Vincent Van Gogh estuvo una temporada en París entre 1886 y principios de 1888 antes de marchar a Arlés donde pasaría prácticamente los dos últimos años de su vida.
Durante su estancia parisina, Vincent se alojó en el barrio de Montmartre, en un apartamento cercano al Boulevard de Clichy y que compartiría con su hermano Theo.
Allí, en el nº 62 del Boulevard de Clichy, existía un café-cabaret llamado el Café du Tambourin (El cafe de La Pandereta) regentado por una italiana llamada Agostina Segatori y que se convertiría en lugar de reunión de Vincent con los pintores que vivían en sus proximidades como eran Gauguin, Lautrec y Norbert Goeneutte y con otros tales como Paul Signac Émile Bernard, Pierre Seurat, Pisarro y Paul Cezanne.
Agostina Segatori había llegado a París en la década de los 60/70 de la mano del pintor Jean Baptiste Corot que la había descubierto como modelo durante un viaje suyo a Italia convirtiéndose poco después en modelo favorita de pintores como Jean-Léon Gérôme, Edouard Manet, Edgar Degas y Edouard Dantan entre otros. Con el dinero que fue ahorrando como modelo había abierto en 1885 un cabaret en la calle Richelieu para trasladarse ese mismo año al Boulevar de Clichy y abrir allí el Café du Tambourin.
El local, decorado con la ayuda de sus muchos amigos pintores como Gauguin, Goeneutte, Lautrec y Nemo que habían pintado las mesas y sillas diseñadas en forma de pandereta con hojas, flores y frutos se convirtió pronto en lugar de cita de la bohemia artística del barrio y al parecer, también, en el de gentes de los bajos fondos que utilizaban el local como centro de reunión para preparar sus fechorías y que arrojarían una mala reputación al local.
La Segatori y una joven camarera, ataviadas con trajes regionales de la Ciociaria, lugar del que era oriunda Agostina, recibían y atendían a sus clientes entre los que pronto figuraría como habitual Vincent Van Gogh y del que se sabe que llegó a tener una relación sentimental con La Segatori y también una relación de dependencia alimentaria pues su comida en el Tambourin quedó asegurada a cambio de un número de telas al mes que iban pasando a manos de Agostina.
El Tambourin también fue lugar de exposiciones. Van Gogh realizó una exposición colectiva en 1887 con Èmile Bernard, Paul Gauguin y Toulouse-Lautrec en dicho local pero la exposición fue un fracaso y además terminó con una reyerta en la que Vincent resultó herido por un individuo que se cree, era el nuevo amante de La Segatori y que supuso también el final de la breve relación sentimental entre ambos.
El local fue cerrado y embargado unos meses después y toda la produción pictórica colgada en sus paredes fue tasada junto con el resto del local a un precio ridículo.
Van Gogh pintó a Agostina Segatori en al menos dos ocasiones en 1877, una en el cuadro que hoy visitamos y en otro titulado "La italiana" en la que aparece sentada en una silla con dos claveles en una de sus manos y ataviada con su traje regional de La Ciociaria.
En el del Cafe du Tambourin, Agostina fuma sentada en una de las "mesas pandereta" del local mientras bebe su segunda cerveza a juzgar por el numero de platillos que hay debajo de la jarra. En la pared se adivinan unas estampas japonesas a las que tan aficionado era Van Gogh y de las que también se llegó a realizar una exposición en el Tambourin.
Agostina Segatori murió en 1910 en su casa de la Place du Tertre, en pleno Montmartre, llevándose con ella los secretos de su corta relación con aquel loco genial que fue Vincent Van Gogh.
Este cuadro se puede contemplar en el Van Gogh Museum de Amsterdam.
Más información sobre esta obra en este video.
¡Qué interesante lo que cuentas! Aunque el cuadro no es de los que más me entusiasman. Hay tantas maravillas de Van Gogh!
ResponderEliminarSaludos
Es verdad Elvira que este no es de los cuadros más bellos de Van Gogh pero es un cuadro testimonial de un momento de su azarosa vida.
ResponderEliminarMe alegro que te haya resultado interesante. Un saludo y gracias por tu visita.
¡Cuánta tragedia!
ResponderEliminarMuy curioso lo de las mesas panderetas.
No conocía esta pintura, me parece muy triste, triste y breve como un amor de cabaret. Agostina luce enfadada, puede que ya anduviera con el nuevo amante, y mientras bebía la cerveza pensaba en cómo deshacerse de Van Gogh.
Disfruté mucho tu descripción.
Me imagino que si, que Agostina debía ser una zorrona de mucho cuidado.
ResponderEliminarLeí que el alcalde de París quería poner una placa en recuerdo suyo en la Plaza du Tertre, en la casa donde vivió sus últimos años. Ya se sabe, los franceses siempre tan "chauvinistas".
Saludos.
Jajajaja, y sí.
ResponderEliminarPero vaya, debe merecer esa placa, dio felicidad a muchos.
=)
Me gusta tu blog. Escoges un cuadro y al comentarlo hablas del pintor, los amigos etc contextualizando el impulso y el espacio que llevó a pintarlo.
ResponderEliminarTe seguiré.
Felicidades
JAMS: Me alegra que te guste mi blog. Gracias por tus comentarios y pasa cuando quieras por él. Serás bien recibido.
ResponderEliminarUn saludo.