Durante la década de 1780, Francisco de Goya se convierte en el pintor de la aristocracia española, de una aristocracia que al tanto de la moda de las casas nobles europeas, especialmente de las francesas e inglesas, comienza a solicitar de los grandes pintores un tipo de retrato familiar que ponga de manifiesto el grado de alcurnia de sus familias dentro de una apariencia casi equiparable o semejante a la que la realeza muestra en su iconografía palaciega.
Dentro de ese periodo que coincidirá con sus trabajos para la corte de Carlos III y con su nombramiento en 1789 como pintor de cámara de Carlos IV, familias de ilustre tradición como las de los Duques de Alba, los Duques de Osuna, o los Marqueses de Santa Cruz, reclamarán sus servicios para ser inmortalizados por sus pinceles convirtiéndose ellos a su vez en mecenas, amigos y protectores del pintor el cual acabará manteniendo un seguimiento pictórico de ellos que se prolongará en ocasiones a lo largo de más de una década.
El retrato de Joaquina Tellez-Girón, Marquesa de Santa Cruz y que hoy traemos a este blog, es una muestra de esa iconografía mantenida y en la que, en un retrato, tenemos a una representante de esas dos grandes familias que citábamos, los Osuna y los Santa Cruz.
Joaquina Téllez-Girón y Pimentel era hija del matrimonio formado por Pedro Tellez de Girón, IX duque de Osuna y Josefa Alonso de Pimentel, condesa de Benavente y una aristócrata famosa por su salón literario, uno de los más importantes del Madrid de finales del XVIII así como una gran mecenas junto a su marido, de artistas, escritores y científicos. Joaquina casaría con diecisiete años con José Gabriel de Silva-Bazán y Waldstein, un Grande de España y X Marqués de Santa Cruz de Mudela, un gentilhombre que llegaría a ser el primer director del Museo del Prado y presidente perpetuo de la Real Academia Española.
Con esos antecedentes culturales familiares, los que le aportase el matrimonio y la importante formación recibida desde muy pequeña, no es raro que a Joaquina, la marquesa consorte de Santa Cruz, se la tuviese por una mujer extremadamente culta y refinada. A todo ello, hay que añadir que cuando Goya la pinta en este cuadro en 1805, Joaquina tiene tan solo 21 años y era también, según las referencias que de ella se tienen, una mujer muy admirada por su extraordinaria belleza.
Goya ya la había retratado con solo 3 años cuando pintó en 1787 el que sería el famoso cuadro "Los duques de Osuna y sus hijos" y en el que aparece con sus padres y tres de sus hermanos. Dieciocho años después la retratará, como vemos, tendida sobre una especie de diván o triclinio granate, entre almohadones y vestida con un traje estilo imperio de gran escote y cintura alta que todavía resaltará más el espléndido busto de la marquesa. Goya la adorna, además, a la usanza de una musa, tal vez a la de la musa Erato, la musa griega de la poesía amorosa o tal vez a la de la musa Terpsicore la de la danza y del canto coral, musas ya representadas desde el Renacimiento con sus cabelleras adornadas con hojas, flores y frutos y que portaban una lira o citara entre sus manos.
De este cuadro, considerado el cuadro más sensual pintado por Goya, se ha dicho que está inspirado en el "Retrato de Madame Recamier" que Jacques-Louis David pintase unos años antes, en 1800, aunque también hay quienes ven la influencia de Velázquez y su "Venus del espejo" y de Tiziano por su "Venus de Urbino".
Tuviese o no influencia de esas grandes obras, "La marquesa de Santa Cruz" fue un retrato muy apreciado por la familia de los Santa Cruz así como por sus descendientes que llegaron a considerar algo provocativo el traje que vestía la marquesa en aquel cuadro y al que denominaron humorísticamente "El camisón de la abuela" aunque, como ya hemos comentado, aquel traje no fuera realmente una prenda de dormir.
