiendo el mismo estilo de las anteriores.
El porqué de esos gigantescos ojos, esa boca salvaje, esos pechos gigantescos o esos brazos casi protésicos que adornan a estas "woman" no es fácil de explicar salvo recurriendo a teorías psicoanalíticas como han hecho muchos de los estudiosos de su obra. Algunos lo atribuyen a un carácter misógino de De Kooning, a su intento de ridiculizar a la mujer, otros, al peso de una infancia en la que sería secuestrado por una madre a la que se le había quitado la custodia de su hijo después de un agrio divorcio y otros, a un terrible miedo a la mujer como símbolo sexual.
Preguntado De Kooning algunos años después acerca del motivo de ese tipo de representación de la mujer, el contestó haber sido influido mucho por aquellas figuras mesopotámicas de grandes ojos y formas voluminosas que se habían exhibido por aquellas fechas en el Museo Metropolitano de Nueva York. De su serie dijo en cierta ocasión que: "Ahora las miro y me parecen vociferantes, y feroces. Creo que eso tiene que ver con la idea del ídolo, del oráculo y, sobre todo, con el júbilo que entrañan”.
En la vida real, la relación de De Kooning con las mujeres fue intensa y en muchas ocasiones tormentosa. Casado en 1948 con la pintora Elaine Fried, se separaron a los pocos años de su matrimonio aunque nunca llegarían a divorciarse manteniendo él relaciones con numerosas mujeres entre las que se encuentran la escultora Marisol Escobar, Susan Brockman, Ruth Kligman la que fuera amante de Jackson Pollock y con la que él iniciaría un romance a la muerte de este y Joan Ward, una joven estudiante de arte con la que mantendría una larga relación y de la que nacería su único descendiente, Johanna Lisbeth (Lisa), en 1956.
"Woman I" se conserva en el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York al igual que "Woman II". El resto de la serie es también propiedad de grandes museos a excepción de "Woman III" que pertenece a Steven Cohen, un coleccionista privado que compró este cuadro en 2006 por 107 millones de euros convirtiéndolo en el tercer cuadro más caro de la historia tras el Jackson Pollock Número 5, que se vendió ese mismo año por 109,1 millones de euros.
Con la muerte de Elaine Fried en 1989 a causa de un cáncer de pulmón y la de De Kooning en 1997, su hija Lisa pasó a convertirse en la única heredera del multimillonario pintor falleciendo esta a su vez en extrañas circunstancias en noviembre del año pasado y a la temprana edad de 56 años.
Puedes ver más sobre Willem de Kooning en este estupendo video.
Buenas tardes, amigo Presley:
ResponderEliminarLlama sin duda la atención la expresión terrorífica de esta mujer. No conozco muy en profundidad a de Kooning, pero por lo que cuentas de las pequeñas figuras que vio en el Metropolitan, me recuerdas a la influencia que Picasso encontró en las máscaras africanas y en el arte prehistórico Ibérico que pudo ver en París a principios del siglo XX.
Gran entrada. Un saludo y que disfrutes de la tarde.
Pienso que sí, que es esa misma influencia del arte primitivo volcada en su pintura. De hecho se suele comparar bastante a Picasso y De Kooning en ciertos aspectos de su obra y en ciertos aspectos de su forma de ver y tratar a la mujer, estos últimos no siempre demasiado elogiables.
EliminarUn saludo y que la semana os sea leve.
Tampoco es uno de mis pintores favoritos, pero, sin duda, es uno de los grandes represantetes del Expresionismo abstracto. LLeva razón el propio artista al comparar estas imágenes de mujer con las estatuillas mesopotámicas. Sin saber esta afirmación, a mí se me han venido también a la cabeza. Estupendo análisis de su obra, como siempre. Abrazos y buena semana.
ResponderEliminarComo dice Anónimo Castellano nos podemos remontar al arte prehístorico y así podríamos encontrar hasta referencias en la primera representación de la belleza, por ejemplo en la Venus de Willendorf. Creo que solo De Kooning sabía lo que quería pintar.
EliminarGracias por tu visita. Un saludo.
