Los diversos viajes que Matisse realiza entre 1906 y 1912 a Argel, España y Marruecos con una visita intermedia a la exposición de arte islámico que se celebraría en Munich en 1910, van generando un poso de admiración por todo lo referente al arte musulmán que se traducirá en su obra posterior.
En Argel, adonde viaja en 1906, concretamente a Biskra, se provee de diversos objetos de cerámica y enseres típicos de la zona, entre ellos una alfombra beréber que aparecerá después en muchos de sus cuadros con temática oriental. A España llega en 1910 y visita varias ciudades, entre ellas Granada y su Alhambra, donde firmará en el libro de visitas el día 11 de diciembre y donde quedará vivamente impresionado por la fastuosa demostración del arte nazari que ese palacio encierra. Su visita a Marruecos, a principios de 1912, terminará de confirmar ese entusiasmo y la admiración que siente por el arte islámico y que se traducirá en esa producción pictórica que abarcará prácticamente desde 1921 a 1935 y que comprenderá una serie de lienzos, grabados y esculturas de sus odaliscas, un motivo que el repetirá casi hasta la saciedad intentando reflejar ese mundo erótico de aquellas mujeres que él afirmaba haber visto en su viaje a Tánger.
De ese periodo es su "Odalisca con magnolias" un lienzo en el que Matisse representa a una de esas odaliscas recostada sobre una tumbona de rayas, en una pose muy sensual, resguardada de miradas ajenas por un biombo decorado con una tela de flores azules y delante del cual aparece un jarrón con unas magnolias, una flor que parece indicar la belleza y los secretos que el cuerpo de esa mujer encierran.
El cuadro, propiedad de un coleccionista privado, fue pintado hacia finales de 1923 en el estudio que Matisse había alquilado en 1921 y que ocupaba toda la tercera planta de un edificio situado en la Place Charles-Felix en Niza, ciudad en la que permanecería de continuo hasta 1930, una ciudad a la que volvería sucesivamente y en la que moriría en 1954.
La modelo que posó para él fue una tal Henriette Darricarrere, una joven que tenía diecinueve años cuando el la conoce en 1920 y que sería su modelo exclusiva hasta 1927 y la mujer representada en prácticamente todas las odaliscas pintadas, dibujadas y esculpidas en esos siete años por Matisse.
Henriette Darricarrere era una mujer con una gran vena artística que cursaba estudios de música, tocando el violín y el piano con una cierta soltura, y que también había tomado clases de danza, habiendo llegado a actuar como bailarina en algunos escenarios hasta que, según cuentan algunos historiadores, padeció una crisis de pánico escénico que le había obligado a abandonar sus actuaciones en público.
Henriette acababa de llegar con su familia a Niza procedentes de Dunquerque en un intento por huir de las secuelas de la guerra y había comenzado a trabajar en los Studios Victorine, unos estudios que había establecido en Niza el director de Hollywood, Rex Ingram, montados especialmente para su estrella Rodolfo Valentino y que habían convertido a Niza en el llamado "Hollywood de Francia" durante los años del llamado cine mudo. A esos estudios acudía Matisse, frecuentemente, a contratar extras que posasen como modelos para sus cuadros y allí conoció a Henriette a la que contrataría y con la que mantendría una relación casi familiar durante un periodo de más de siete años.
Ella era una mujer hábil, con un cuerpo casi atlético y formada como bailarina por lo que se amoldó muy bien a las, a veces, complicadas poses que Matisse diseñaba para ella adoptando una gran variedad de personalidades acordes con los atuendos y escenarios que el pintor le preparaba en aquel estudio repleto de alfombras, biombos, colgaduras, bastidores y objetos orientales.
Henriette se hizo gran amiga de Marguerite, la hija de Matisse, y de su mujer, Amelie, que la considerarían como una más de la familia compartiendo con ellos, vacaciones en otros lugares de Francia, salidas campestres y hasta viajes a París. La marcha de Henriette en 1927 para casarse con un joven al que Matisse, enfadado por la brusca separación de su modelo, denominaría como un "chico local con pobres perspectivas", le provocó al pintor una gran depresión que algunos han creído ver representada en el último cuadro que pintó de Henriette "Mujer con velo" en la que aparece totalmente vestida y con una expresión de tristeza en su cara medio cubierta con un ligero velo musulmán.
Henriette sería sustituida unos años después por otra modelo fija, Lydia Delectorskaya, una rusa de ojos azules y rubios cabellos que le conquistaría el corazón al viejo Matisse y provocaría los celos y más tarde la separación de su mujer Amelie.
Como dato curioso contar que una hija de Henriette, una tal Claude Plent, posaría también para Matisse con solo 12 años representando a la Virgen en la decoración de la Chapelle du Rosaire en Vence, Francia, unos años después allá por 1940.
