sábado, 13 de abril de 2013

Mujer tocando el violonchelo - Róbert Berény



Recuerdo que fue una lluviosa tarde de septiembre hace ya algunos años en un viaje de recreo por la vieja Budapest. La lluvia me había sorprendido paseando por el Castillo de Buda, mientras contemplaba desde uno de los miradores el color grisáceo del Danubio serpenteando allí abajo y aunque era ya un poco tarde para visitar museos, la insistencia del agua y la proximidad de la Magyar Nemzeti Galeria (la Galería Nacional Húngara) hicieron que me refugiase en esta última a la espera de que aclarase el tiempo. 

Éramos cuatro gatos los que recorríamos esa tarde las salas de este desangelado museo bajo la aburrida mirada de los vigilantes por lo cual solo se oían nuestras pisadas y algún que otro susurro o carraspeo lejano lo que, creo, aumentaba el efecto escénico de aquellas pinturas que colgaban de los muros de la Galería obligando a reparar en algunas de ellas con una especial atención. 

Ese fue el caso de este cuadro de Robert Berény (1887-1953) un pintor húngaro que llevaría a Hungría el fauvismo que él adoptaría durante su estancia en París en sus primeros años de aprendizaje. 

Contemplando a esa mujer vestida con un llamativo vestido rojo que hace destacar su blanca piel, absorta en su silenciosa interpretación, apretando contra sus muslos el instrumento musical mientras sus manos parecen recorrerlo y acariciarlo tuve la sensación de que de un momento a otro iba a escuchar los gemidos de placer lanzados por las cuerdas excitadas de ese violonchelo amado. Por unos momentos quise ser violonchelo en manos de aquella mujer y pensé cuanto debió gozar Robert Bereny cuando la pintó en 1928. Bereny, un gran músico y crítico musical además de pintor, amigo del compositor Béla Bartók disfrutaría - pensé yo - escuchando a su modelo mientras la pintaba y después, seguramente, harían el amor. 

Pasé un largo rato ensimismado delante del cuadro antes de que las voces del vigilante me parecieron indicar que el Museo iba a cerrar sus puertas por lo que abandoné este no sin antes comprar un catálogo con algunas de las obras más emblematicas de la pintura húngara entre las que se encontraba este cuadro. 

El catalogo estaba en húngaro así que no pude entender nada de lo que allí contaba aunque de vuelta a España me tomé el trabajo de volcar el corto texto que acompañaba a este cuadro en un traductor online y una parte de mis fantasías se desvanecieron. Una mala traducción fue suficiente para informarme de que aquella violonchelista tan sensual a mis ojos y en mis pensamientos, aquella mujer de rojo, capaz de acariciarte como a un violonchelo, se llamó Eta Breuer y fue la esposa de Bereny. Ella iba para gran artista antes de su matrimonio con él pero, su enlace, acabaría con su carrera musical. A Eta  la pintaría nuevamente en 1937 también vestida de rojo y al lado de su violonchelo ya apartado de su cuerpo.

Hoy, viendo y escuchando en este video a la gran chelista norteamericana, Alisa Weilerstein, vestida también con un llamativo traje rojo, he recordado aquella tarde en Budapest cuando quise ser violonchelo.

31 comentarios:

  1. Interesante cuadro. Como cellista aficionada he de decir que me parece curioso el contraste entre la tensión que percibo en las manos con las piernas y el rostro tan relajados. Y también es grato observar que un pintor representa con mucha verosimilitud cómo se coge el instrumento, algo no muy frecuente por extraño que parezca.

    Por cierto, no conocía a la cellista de la versión que has puesto de Elgar. No está nada mal esta versión, aunque para mí el concierto de Elgar es propiedad exclusiva de Jacqueline Du Pré.

    Un saludo y me algro de verte por el universo blogger.

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    1. Como tu bien dices el concierto de Elgar se considera propiedad exclusiva de Jacqueline Mary du Pré tal vez por su mítica interpretación del mismo en 1965. También es verdad que su enfermedad y su temprana muerte han contribuído a esa mitificación. En cualquier caso, la reciente elección de la Weilerstein por el que fuera esposo de Du Pré, Daniel Barenboim, para grabar en disco el concierto de Elgar ya nos da una idea de que esta chelista camina hacia lo más alto.