El cuadro permanecerá en la colección de los marqueses de Santa Cruz hasta que hacia 1915 pasa a manos de la infanta María Luisa, el marqués de Zahara y María Josefa de Silva, sin que se haya podido establecer cómo llegó a sus manos. En 1928 figurará en la primera exposición antológica de Goya, celebrada en el Prado siendo sus propietarios los anteriormente citados y a partir de este momento se le pierde la pista a este cuadro. Terminada la Guerra Civil española reaparece en Londres donde es adquirido por el Estado español al parecer con la intención de ser ofrecido como regalo personal de Franco a Hitler con motivo de la famosa entrevista de Hendaya.
La elección de este cuadro por el dictador Franco parece que fue motivada por la esvástica que adorna la lira o guitarra que la marquesa sostiene en sus manos, un símbolo que algunos han atribuido a lo que podría ser un logotipo tipo "lauburu" de la casa de los Santa Cruz, una esvástica curvilínea de origen celta o visigótica, y otros simplemente a un símbolo también de origen celta o anterior incluido por Goya seguramente como alusión mitológica pero sin nada que ver con lo que un siglo después se convertiría en el símbolo del nazismo. Afortunadamente, la operación no se llevó a término y el cuadro debió permanecer durante algunos años más en Londres reapareciendo en 1947 en Bilbao en manos de un coleccionista vizcaino llamado Félix Fernández Valdés y figurando desde entonces inventariado en la Colección Valdés. Desde 1961 no volvería a ser exhibido públicamente hasta que, en junio de 1983, las autoridades españolas manífiestan sus sospechas de que "La marquesa de Santa Cruz" ha salido de España sin los permisos pertinentes. El anuncio en 1985 de una subasta de Christie's en Londres promovida por un nuevo propietario del cuadro, lord Winborne, dará origen a un juicio por la salida ilegal de España de esta obra, juicio que resultaría favorable al Estado español, paralizándose dicha subasta pero debiéndose abonar una contrapartida al citado propietario de 6 millones de dólares, unos 900 millones de las antiguas pesetas. Se estima que la obra en subasta habría podido superar los 1.500 millones.
En abril de 1986 el cuadro pasó a pertenecer a los fondos del Museo Nacional del Prado donde se puede contemplar junto con las restantes obras dedicadas a los Duques de Osuna y Santa Cruz que en dicho museo se exhiben.
Jajajajaja. ¡Lo que me he podido reír con el detalle de la esvástica! ¿De veras que las intenciones de Franco fueron tan pueriles? Si no me equivoco, los pueblos vascos también tuvieron una cruz parecida, pero con un significado muy diferente. Menos mal que no le dio por investigar por ahí...
ResponderEliminarMe ha encantado cómo has contado la historia de la obra, así como las relaciones familiares. Esta sí que era una chica bien, que se dice.
Un saludo y feliz noche.
Yo creo que no está documentada la idea del regalo en base a la esvástica o svastika que aparece en la guitarra pero forma parte de la leyenda del cuadro. En cualquier caso tienes razón cuando hablas de que ya los pueblos vascos y cántabros y astures tienen esa esvástica curvilinea que ellos llaman en euskera "lauburu" y que aparece en sus cementerios y en sus restos arquitectónicos remontándose a un pasado celta o visigótico.
EliminarDos familias de las que engrandecían España, cuidando a sus artistas y fomentando la cultura. Nos hace falta gente así.
Un cordial abrazo.
Un gran talento el del pintor aragonés, aunque sea en obras de encargo como ésta.
ResponderEliminarUn saludo.
El periodo de Goya como retratista para mí es esplendido. La luz y el color que destilan sus obras son el preludio de los futuros "ismos" que revolucionarán la pintura.
EliminarUn cordial abrazo.
Me encanta Goya, voy a volver al Museo del Prado a contemplar sus obras...
ResponderEliminarEs una buenísima idea. Aunque estés en Brighton o en Dublín - ya sabemos de tu mundo cosmopolita - si pasas por Madrid, a ver a Goya.
EliminarUn abrazo.
Merci pour votre commentaire sur mon blog
( elza jazz ). Cette peinture de femme en
allégorie de la musique est étonnante.
