lunes, 6 de abril de 2015

Portrait of Emma Hart - George Romney





El cuadro que hoy traemos a este blog es todo él un conjunto tan denso de pequeñas y grandes historias que hacen complicado relatar en unas cuantas líneas su pasado por lo que, solo he intentado hacer una pequeña sinopsis del mismo dejando en el tintero todos esos detalles interesantes acerca de los personajes que de una forma u otra tuvieron algo que ver con él.

La idea de contar algo sobre el "Retrato de Emma Hart", una obra del pintor inglés George Romney (1734-1802), me vino a la cabeza tras leer una noticia que daba el Museo de Bellas Artes de Boston en la que se informaba de la cesión de este cuadro al museo como parte de una colección de obras de arte propiedad de los herederos de Alphonse y Clarice de Rothschild, miembros de la célebre familia de banqueros Rothschild.

Este cuadro sería confiscado a los Rothschild en 1938 tras la anexión de Austria a la Alemania nazi, y colocado en las paredes del Kunsthistorisches Museum, en Viena. Almacenado luego en el depósito central de Neue Burg, sería enviado en 1941 al monasterio benedictino de Kremsmünster y posteriormente a Alt Aussee, una localidad cercana a Salzburgo, famosa por sus minas de sal y en cuyos laberínticos túneles y galerías los nazis fueron acumulando más de 6.500 obras de arte expoliadas de colecciones y museos de toda Europa durante la II Guerra Mundial. Al término de la guerra, el retrato de Emma Hart fue identificado en estas minas por la baronesa Clarice de Rothschild, quién, tras una larga serie de gestiones, recuperaría el cuadro llevándoselo a Nueva York hacia 1950.

George Rommey, uno de los retratistas ingleses mas afamados y prolíficos de la época junto con Joshua Reynolds y Thomas Gainsborough, retrata (c.1784) en este cuadro a una bellísima mujer llamada Emma Hart. Elegantemente vestida, tocada con un grande y sofisticado sombrero negro y cubiertas sus manos con unos guantes de raso marrón, Emma clava su penetrante mirada en el espectador que no puede evitar sentirse fuertemente atraído por sus bellos ojos y por el rojo intenso de esos labios que aparecen ligera y sensualmente entreabiertos  en una clara invitación al coqueteo erótico.

Romney había conocido en 1782 a Emma Hart a través de su amigo, un aristócrata y político llamado Charles Francis Greville, el cual le pidió que retratase a Emma, su amante por aquellas fechas, a lo cual Romney había accedido retratándola en un cuadro que él denominaría "Enma Hart como Circe" (TATE, 1782) un lienzo basado en la mitología griega y en el que Emma aparece como la hechicera Circe y que sería el primer cuadro de los más de 60 que Romney pintaría de aquella mujer en los próximos nueve años convirtiéndose en su musa y en una de las mujeres más veces retratada por un mismo pintor en la historia del arte.

Pero, ¿quién era Emma Hart?.

Emma Hart, nacida como Amy Lyon, era una joven procedente de una humilde familia de Ness, una localidad inglesa en el condado de Cheshire. Huérfana de padre, un herrero fallecido cuando ella apenas contaba unos meses, sería esa ausencia de autoridad paterna y la escasez de recursos económicos, los que harían que ya desde pequeña "prometiese maneras". Emma  comenzaría, al igual que su madre, trabajando casi de niña como asistenta doméstica para ayudar al mantenimiento del hogar, pero, con poco más de catorce años se escaparía a Londres con el fin de descubrir nuevos mundos en los que mejorar su "modus vivendi" Se cuenta que en Londres hizo méritos como ayudante de varias actrices en el Drury Lane, el viejo teatro londinense, pero, viendo que aquello no generaba demasiadas ganancias, se pondría a trabajar con un charlatán escocés llamado James Graham, un pionero de lo que mas tarde llamaríamos la sexología, un curandero de los problemas sexuales a través de una terapia consistente en la administración de descargas eléctricas a sus pacientes, tumbados estos en una espectacular cama, en su llamado "Templo de la Salud", mientras escuchaban música al compás de la cual danzaba Emma convertida en la "Diosa de la Salud".

Sean ciertos o no estos rumores sobre sus comienzos, sí es cierto que Emma Hart fue alternando en ambientes de dudosa reputación en los que cada vez iría siendo más conocida popularmente por su belleza y la sensualidad que desprendía y más iría ella convenciéndose de su capacidad para conseguir un puesto en la sociedad gracias a la hábil explotación de esos encantos que ella mostraba generosamente.

