Giovanni Boldini (1842-1931) fue un pintor italiano que nacido en Ferrara marcha a Florencia para estudiar Bellas Artes en esta ciudad. Con apenas veintidós años ya se codea con la alta aristocracia florentina para la que realizará numerosos trabajos antes de viajar a París y a Londres donde conocerá a Manet, Sisley yDegas. En 1871 se establece ya definitivamente en París donde se especializará en el tema del retrato plasmando a la plural sociedad parisina de finales de siglo y comienzos del siglo XX, la sociedad del denominado periodo de "La Belle Epoque", período que se interrumpirá con el estallido de la I Guerra Mundial.
En ese periodo de "La Belle Epoque" parisina pinta este cuadro en el que retrata en 1901 a la famosa y bella bailarina Cléo de Merode.
Cléo de Merode tiene en esos momentos 26 años y su fama se ha extendido por toda Europa después de haber actuado ya en los principales escenarios como bailarina y dejado grabada su imagen de la que se llegó a considerar la mujer más bella del mundo, una imagen que recorrerá este en forma de tarjetas postales provocando la admiración y el deseo en los que las contemplan. Sus grandes ojos, su negro pelo siempre recogido atrás con un moño, su aire de chica buena, su fama de mujer deseada, forman parte del imaginario que circula en esas tarjetas postales.
Cléo de Merode, primer icono de la fotografía había sido ya fotografiada por esas fechas por Paul Nadar, Leopold Reutlinger y Henri-Pierre Oger convirtiéndola en un icono de la sensualidad.
A Cleo de Merode la retratarán también los pintores Edgar Degas, - muchas de sus bailarinas son ella - , Toulouse Lautrec, Boldini, Manuel Benedito, Francois Flameng, Georges Clarín y József Rippl-Ronai siendo también modelo de los escultores Alexandre Falguiére y Luis de Perinat.
Cleo de Merode no ha pasado a la historia como una gran bailarina, sino como una obra de arte en si misma, como la encarnación de la belleza femenina. Son muchos los hombres que la desearon, entre ellos el pintor Gustav Klimt, el escritor Marcel Proust, el arquitecto vienés Adolf Loos, el magnate Randolh Hearst y se dice que hasta el mismisimo Sha de Persia pero, solamente dos, según sus memorias plasmadas en el libro "Le ballet de ma vie", fueron sus amores, un conde que murió joven y el escultor y diplomático español Luis de Perinat.
Una historia le acompañó a lo largo de su vida y fue el pretendido romance con el rey Leopoldo II de Bélgica del que se dijo que estaba locamente enamorado de ella y con el que mantenía una relación en secreto que ella siempre negó. El chismorreo y la rumorología hicieron que se pusiera al rey Leopoldo el apodo de "Cleopold", y de ella se dijera que se peinaba siempre tapándose las orejas porque se las había cortado el rey por no amarle, bromas que provocaron que Cleo marchase indignada de París durante una larga temporada.
A pesar de la mala fama de cortesanas que acompañaba a las mujeres que actuaban como bailarinas en aquellos años, ella siempre mantuvo su imagen de mujer casta y jamás actuó ligera de ropa en ningún espectáculo. Era ya septuagenaria cuando ganó una demanda en 1950 contra la escritora Simone de Beauvoir que la había tachado de cortesana en su libro "Le deuxième sexe".
Todavía en 1964 se dejó fotografiar con 89 años por el fotográfo Cecil Beaton, exigiéndole antes coquetamente, que las fotos en las que no saliese favorecida se destruyesen. Murió dos años después en Biarritz.
Este cuadro, perteneciente a una colección particular, se puede ver estos días en la exposición que con el título de "Retratos de la Belle Epoque" se exhibe en el antiguo Convento del Carmen (Centro del Carmen) en Valencia, junto al retrato que le pintó el valenciano Manuel Benedito en 1910.
Más obra del pintor Giovanni Boldini se puede ver en este agradable vídeo y unas bellas imágenes de Cléo de Merode en este otro.
Me gusta... tiene un punto de sensibilidad... que capta.
ResponderEliminarUn saludo
Oye me necantan tus reseñas, además estoy aprendiendo.
ResponderEliminarGracias por hacerte seguidor de mi blog.
Un beso
Gracias a las dos por vuestros comentarios y por pasar por este humilde blog.
ResponderEliminarUn saludo.
Bellísmima la pintó Boldini a una más que interesante Cléo de Merode.
ResponderEliminarDeseada, admirada y plasmada en tantas obras de arte para deleitarnos y ponernos en su piel de musa y bailarina.
Un trabajo exclente amigo, un placer.
Carla, me alegro que te haya gustado esta entrada. Tu que vives el bello mundo de la danza o del ballet sabes mejor que yo lo que sentís cuando bailáis.
ResponderEliminarCreo que es un camino difícil y duro - física y psíquicamente - el que hay que recorrer para llegar a dominar ese arte pero, al final, tenéis nuestra admiración.
Un saludo.
Te contesto aqui lo mismo que he hecho en tu comentario de mi blog: Gracias, Presley, por pasar por este modesto blog, viniendo de uno tan distinguido como el de mi
ResponderEliminaramigo Campillo. Si, me acuerdo de las arrecogidas, y de aquellos tiempos de prohibiciones tontas. No era muy prudente entonces hablar de figuras como Mariana Pineda, ni de la epoca del indeseable Fernando VII que, por cierto, sale en una entrada de este mismo asilo, no muy lejos de aqui. Echale un vistazo si no tienes nada mejor que hacer. Bienvenido a este, tu asilo. blog:
qué curioso, en una semana leo dos reseñas sobre el mismo cuadro, la tuya y la poética de Shang
ResponderEliminar(http://metropolitanexhibition.blogspot.com/2011/09/05-cleo-de-merode.html)
suerte que ahora este cuadro lo tenemos por unos meses en Barcelona, grande Boldini
¿Marcel Proust? ¿En serio? Si era homosexual...
ResponderEliminarFelicitaciones por su blog. Me gustaría preguntarle si puedo citar su blog y utilizar su introducción en mi taller con mayores y coles. Es una analogía maravillosa con la vida. Gracias.
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