Enfantine, légère mais plutôt sensuelle
cette jeune femme ( car elle semble être
une adolescente ) a quelque chose d'
émouvant. Un très beau tableau, peu connu
me semble-t-il. Désolée...votre langue
n'étant pas la mienne, je m'exprime en
français !! Merci pour ce blog d'un très
haut niveau. Amitiés et bonne semaine.
Elza jazz
Realmente si que era casi una adolescente cuando Goya la retrata y también es verdad que es un cuadro muy sensual. Creo que si es un cuadro conocido aunque no lo sea tanto como sus famosas "majas". Bueno, yo también me expreso mal en francés así que te escribo en español y creo que nos entendemos perfectamente.
EliminarGracias a ti por tus visita que me honran. Un cariñoso saludo.
La marquesa luce espléndida y con expresión aún aniñada.
ResponderEliminarMe parece de lo más raro que Franco, tan puritano, quisiera regalar el cuadro al otro, como no fuera para chincharle por sus ínfulas de pintor del tres al cuerto. La cruz no sé yo si sería el motivo, con la retranca que gastaba.
Fue una suerte que no saliera bien ni el pacto de Hendaya ni el regalo de la pintura de Goya.
Que pases un buena tarde.
La verdad es que los dos pintaban bastante mal aunque Hitler le superase con creces. Es una pena que este hombre no se hubiera dedicado al arte desde su juventud que según decía era su pasión. La humanidad se habría ahorrado tantos sufrimientos....
EliminarSi que fue una suerte que esta obra no cayese bajo el expolio nazi como cayeron tantas obras de arte que ya nunca se recuperaran.
Una buena tarde-noche también para tí.
Muy curiosa y desconocida, al menos por mí, la historia del cuadro en su relación con Franco, ya me extrañaba a mí su interés por él y es que había una esvástica por medio.....
ResponderEliminarLa verdad es que las famosas esvásticas son casi tan antiguas como la humanidad. Cito a Wikipedia: Se menciona por primera vez en los Vedas (las escrituras sagradas del hinduismo más primitivo), pero su uso se traslada a otras religiones de la India, como el budismo y el yainismo.
EliminarEl problema fue que los nazis la incorporasen a su iconografía con lo que a ver quién es el guapo que ahora coloca una esvástica en la caseta del perro o en la pulsera hippie.
Un saludo.
Por cierto ya me contarás porqué me borraste un comentario en tu entrada del día 25 de abril sobre el terrorismo. (Desenmascarar el terrorismo)
Este retrato de Goya me parece delicioso. El maestro tenía una expecial habilidad para dar a conocer la personalidad del retaratado con sus pinceles, no solamente su aspecto exterior, y de esta chica nadie duda que era culta y bella, delicada y moderna a la vez que clásica. La pose es digna de una Venus, el vestido es el propio de la moda revolucionaria francesa, los laureles y la lira le otorgan cierto aire clásico, como de Musa de la Música.
ResponderEliminarPor cierto, la augusta madre de esta chiquilla, la duquesa de Osuna lo era a su vez de Béjar, por muerte del último duque sin hijos en 1777. El mundo siempre es un pañuelo.
Y menos mal que el tío Paco no le dio el cuadro a Hitler... puf.
Un saludo
La verdad es que cuando estaba preparando esta entrada me acordé de tí cuando vi que entre los más de treinta títulos que ostentaba la Duquesa de Osuna estaba el del ducado de Béjar.
EliminarA mí también me encanta el cuadro y casi todos los de la serie que hizo para estas familias aristocráticas entre 1780 y 1816.
La verdad es que fue una suerte que esto que se cuenta no prosperase y más adelante fue un gran logro - aunque la operación fuera muy criticada debido al desembolso que hubo que hacer - por parte del gobierno de Felipe Gonzalez el traerse el cuadro para España.
Un saludo, amiga.
Es uno de los retratos que más me impresionan de Goya, éste y el de los Duques de Osuna. Sabe captar el pintor aragonés como nadie, la idiosincracia del retratado, la personladad y la psicología más profunda. En este me llama la atención como Joaquina nos busca con los ojos, como nos traspasa y nos hace mirarla, en esa postura algo atrevida. Divertido también el detalle de las esvástica, me hizo reir como a Anómimo. Muy buena disección de esta obra, como siempre. Saludos cordiales.