Es por esto que Emma, que ya había cambiado su nombre de pila de Amy Lyon por el más artístico de Emma Hart, debió abandonar a Graham y su "Templo de la Salud" para aceptar un contrato como presentadora y animadora de fiestas que le había ofrecido un aristócrata y terrateniente llamado Sir Harry Fetherstonhaugh, fiestas que se celebraban de continuo en su fabulosa mansión conocida como Uppark en la pequeña localidad de South Harting. Ella marcharía allí con quince años para diversión de Harry y sus amigotes para los cuales, se cuenta, bailaba desnuda encima de la mesa del comedor. Harry acabaría dejándola embarazada, estado que no sería muy del agrado de este alejando a  Emma de su lado y mandándola a tal fin a una de sus casas en Londres. Uno de los amigos de Harry, un tal  Charles Francis Greville, se convertiría en el nuevo amante de Emma la cual marcharía a vivir junto a él a su casa ubicada en Edgware Row, en el distrito de Paddington y a través del que conocería al pintor George Rommey como ya comentábamos unas líneas antes.

En los siguientes cuatro años, Emma posaría ante Romney más de 100 veces para una secuencia de retratos personificados en tipos alegóricos, mitológicos o religiosos, en escenas de genero o en diversas poses teatrales, poses que más adelante ella exhibiría en sus famosas representaciones públicas o "Actitudes".

Así, Emma había logrado convertirse en la amante de un individuo con una alta posición dentro de la  sociedad londinense y gracias a esa relación y la difusión de su rostro y su estilo a través de los muchos cuadros que de ella iban inundando el estudio de Romney y que eran observados con interés por las damas de alto copete que venían a retratarse a dicho estudio, ella iba siendo cada vez más conocida en esa distinguida sociedad. La hija que ella había dado a luz en 1782, fruto de su relación con Harry Fetherstonhaugh sería dada en adopción a unos parientes de Charles Greville.

Esta fama empezó a no gustarle demasiado a Greville pues, al cabo de cuatro años de vida en común con Emma, las finanzas no marchaban demasiado bien y pensó que era el momento de intentar cazar a una dama joven y rica en la que tenía puesto el ojo, así que, decidió desembarazarse de Emma proponiendo a su tío Sir William Hamilton, un viudo cincuentón,  embajador de Inglaterra en la Corte de Nápoles, que la aceptase en su casa durante una temporada para él poder solucionar sus problemas económicos.

Sir William, un hombre refinado, eminente vulcanólogo, coleccionista de antigüedades griegas y sabedor de la belleza de Emma, pues él la había conocido en una visita que había hecho a su sobrino en 1783, aceptó el plan con agrado y Emma marchó engañada a Nápoles en 1786  bajo el pretexto de pasar una temporada de vacaciones con el tío de Greville, convirtiéndose a los seis meses en la amante de Sir William Hamilton y unos años más tarde, en su mujer, al casarse con él en 1791, pasando a ser conocida como Lady Hamilton

Con 26 años Emma se había convertido en la mujer del embajador de Inglaterra en Nápoles. Bajo la tutela y dirección de Sir William ella iría adquiriendo una gran cultura, aprendería perfectamente el italiano y sería una maravillosa anfitriona en las fiestas que se realizaban en su residencia, el fastuoso Palazzo Sessa, donde realizaría para entretenimiento de los invitados sus representaciones, las llamadas "actitudes" consistentes en sus posados en diferentes posturas, adornada con velos o túnicas y adoptando distintas mímicas que creaban la admiración de todos los que la contemplaban.

A raíz de su boda con Sir Willian Hamilton, George Romney no volvería a retratarla pero serían muchos otros los pintores que la retratarían por encargo de Sir William como Sir Joshua Reynolds, Vigée le Brun, Gavin Hamilton, Wilhelm Tischbein por citar los más importantes.

Su fama llegaría hasta  la esposa del Rey de Nápoles, María Carolina, de la que se convertiría en íntima amiga. Junto a la familia real serían rescatados ella y su marido en 1798 de la invasión francesa de Nápoles gracias a la intervención del famoso almirante Horatio Nelson que los evacuaría a Palermo.