      Un saludo.

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  2. Me encantan los músicos que, como la protagonista del vídeo, gesticulan mucho en la interpretación, como si sintieran la música en cada poro, porque nos hacen sentir tantas cosas con ellos... Y me encantan, también, esos momentso "mágicos", como el que nos cuentas que viviste en la Galería de Budapest. Esos en los que, a falta de datos sobre la obra, dejas volar la imaginación y te inventas una historia a medida para esa escena retratada. Mucho mejor que la historia real, dónde va a parar!
    Me gustó este cuadro, me gusta el fauvismo, y ese rojo es seductor, sin duda.

    Se te echaba de menos. Un abrazo

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    1. No no. No me he inventado una historia. Te juro que quise ser violonchelo. Bueno, gracias por echarme de menos aunque no seas violonchelista. Un abrazo, amiga.

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  3. ¡Qué caro te vendes!
    Como siempre genial tu entrada, tanto que me han hecho maldecir el no entrar a ese museo del que estuve tan cerca.
    Te esper más a menudo.

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    1. No es un problema de precios. Creo que en mí se juntan a veces las ganas de hacer muchas cosas, un poco de vagancia para sentarme a escribir y en esta última prórroga un gripazo de aúpa.

      La verdad es que la Galería Nacional tiene grandes obras pero no es un museo acogedor ni bien montado. Hay quién lo ha comparado con un gran hospital. Los exteriores en cambio, como sabes, son idílicos. Saludos.

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  4. El cuerpo de la violonchelista parece abrirse para dar paso al gran instrumento, formando parte de él y de su música abarcándolo con sus brazos y piernas, acariciendo sus sonoras cuerdas. El rojo de su vestido centra nuestra mirada en ella y nos da la impresión de que hay algo de erótico en las notas que se desprenden de él.
    Un lienzo hermoso, sin duda.
    Un saludo

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    1. Por eso que cuentas quise convertirme en violonchelo. Saludos.

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  5. Color estridente, salvaje, furioso... es lo que se aprecia al contemplar esta obra, pero no desentona mucho; también aprecio melancolía y una cierta poética muy acorde con el cambio de siglo. No conocía este pintor, pero me ha gustado conocerlo. Me alegro de que vuelvan estas entradas de obras tan bien analizadas. Un fuerte abrazo.

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    1. Estoy de acuerdo contigo. Es un cuadro muy húngaro, intimista y como tu dices algo melancólico. Gracias por tus comentarios. Un abrazo.

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  6. Me alegra verle de nuevo por aquí. Bien, en realidad su imaginación en la contemplación del cuadro durante aquella visita al museo de de Budapest, quizás no estuviera tan fuera de lugar.
    Un saludo.

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  7. Amigo, la posible comparación entre las dos chelistas de rojo aporta alguna reflexión relacionada con las dos artes, la pintura y el vídeo. Está claro que con independencia de la capacidad de los dos artistas, el pintor reconocido y el desconocido cámara, sus objetivos, sus medios, sus tiempos, y otras muchas propiedades están bien diferenciadas. También es diferente el objeto-mujer, no tiene esto ninguna connotación moralista, simplemente no es la misma y también la época varía, de la segunda vemos más y de la primera imaginamos más, incluso de su música, que no es reflexión sino sensación. Bueno, y de la sensación de la mujer y su instrumento, puede haber tantas sensaciones como sentidos. También los escenarios son distintos, hay muchos, unos más privatistas que otros, no es lo mismo, por ejemplo un museo que un auditorio. Sé que no digo nada nuevo. Hasta pronto.

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    1. Amiga lamarée. Que alegría leerte de nuevo. Creía que estabas desaparecida al ver tu blog inactivo desde hace meses. Yo personalmente, no sé porqué, tengo problemas para entrar en él pues se me bloquea. Ya me contarás.

      Me ha gustado tu reflexión-damero sobre el contexto escenicotemporoespacial aunque en nuestros mundos oníricos yo diría que podemos gozar de grandes sensaciones aunque nuestros sentidos no estén activados.

      Un saludo, amiga.