Magnifico trabajo el tuyo como siempre, aunque reconozco que no es un cuadro al que dedicaria yo mucho tiempo. Un abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarTe entiendo. En cualquier caso creo que pasará como con tu pasión por la fotografía. Algunas no son bellas esteticamente cuando decides realizarlas pero hay algo que tú has encontrado en esa imagen y que te incita a tomarla. Es el siempre discutido tema de los premios Pullitzer a las grandes tragedias plasmadas en una foto. En el Arte de la Pintura creo que pasa igual.
EliminarUn saludo.
No me gusta, lo siento aunque reconozco que tu trabajo como siempre es sensacional.
ResponderEliminarTe creo. A mí tampoco aunque creo que si me lo regalasen no le haría muchos ascos.
EliminarSaludos.
Realmente Kooning debió ser un hombre atormentado.Contemplar su obra produce un cierto desasosiego. Tu entrada como siempre magnifica.
ResponderEliminarUn saludo
Se dice que fue un tipo con el ego muy subido y también con grandes miedos. Su afición desmedida al alcohol puede ser un ejemplo de ello. En cualquier caso no toda su obra es tan inquietante esteticamente hablando.
EliminarGracias por tus comentarios. Un saludo.
Muy inquietante el rostro que revela esta pintura. Mucha fuerza en las pinceladas. Abrazos elpresley
ResponderEliminarSi que parece que el cuadro se haya hecho en unas horas a juzgar por lo enérgico del trazo pero De Kooning pintaba y retocaba con calma sus cuadros según cuentan los que le vieron pintar.
EliminarAbrazos Marcos.
Antes de leer el texto, pero suponiéndolo interesante, ya sabía lo que escribir en este comentario. Y así a sido, Todo lo que me han gustado sus letras, me ha disgustado el cuadro. En fin, de todo tiene que haber en la viña del Señor: unos pagan 100 millones y yo no lo colgaría en el salón de mi casa. Se me haría difícil dormir con un monstruo así. Un saludo.
ResponderEliminarAlguien decía hace tiempo que la relación entre el arte y el dinero se ha convertido en incestuosa, lo que sugiere que el matrimonio entre el dinero y el arte va a producir artistas defectuosos. Yo no me atrevería a llamar defectuoso a De Kooning pero la verdad es que cuando uno ve las cantidades que se están pagando por determinadas obras no puede evitar pensar que todo está manipulado.
EliminarEn cualquier caso le comento lo que a Tracy. Si me lo regalan no le hago ascos.
Un saludo.
No es santo de mi devoción, pero reconozco que su obra, sobre todo la que encabeza esta entrada, deja su poso, aunque sea amargo.
ResponderEliminarSaludos
Evidentemente algo tiene cuando es capaz de generar la controversia. Un saludo.
EliminarRecuerdo los primeros cuadros que vi, en la Biblioteca Nacional, cuando allí se celebraban exposiciones de pintura. Descubrí a de Kooning como un torrente de color y emplastes de pintura. Y todo lo que he visto de él es poco o nada figurativo. Este cuadro me ha descubierto una faceta que conocía muy poco. La verdad es que no me gusta mucho el cuadro, creo que con los años me he vuelto muy clásica. Por lo que escribes y lo que he podido leer en le vídeo, le valoro más como un "filósofo" de la pintura.
ResponderEliminarMuchas gracias, como siempre, por tu trabajo.
Un abrazo.
Bloger hace cosas raras.Te había contestado a tu comentario y ahora veo que desapareció. Bueno, te comentaba que el propio De Kooning consideraba que él nunca había llegado a abandonar del todo su lado figurativo al que volvería siempre de forma intermitente a lo largo de su vida. Gran parte del cabreo de Pollock y otros componentes del movimiento expresionista abstracto era que De Kooning no realizase una pintura totalmente abstracta.
EliminarGracias a tí por por tus siempre acertados comentarios. Un abrazo.
Tienes un blog sublime (perdóname el tuteo); sitios como este hacen de internet algo más que una herramienta manoseada por la grey (que diría Umbral) con la única finalidad de conocer que ha desayunado hoy Shakira o consultar el tiempo que va a hacer mañana.
