"Le Rat Mort" era un café-cabaret situado en plena Place Pigalle y a poca distancia del "Moulin Rouge", del “Chat-Noir”, del "Tambourin", del "Café des Arts" y de otros antros de diversión parisinos ubicados a la orilla de Montmartre y en los que se reunía toda la sociedad cultural y bohemia del París de final y principios de siglo.
Inaugurado en 1886 en el nº 7 de la Place Pigalle con el nombre de "Café Pigalle" y separado por la Rue Frochot de "La Nouvelle-Athènes", otro café muy ligado al grupo impresionista, cambiaría de dueño unos años después así como de nombre, achacándosele el nuevo - según algunas crónicas irónicas - al hedor a rata muerta que reinaba en la zona.
Lugar de encuentro y de almuerzo matinal de intelectuales, políticos y de honorables padres de familia, se convertía por las noches en centro de reunión de la bohemia golfa del todo París, en el prostíbulo frecuentado por las “cocottes” de lujo y tal vez en el primer lugar de la capital parisina junto con el "Le Hanneton" y el "Souris La" en el que se podía ver a damas respetables comprando los servicios carnales de otras mujeres.
Maurice Vlaminck (París, 4 de abril de 1876 - Eure-et-Loir, 11 de octubre de 1958) pintó este cuadro que hoy vemos a finales de 1905, en plena eclosión fauvista. Acababa de celebrarse la Exposición del Salón de Otoño de París a la que él había presentado 8 de sus obras y en la que el crítico Louis Vauxcelles había bautizado al grupo formado por Matisse, su amigo Derain y él mismo como las bestias salvajes: "...mais c'est Donatell parmi les Fauves", dando así nombre al movimiento Fauvista.
Este cuadro forma grupo con otros dos similares pintados en el "Rat Mort" por Vlaminck y no porque Vlaminck fuera un golfo o un mujerigo amigo de prostitutas como lo era Lautrec sino porque sencillamente, Vlaminck trabajaba en esas fechas como violinista en la pequeña orquesta que animaba las veladas del “Rat Mort” y servía de acompañamiento a las depauperadas y somñolientas "danseuses" del cabaret, lo cual le permitía contemplar y tomar apuntes de aquel pintoresco lugar.
Hijo de músicos, Vlaminck había estudiado música de la mano de sus padres convirtiéndose en un buen violinista aunque no tardaría en reconocer que la música no era lo suyo y que su verdadera pasión era la pintura, pero, de su relación con la joven Suzanne Berly con la que se había casado en 1896, les habían ido naciendo tres hijas a las que había que alimentar por lo que, tenía que olvidar aquella pasión a ratos y buscar algo que les diera de comer. Por este motivo, Vlaminck alternó sus primeros años de pintor con la profesión de músico y con la de corredor ciclista, boxeador y novelista de historias eróticas, una de las cuales sería ilustrada por Derain. Cualquier cosa en la que se pudiera ganar dinero pues, con la pintura y hasta el famoso Salon de Otoño de 1905, no había visto ni un franco. A raíz de esta Exposición y a pesar de las malas críticas recibidas, la cosa cambió pues a los pocos meses el marchante Ambroise Vollard le ofrecía 6000 francos por toda la obra que tuviese en su estudio.
"La fille du Rat Mort" es, más que un cuadro, una caricatura inundada de ese color puro, como recién salido del tubo y que solo los fauvistas supieron dar a sus cuadros y en la que se nos muestra el sórdido mundo que se escondía tras las paredes de aquellos celebres antros representado en esa mujer de mirada triste, a medio desnudar o a medio vestir, con sus medias negras y sus ligas rojas y adornada con ese enorme y florido sombrero.
Al parecer, de las paredes del "Rat Mort" colgaban cuatro cuadros en los que aparecían escenas en las que los protagonistas eran ratas. Así en uno de ellos se veía el nacimiento de la rata, en otro la celebración de su matrimonio, en otro la orgía del banquete de boda y en el último de la serie, la muerte de la rata debido a la indigestión provocada por los excesos del banquete.
La moraleja se puede entender a través de la idea de que el hombre siempre es víctima de los placeres cuando se entrega a ellos de forma descontrolada.
Un vídeo sobre parte de la obra de Maurice Vlaminck pulsando aquí.
¡Qué interesante! Siempre me ilustras. :-)
ResponderEliminarY el cuadro es muy bueno. Saludos
Otro pintor interesante y desconocido para mí aúnque a decir verdad el nombre me sonaba. Nunca había acabo de entender lo de "fauvismo" y me había interesado en ello sin demasiado exito.
ResponderEliminar¡Gracias otra vez, El presley!
Ayer los cielos estaban espléndidos por lo tormentosos y vi los cielos de tu vídeo. Me dio que pensar. Cómo la variación de luces, que aquí casi nunca tenemos por nuestro mediterráneo atonal,puede influir en otros, en concreto, en Vlaminck. Los árboles rojos. Nada que ver con los rojos de las mujeres festivas. Mi abuelo a su sobria mujer la pintó, la tengo encima de mi pantalla, con ojos ojerosos de rímel corrido, mirada interrogante, labios cansados y gorro a rayas negro y rojo. Gracias.
ResponderEliminarQué curioso lo que cuentas y que forma tan intaresante de hacerlo.