ResponderEliminarPues la verdad es que coincido contigo. Sobre todo el de los Duques de Osuna es un cuadro realmente genial. Todos los objetos, las posturas de los críos, sus expresiones le dan una vida que uno se queda embelesado mirándolo.
EliminarLa mirada de Joaquina es casi la misma cuando tiene tres añitos y aparece en ese cuadro que cuando la retrata como marquesa y curiosamente la misma que muestra en otro retrato muy bello y que le pintó Agustín Esteve y Marqués cuando tenía trece años que se conserva también en el Museo del Prado.
Me alegro que te haya entretenido la entrada. Un cordial abrazo.
El cuadro es esplendido, y el estudio que has realizado sobre la marquesa de Santa Cruz y sobre las manos por las que pasó esta pintura hasta llegar a ser patrimonio nacional es muy interesante y entretenido.
ResponderEliminarSiempre se aprende leyendo tus artículos.
Saludos
La verdad es que las peripecias que sufrió el cuadro fueron de lo más variadas y me ha faltado espacio y ganas de no cansaros para contar todo lo que se sabe sobre su baja venta por parte de la heredera de los Valdés, su compra por solo 25 millones de pesetas por un abogado sin escrúpulos, su movida en Los Angeles donde hay una copia también atribuida a Goya, su venta posterior. En fin una larga historia.
EliminarMe alegro que te haya gustado. Yo también aprendo leyendo tus magníficas entradas en las que la Medicina se junta con la Historia.
Un cordial saludo.
Muy interesante, como siempre, la historia que nos cuentas.
ResponderEliminarYo creo que, como le pasaba a Velázquez, los retratos por encargo (de la realeza y de las gentes de alcurnia) carecen de humanidad. No se pueden comparar, ni de lejos, con la sensibilidad que destilan las obras que pintaban por su propia voluntad. Y es totalmente comprensible. Esta obra, por ejemplo, técnicamente muy bien realizada, es tensa, poco natural, la postura de la mujer parece un palo, sin movimiento, estática. Nada que ver con las pinturas que el autor sentía realmente como suyas.
Es sólo la opinión de una aficionada incomprendida.
Un abrazo, amigo. Y gracias, como siempre, por los buenos ratos que nos haces pasar y por todo lo que aprendemos contigo.
Yo estoy en este caso a medias contigo. Creo que Goya captaba perfectamente el caracter o la humanidad como tu dices de sus retratados por encargo. Otra cosa es que yo a Goya le achacaría siempre esa especie de "foto finish" que destilan sus cuadros. Sus manteos, su bailes, sus fusilamientos, siempre son impresiones en décimas de segundo a las que siempre parece faltarles el movimiento. Sí estoy de acuerdo en que la postura de la Marquesa es poco natural, muy rígida. Es complicado mantener esa cabeza con ese angulo de 45 º en línea con su tórax. En cualquier caso, tus opiniones son siempre las de una entendida y como verás, comprendida.
EliminarUn abrazo, amiga Monalisa.
¡Qué de vueltas ha dado el cuadro! Es una suerte que no se perdiera ni acabara en Berlín. En cuanto a la dama, no sé, tampoco la veo tan hermosa, aunque el cuadro en sí es magnífico.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Como ya le contaba a Ambar no he relatado todo lo que se sabe sobre las peripecias del cuadro pero si que se movió.
EliminarLa dama yo creo que sí era guapa. Realmente, el tocado a lo Baco que lleva en el pelo no la favorece mucho pero, habría que imaginársela peinada y maquillada a lo Scarlett Johansson. Del escote mejor no hablamos.
Saludos, amigo.
Me encanta este cuadro, es un trabajo tan delicado... refleja a la jovencita con imaginacion, con suave sensualidad y hasta un toque romantico! Casi me estaba perdiendo este post tan lindo; un abrazo, amigo!
ResponderEliminarGracias por tu cariñosa visita. Un abrazo.