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    2. ...escenitemporoespacial¡ no está mal, debe ser lo que le pasa a mi blog, debe estar gravitando como una basura más alrededor de algún punto negro, lo ataré corto, saludos.

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  8. Excelente combinación de música y pintura. Me ha gustado mucho la combinación de colores, entre el vestido rojo tan llamativo y el no menos llamativo violonchelo. Saludos.

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    1. La verdad es que es un derroche de color. Todo un muestrario fauvista. Saludos y gracias por pasar por aquí.

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  9. Esto es un excursus, amigo Presley:

    En Anónimo Castellano te hemos nominado para el Liebster Award, pero no hemos encontrado un mail personal donde dirigirnos, así que te dejo aquí el enlace para que lo leas. Cuando escribimos el mail todavía tenías menos de 200 seguidores, no sé si servirá de excusa.

    http://asociacionacastellano.blogspot.com.es/2013/04/liebster-awards.html

    Un abrazo fuerte y felicidades. Te lo mereces.

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    1. Muy agradecido por vuestra nominación. Es para mi un honor partiendo de unos blogueros de élite como vosotros. La verdad es que la idea de los Liebster Award es una idea simpática y que además fomenta el conocimiento entre blogueros.

      Muchas gracias. Un fuerte abrazo.

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  10. A mí se me hace un cuadro muy sensual y atrayente.

    Por cierto, es la primera vez que te visito, puesto que acabo de conocer tu espacio y es francamente interesante, me quedaré por aquí.

    ¡Un saludo!

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    1. Bienvenido. Espero verte a menudo por aquí. Un saludo.

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  11. Hola, como estas! que impactante, interesante, atractivo y hasta romantico posteo, es una maravilla, lo mejor que he visto y leido por este magnifico sitio! Felicidades, y es un gusto volver a verte.

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    1. Me alegra infinito que te haya gustado. Muchas gracias por tu cariñoso comentario. Un abrazo fuertote.

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  12. No así lo veo yo. Se abre de piernas mientras blande un extraño objeto fálico delgado y excesivamente largo. El violonchelo sólo quiere demostrar la feminidad de quien lo soporta. El vestido es sólo un pretexto, una roja excusa para señalar que su virginidad ha rebosado el cuadro que pretendió ser armonía y musicalidad. No toca un instrumento, se toca a ella misma. Ahí tienes su cadavérico rostro victima de un onanismo meticuloso, sus piernas descoyuntadas de placer, su pie derecho a punto de perder el tacón, sus diez dedos de las manos crujiendo de lascivia, sus ojos mirando lo que debió ser un pecado y que ahora se derrama en una catarata de sangre, sudor, movimiento, placer y palidez.

    Así, mi querido Elpresley, lo veo y lo siento yo. Un placer.

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  13. Desde luego, la imagen del violonchelo entre las piernas de la modelo invoca una poderosa relación, más allá de la musica. Dos bellas artes fundidas que necesitaban una tercera:la literaria, para reforzar la narración de la escena.

    Saludos

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    1. Creo que para tomar ideas volveré a releer a mi escritora erótica de juventud, la francesa Francoise Sagan, aunque, ahora lo mismo su "Bonjour tristesse" es libro de lectura en primaria.

      Bienvenida a este blog. Un saludo.

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  14. Está muy bien todo cuanto imaginas. Yo siempre digo que el chelo es el insstrumento más sensual y sexual tañido por una mujer. Y es a la vez uno de mis instrumentos preferidos. Más tarde-ahora tengo que irme-escucharé el video que incluyes.
    El cuadro me gusta y tiene un fuerte aire francés.
    Con afecto, Presley.

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  15. Bueno, ese aire francés que comentas es evidente que es reflejo de la influencia de su época en París y la que sobre él ejercieron Cezanne, Matisse y todos los fauvistas. Gracias por tu visita. Un abrazo.

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  16. Je découvre avec délice votre blog... Une très jolie publication.
    J'aime beaucoup cette oeuvre et l'atmosphère qu'elle dégage.
    Je m'autoriserai une prochaine visite.
    Gros bisous

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    1. Bienvenida a este blog. Es un placer ser visitado por artistas de tu categoría y espero verte a menudo por aquí.

      Un cordial saludo.

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