ResponderEliminarMe permito hacerte una petición,una recomendación... misericordiosamente: bloguea un artículo sobre George Bellows y alguno de sus impresionantes cuadros sobre el boxeo.
Un saludo cordial.
Muchas gracias por tus elogios que creo no merecer en absoluto. En cualquier caso, hay gente buenísima y muy preparada que tiene magníficos blogs aunque, realmente, abunden las páginas que a algunos no nos interesan para nada.
EliminarLa verdad es que te has adelantado porque uno de los que tengo en cartera es George Bellows así que un día de estos te lo dedico.
Bienvenido a este blog. Un cordial saludo.
Hola amigo, buenas noches.
ResponderEliminarArtista tormentoso de gran ligereza en el trazo, sensibilidad y sentimiento es lo que muestra para mi. Cada pintura es como su propio momento vivido con gran intensidad y pasion, en su obra se refleja la intensidad de sus vivencias negativas.
Como siempre, me resulta enriquecedor y de gran interes tu analisis.
Abrazo grande, que tengas una semana maravillosa.
Creo que todos los artistas reflejan en su obra los estados emocionales por los que pasan. De De Kooning se sabe su gran adicción al alcohol con el que ahogaba sus fantasmas pero se dice que nunca pintó una sola obra bajo las efectos del alcohol por lo que estas deben reflejar en ciertos momentos esos fantasmas que le acosaban.
EliminarGracias por tus cariñosos comentarios. Un abrazo.
Sí, parece que la relación de este pintor con las mujeres es, como mínimo, tormentosa. No hay dulzura, ni tranquilidad, ni equilibrio, ni mesura en la composición. Al contrario, la obra es inquietante, de trazos rápidos y frenéticos, amplios y agresivos. Hay desde luego detrás un terrible mundo interior, rebosante de conflictos. Como bien indicas, buen material para psicólogos. Estéticamente, la técnica utilizada el del "feísmo", a mitad de camino entre la abstracción y el expresionismo más duro. Tampoco lo tendría entre mis favoritos.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueno esta pintura respondía a la llamada "Action painting" , es decir expresar algo a través de una pintura que dé la sensación de espontáneidad, de energía, de rapidez aunque se dice que De Kooning repasaba su obra con tranquilidad, no era una pintura realizada a brochazos en unas horas.
EliminarYo tampoco lo tendría en el salón. Lo colgaría en mi estudio, je je.
Gracias por tu visita. Un saludo
Ah, pues lo encuentro dulce, los trazos no el color, los amarillos y rosas siempre dan calor, un calor tipo helado de vainilla y fresa, nada extravagante, en cuanto al trazo del cuerpo femenino me recuerda a algún diseñador de ropa de mujer donde el interior-exterior viene a ser lo mismo. Gracias por la historia.
ResponderEliminarEs decir, que tu ves a De Kooning desde el Vogue ¿No? Pues es posible aunque, realmente, el modelito es espeluznante.
EliminarGracias a tí por tu visita. Saludos.
Al contrario que lo que te parece a ti, a mí sí que me gusta la obra. Encuentro la serie de mujeres de de Kooning muy interesante y, al contrario de Pollock, la utilización de colores más vibrantes produce otra sensación completamente diferente, aunque mis preferencias personales siempre tiren más al abstraccionismo que a cualquier trazo figurativo. Sin embargo para mí, de Kooning consiguió ser completamente abstracto a pesar de utilizar la pintura figurativa en sus obras. Me recuerda al cubismo y sí que tiene una cierta similitud a las figurillas mesopotámicas, así como a las máscaras del africanas que tan en boga estuvieron a principio de siglo. No me resulta nada espeluznante, más bien intrigante. Me interesa más la demonización de la mujer como temática que la propia relación que el autor tuviera con su madre o sus mujeres.
ResponderEliminarAunque me parece interesante tu trabajo, agradecería que incluyeras las fuentes y bibliografía. Un saludo.
A mi me encanta este artista.Es genial.Tiene mucha fuerza en sus trazos.Se tiene que ser genio para lograr expresar lo que él hizo.El automatismo obedece a una acción interior que no todos los pintores poseen.
ResponderEliminar¿Donde se encuentra La mujer V?
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