ResponderEliminarTú blog es magnifico!Enhorabuena!
Elvira:
ResponderEliminarMe alegra que te haya resultado interesante. Lo intento aunque no siempre lo consiga.
Un saludo y gracias por tus visitas y comentarios.
Gloria:
ResponderEliminarNo es un pintor que ruede demasiado. La primera vez que se expuso algo de él en España creo que fue en 2009 en Caixaforum (Madrid) en una exposición titulada "Maurice de Vlaminck, un instinto fauve. Pinturas de 1900 a 1915" de la que hay algún video en la red.
Me alegro que hayas conseguido conectar con el fauvismo a través de este humilde post.
Gracias a tí por tu visita.
Me tienes que aclarar eso de los rojos de las mujeres festivas. ¿Los colores del champan?
ResponderEliminar¿Tu abuelo era pintor?
Ardo en deseos de ver ese retrato de tu abuela. Eso de los ojos ojerosos, el rimel corrido, la mirada interrogante y los labios cansados (?) me da que pensar. ¿La pintó después de una larga noche de amor o tal vez venía de hacer footing?
Tampoco me imagino el gorro fauvista a rayas negras y rojas.
Por favor. Publica esa foto en tu blog y me la apropio con tu permiso.
Saludos y gracias a ti por tus visitas.
Muchas gracias por tus elogios y por tu visita a este blog.
ResponderEliminarBienvenido y vuelve cuando quieras. Un Saludo.
Yo creo que siempre consigues contarnos historias interesantes y muy entretenidas. Muy ilustrativas y muy bien contadas (no sólo te quedas en el intento). El fauvismo es un movimiento pictórico que atrae mucho a la mayoría de los espectarodes por lo colorista que es, aunque ya sabes: mejor sin etiquetas. Y si puede ser sin moralejas, mejor también.
ResponderEliminarEn mi familia casi todos, menos yo, también se dedican o se han dedicado a la pintura.
Espero que no te perderás la exposición del Hermitage que hay en el Prado. Me muero de ganas de leer tu crónica.
Un abrazo.
Tuconmigo:
ResponderEliminarMe encanta eso que dices de que siempre consigo contar cosas interesantes y entretenidas aunque piense que hay mucho de caridad en tus palabras. "Dame limosna mujer que no hay mayor desgracia que ser ciego en ..."
No puedo sustraerme a ponerle etiquetas a los diversos movimientos pictóricos que han habido. La historia del Arte está escrita y para bien o para mal hay una pintura denominada barroca, renacentista, impresionista, fauvista, surrealista, etc. etc.
Toda ella es pintura igual que comentabas el otro día que toda poesía es poesía, pero, está ya catalogada, definida, a la hora de hablar de un estilo o de un movimiento que ya pasó.
Una maravilla vivir rodeada de artistas. La pintura y la música son mis dos pasiones frustadas cambiadas por el sustento más seguro que me ofrecía la técnica pura y dura aunque a los pinceles le pego algo de vez en cuando.
Intentaré hacer una escapada a los Madriles (vivo en la Comunidad Valenciana) para ver la exposición del Hermitage antes de finales de marzo.
Un abrazo y gracias por tus comentarios.
Lo de mi abuela colgada en internet no se me había ocurrido, aunque sí tenía previsto un blog dedicado a la obra dispersa de mi abuelo, con circunstancias que no vienen al caso en este blog de reconocidas figuras, pero orgullosa de que participara activamente, a pesar de su muerte cuando solo tenía la treintena, en una etapa muy especial de la creación de la modernidad. Lo del footing seguro que no era una actividad normal en aquella época, a pesar de las moderneces. Y la contraposición entre las mujeres festivas y las otras es algo que sale de tu relato, o al menos así me lo ha relatado yo. Y el rojo...igual pongo un fragmento del gorro en mi blog. Saludos.
ResponderEliminarQué increíble lugar debió ser ese "Rat Mort", y luego las escenas de ratas debieron verse geniales ahí colgadas.
ResponderEliminarEn lo personal, esta técnica me aterra, son tan violentos los trazos que parecen fueran de parafina derritiéndose. Pero el colorido es incríble. Interesante la pintura, sobre todo por la historia que nos compartes.
Un abrazo!
Este nombre de Rata Muerta me hace recordar la cafetería El Mosco, que queda cerca de la facultad de Veterinaria. Claro, no es que uno coma moscos: pero era un asco. Me gusta en fin la mirada de esta chica, con su expresión de 'esto es lo que hay: no vamos a hacer una escena'. También he quedado muy contento con esta historia que nos cuentas, y me uno a las felicitaciones de los otros comentarios.
ResponderEliminarSaludos.
Debían de pasar bastante hambre pero el mundo bohemio, genial y descubridor debía aportarles un alimento espiritual que compensaba con creces el físico.
ResponderEliminarA mí personalmente de los fauves me gusta Mattisse, aunque la verdad es que fue un movimiento que duró poco más de tres años.
Un abrazo.
E.C.Pedro pienso que debe ser normal que haya moscos si está cerca la Facultad de Veterinaria.
ResponderEliminarSí, la verdad es que la mujer, un poco destartalada, tiene una cierta cara de resignación hacia el mundo que le ha tocado vivir. Nunca sabremos su historia real pero su imagen nos permite reconstruirla a nuestra manera.
Un saludo y gracias por tus visitas.