Magnífico ese video que nos has dejado y en él se ve lo que comentas de las posturas,algunas son difíciles de mantener, jjejeje.
ResponderEliminarUna de las que más me han gustado es esta de las magnolias.
Bueno, la postura esta es bastante cómoda pero si te toca posar de pié, con los brazos en alto y sosteniendo un jarroncito por encima de tu cabeza durante un par de horas empieza a ser cansadete, eh? Bueno me alegro que te haya gustado. Saludos.
EliminarAmigo Presley!!! Has estado ausente tanto tiempo que ni siquiera me había percatado de que has vuelto, y por lo que veo con fuerza y ganas. Me alegra, sabes que siempre me han gustado mucho tus historias.
ResponderEliminarLas odaliscas de Matisse son una de mis debilidades, por su colorido, su composición, la libertad con la que están pintadas y porque hasta casi puede respirarse el aire de algunos de esos habitáculos. Gracias, amigo. Luego leeré más despacio el resto de tus entradas.
Un abrazo
Gracias querida Monalisa por tus cariñosas palabras. Es verdad que he tenido el blog un poco apartado pero creo que esto es debido a un problema de relación y de creación que nos suele ocurrir a casi todos los blogueros. Influye mucho en que andes ocupando tu tiempo libre en determinadas etapas y que esas otras cosas no te lo absorban totalmente. En fin. Gracias por volver a pasar por aquí.
EliminarUn abrazo.
He leido que Matisse decía " se dice que todo mi arte viene de la inteligencia. No es cierto, todo lo hice por pasión". Realmente,basta mirar sus odaliscas para comprenderlo.
ResponderEliminarUn abrazo
No conocía ese comentario de Matisse pero creo que es totalmente acertado. Su pintura es toda pasión.
EliminarUn abrazo.
La sabana que viste su sexo parece también la flor de la magnolia. Me gusta mucho. ¿Cuánto vale?
ResponderEliminarBueno, la verdad es que a veces la mirada del espectador es más creativa que la del propio creador. Si te refieres a cuanto puede valer este cuadro no tengo ni idea pero para hacernos una idea te puedo comentar que este mes Sotheby's subasta una de las odaliscas de Matisse, la "Odalisque au fauteuil noir" que se espera alcance los 15 millones de euros. Una pasta.
EliminarMe gustan los fondos que utilizaba y todo el resto de la decoración por sus vivos colores tales como es el arte islámico.
ResponderEliminarEl vídeo muy bueno.
Un abrazo.
La verdad es que esta serie de las odaliscas es un auténtico derroche de color. Quedan bien cualquier rincón ¿verdad?. No me importaría tener una en la pared del salón. Aunque fuera pequeñita.
EliminarUn abrazo
Es una pintura carnal y optimista. El hedonismo sin culpa se refleja en el cuerpo y la expresión de la modelo. Me encanta.
ResponderEliminarRealmente es una pintura tan colorista que como tu dices, su sola observación produce una sensación de optimismo. Con respecto al hedonismo de las odaliscas no lo tengo tan claro. Me imagino que su condición de esclavas o concubinas les marcaría con un poso de amargura.
EliminarUn saludo y gracias por tus visitas.
Como toda la obra de Matisse (aunque exagere un poco) esta Odalisca y su modelo formaron un dúo con tal personalidad artística que pintor y modelo sufrieron una compenetración casi perfecta: ahora quiero que expreses sensualidad... ¡Ahí va!! Ahora pasión y enfado... ¡De acuerdo!, etc. Es la perfecta conjunción para que las poses no varíen de un día con el siguiente. Elpresley, cada día te superas al traernos un arte tan vivo como los textos que escribes de él. Mis felicitaciones.
ResponderEliminarUn abrazo, elpresley.
Muchas gracias por tu visita y tus siempre inteligentes y elogiosos comentarios. Un abrazo.
EliminarTomando los viejos temas clásicos de Ingres, por poner un ejemplo, Matisse los reactuliza a nuevas técnicas pictóricas, centrándose en el impacto de la mancha de color frente a la línea y la sensualidad de la modelo, al margen de hacerla corpórea y cercana, casi como una escultura primitiva.
ResponderEliminarUn saludo
Bienvenida de nuevo a este blog. Tus comentarios siempre cultos y acertados enriquecen este humilde blog. Gracias por tu visita.
EliminarUn cordial saludo.
No me extraña que su visita a la Alhambra de Granada supusiera fuente de inspiración para él. Allí la imaginación vuela sin dificultad.
ResponderEliminarUn saludo.
Totalmente de acuerdo contigo. Gracias por tu visita.
EliminarUn saludo.