EliminarGuapa niña rígida? Quizá lo característico es la no concesión a ningún adjetivo, no quiere ser guapa, para nada pretende aparecer como aniñada y manifiesta claramente, pienso, que no le va la rigidez, tampoco la del decorado y la del vestuario. Es posible que su cara exprese una interrogación, que nunca sale favorecida en los cánones estéticos clásicos donde se mueven perfectamente los aspectos ligados a lo pueril, infantil, gracioso o inmaculado. El decorado como siempre decora, y el vestuario siempre viste, quizá los dos dan una respuesta no querida a su interrogatorio. Amigo, como sabes, no pretendo por obligada prudencia, decir algo relativo a la calidad del retratista más aún sin tener en la retina otros imágenes de la retratada, tampoco hacer ninguna interpretación compleja. En fin, esta Scarlett Johansson parece sorprendida, igual es pose. Saludos.
ResponderEliminarSi quieres tener alguna otra imagen de la retratada puedes contemplar el que le hizo Agustín Esteve y Marqués (está en el Prado) en el que aparece también muy "pechugona" y eso que al parecer solo tenía 13 años. Eso sí, la retrata de pié y al lado de un globo terraqueo para "culturizar" un poco más el retrato.
EliminarA ver cuando vuelves a tus sesiones de jazz. Nos tienes abandonados.
Un saludo amiga
Estoy intentando volver a mis sesiones de jazz, de momento muy privatistas. Saludos
EliminarQué perfección la de Goya. No me canso de admirar su obra. Saludos
ResponderEliminarUna vida azarosa la de este cuadro, incluída sus idas y venidas a España. Demasiado regalo me parece que hubiera sido entregárselo a Hitlet. Se quejó éste del poco resultado obtenido en la entrevista, y de lo insufrible que había sido comparándola con un dolor de muelas. Quizás de haberse llevado el cuadro bajo el brazo se hubiera ido de otro humor. Mejor así, como fue. Interesante, como siempre. Un saludo.
ResponderEliminarEl cuadro es bonito, y por lógica, muy codiciado. Es imaginable que una obra así, fuera deseada por muchos. Menos mal que no se la llevó Hitler. Vaya palo, si no.
ResponderEliminarSaludos.
Qué interesante! No sabía la historia de este cuadro y me alegro que la hayas compartido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonita forma de ver el cuadro y su historia, para alguien no muy dado a la pintura como yo resulta curioso todo lo que puede haber alrededor de un cuadro.
ResponderEliminarSaludos
Hola Presley!
ResponderEliminarMe pongo al día de tu blog siempre tan interesante. A De Kooning le vi cosas mejores en una exposición en Barcelona. El cuadro que hace alusión a Un tranvía...sólo acierta en los hombres ya que las dos hermanas parecen dos golfillas y, finalmente, el Goya es muy hermoso pero Goya no me parece acertado con las mujeres y sí un genio en otras cosas.
Un placer saludarte.
Lo cuentas como nadie, elpresley! Dicho esto, me gusta muchísimo más la "Venus de Urbino" de Tiziano.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta que decidas actualizar el blog!
Hi! I love your blog!
ResponderEliminarI've started following you on GFC and hopefully you can return the favor!
Soy franco brasileñea , Bom dia, Bonjour !!! estaba buscando algo en la internet de verdad una expresión en español y encontré tu blog y me encantó
ResponderEliminarChristine Marguerite (pparisiene@gmail.com)
Bonjour Elpresley, je viens te souhaiter un joyeux Noël et de très belles fêtes de fin d'année!
ResponderEliminarMe he acordado de ti, (siempre me acuerdo de ti) hoy en especial, y quería desearte felices fiestas.
ResponderEliminarOjalá regreses
I like this painting it is something that i can't explain when i see it.
ResponderEliminarHoy encontré este blog. mis felicitaciones a los creadores de ello. Compartir el arte es lo que nos une y nos hace especiales . una vez mas muchas gracias por difundir por este medio el cual está al alcance de todos. Así que aquí estaré siempre leyendo y aprendiendo de todo lo que van exponiendo. Un saludo en la distancia desde Chile :)
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