El contacto de Lady Hamilton con Nelson propiciaría su enamoramiento de aquel hombre al que admiraba y al que ya había conocido en 1793 y que llegaba a Nápoles mutilado y tuerto pero rodeado de la aureola de sus victorias en grandes batallas, la última en el Nilo en la batalla de Abukir. Nelson también se enamoraría de aquella bellísima y seductora mujer ante la complacencia y el beneplácito de Sir William Hamiton. Después del regreso de los tres a Inglaterra en 1800 el triángulo amoroso perduraría hasta  1803, año en el que moriría Sir William. Emma tendría dos hijos con Nelson el cual caería abatido por un francotirador en la famosa batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805 .

Tras la muerte de Nelson, la pequeña herencia que Sir William le había dejado a Emma se fue agotando rápidamente y las deudas acabaron con Emma en la cárcel. Huída a Francia para escapar de sus acreedores se entregó a la bebida y murió en la miseria en la localidad de Calais en enero de 1815.

La extraordinaria vida de Lady Hamilton se ha llevado al cine y a la literatura. En  1941 Vivien Leigh interpretaría el papel de Emma en la película de Alexander Korda, "Lady Hamilton"  y Susan Sontag publicaría en 1992 la obra que la consagraría como novelista "El amante del volcán", un relato novelado inspirado en el triángulo amoroso entre Emma Hamilton, Nelson y William Hamilton.

El "Retrato de Emma Hart" se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes de Boston desde el 1 de marzo y hasta el 21 de junio de este año dentro de la exposición "Restoring a Legacy. Rothschild Family Treasures"



8 comentarios:

  1. Una rocambolesca historia de su protagonista , que en la época estaba casi dentro de la normalidad, pero a mí me ha interesado más que su historia, aunque te agradezco que nos la hayas contado, contemplar su mirada porque no puedes sostenersela mirándola a los ojos sin sentir que te atraviesa inquisitivamente hasta hacerte daño.
    Es un magnífico cuadro con todo lujo de detalles.
    Gracias por esta entrada.
    Un abrazo.

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  2. Me suena que en la biografía de Byron aparece una Lady Hamilton, hermosa y muy buena conversadora. es posible que fuera ella. La pintura representa a la perfección a una mujer joven y guapa, con un halo de misterio. Conmueve, desde la distancia de los siglos, una vida que parece tocada por la fortuna y cómo luego, la miseria vuelve a tomar las riendas para que de nada haya servido relaciones importantes y herencias matrimoniales. En fin, ahí está, viva y plena de salud en ese cuadro que reclama nuestra mirada.
    Saludos

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    1. Podría ser que Byron llegase a conocer a Lady Hamilton a través de su amante Caroline Lamb pues la tía de esta, la duquesa de Devonshire, era una fan de Lady Hamilton. Hay una carta de Byron en la que se refiere a Lady Hamilton como lo "monstruosamente gorda que es aunque su rostro es muy bello". Es sabido que Lady Hamilton engordó muchísimo en su madurez. En cualquier caso la diferencia de edad entre Byron y L.Hamilton y las localizaciones temporales de ambos no parece que fueran propicias para que pudiera existir una relación más allá de lo esporádico. Un saludo y gracias por tus comentarios.

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  3. Excelente entrada! Un placer conocer su blog. Saludos desde Puerto Rico!

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  4. El haber sido la amante de un individuo de la alta sociedad y reunir tanta belleza y encanto se hizo de ella una dama de sociedad, sin leer la historia tan solo mirar el cuadro uno lo podría afirmar.
    Dentro de una vida revuelta tuvo suerte en ella.
    Un abrazo.

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  5. La historia vital de esta mujer es digna de novelas y películas, ciertamente. Nos encontramos, por lo que nos cuentas, ante un ejemplo prematuro de mujer-modelo típico del siglo XIX,aunque con una boda suntuosa que no suele ocurrir con las musas de los pintores posteriores. En todo caso, y sin saber sobre los modales de esta hermosa mujer, el artista la dignifica a niveles propios de una aristrócata de rancio abolengo sin ser más que una "cómica" de la época.
    Un saludo

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  6. Buenos días, desconocía cuadro y autor. La historia que lo acompaña es interesante. Es impactante la mirada que supo plasmar el pintor, es como si te hablara sin decir nada no sé sí me explico. La belleza de la señora es sencillamente sutil ya que el pintor clama dulzura al pintar sus armoniosas facciones, una pena que este tan lejos el cuadro ya que sería estupendo poder apreciar de cerca tan bella obra.
    Gracias por compartir. Un cordial saludo.

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  7. En ese salón de la salud, las descargas eléctricas no sé, pero la bella Emma, seguro que fue capaz de curar a más de uno.
    Qué gran relato.
    Un abrazo.

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