Henry Rousseau fue un pintor autodidacta. Nacido en 1844 en una familia humilde no pudo asistir a ninguna escuela de arte y de los varios empleos en los que trabajó, el más duradero fue el de recaudador de impuestos en el Servicio Municipal de Aduanas de París del que le vendría el mote de "El Aduanero" que años más tarde le pondría el escritor y amigo, Alfred Jarry.
A los 49 años abandonó su trabajo para dedicarse de lleno al mundo de la pintura y en el que nunca llegaría a ser un pintor demasiado valorado pero en el que dejaría una obra singular y con un estilo único aunque se le haya encuadrado generalmente dentro del "naif" y por algunos en el post-impresionismo francés y hasta en el surrealismo.
Dentro de su obra más singular destacan sus lienzos selváticos, pertenecientes a lo que él denominó como su "serie mejicana" y de la que llegó a propalar el bulo de que los había pintado en las selvas americanas cuando la realidad es que Rousseau jamás salió de su Francia natal.
Estos famosos cuadros, como el que hoy comentamos, fueron pintados en su estudio y para su creación se valió de los apuntes que tomó y los paseos que realizó por el Jardin des Plantes y por el Museo de Historia Natural de París, así como, de revistas, viejas fotos de viajes y colecciones de tarjetas postales.
En este cuadro - el último que pintó antes de su muerte ese mismo año - retrata a una mujer desnuda que según un poema que adjuntó al cuadro, él denomina Yadwigha, y que está recostada en un sofá francés tipo “Louis Philippe” - idéntico a uno que él teniá en su atelier - colocado en una jungla exuberante de vegetación entre la que se mueven los leones, los pájaros exóticos, un elefante y alguna serpiente. Casi en el centro del cuadro y confundido con la vegetación se ve a un indígena tocando una flauta, muy al estilo de los encantadores de serpientes y por los que Rosseau parecía sentir una gran atracción pues ya había colocado un personaje similar en un cuadro anterior denominado “La encantadora de serpientes.”
Rousseau explicó su cuadro diciendo que este es la representación de un sueño. La mujer, Yadwigha, ha quedado dormida en su sofá y sueña que está en la selva, rodeada de animales y escuchando la música del encantador de serpientes.
Para Rousseau existían otros mundos pero estaban en él, en sus ensoñaciones. El mismo lo reconocía cuando afirmaba: "Cada vez que estoy en estos invernaderos y veo las extrañas plantas que existen en tierras exóticas, siento que estoy entrando en un sueño."
Este cuadro pintado en 1910, se exhibe en el Museum of Modern Art (MOMA), New York.
Es verdad que tiene una obra singular y con un estilo único. Sí, es muy onírico. Me atrae, pero nunca colgaría un cuadro suyo en mi casa, creo. Me resultan inquietantes.
ResponderEliminarSaludos
Pues no es que sea uno de mis pintores favoritos pero creo que si me lo regalasen no le iba a hacer ascos. Algún rincón de mi humilde morada buscaría para él.
ResponderEliminarEs más inquietante el de "La encantadora de serpientes" ¿No te parece?
Saludos.
Admiro especialmente a los autodidactas en el arte; dedicarse a este "oficio" guiados sólo por la necesidad de crear, la intuición y el trabajo solitario debe ser una tarea difícil en la que es imprescindible una buena dosis de fuerza de voluntad y mucho amor hacia la pintura.
ResponderEliminarEn mi ciudad contamos con un museo internacional de arte "naif", te envío este enlace (no he encontrado mucho en la red) a ver que te parece. Saludos.
http://www.dipujaen.es/conoce-diputacion/areas-organismos-empresas/areaC/centro-cultural-palacio-villadompardo/arte-naif/
Un saludo
No tenía ni idea de la existencia de este Museo en Jaén y tampoco había oído hablar del pintor Manuel Moral Mozas.
ResponderEliminarLa verdad es que conozco todas las capitales importantes de Andalucía menos Jaén, por cuya provincia si que me he paseado varias veces sobre todo por Úbeda y Baeza, por lo que ya tengo un buen pretexto para darme una vuelta por tu ciudad.
He visitado la página del museo y me ha parecido un lugar francamente bello ese Palacio de Villardompardo. Es una pena que no ofrezca una galería detallada de la obra de los pintores allí expuestos. De la obra de Moral he encontrado muy poco en Internet pero lo que he visto me ha resultado simpático y me imagino que muy localista.
Como tu dices, es admirable cuando el artista es un autodidacta. Lo mejor de su trabajo es que al no estar sujetos a los cánones academicistas llegan muy bien al corazón de los que miran, leen o escuchan su obra, sobre todo si esta es buena.
Un saludo y gracias por tu visita.