Santiago Rusiñol marcha a París en 1889 abandonando a su mujer y a su hija en busca de la libertad artística que desde joven - según relataba el mismo - le había sido coartada por su abuelo, su tutor desde la temprana muerte de sus padres y enemigo acérrimo de todo lo que le relacionase con el arte. En París entrará en contacto con el ambiente artístico de la ciudad a la vez que profundiza sus estudios de pintura en la Societé de la Palette. En esta ciudad compartirá vivienda en Montmartre, en la Rue Lepic, justo encima del Moulin de la Gallete, con sus amigos, el periodista Miguel Utrillo, el grabador Ramón Canudas y el escultor Enric Clarasó, a los que se uniría algo más tarde el pintor Ramón Casas.
En París vivirá el ambiente bohemio de los cafés nocturnos y de sus cabarets plasmando su ambiente en los lienzos que pintará en esa época, así como, el de los espacios urbanos cercanos a Montmartre. A sus amigos Casas y Utrillo los retratará en numerosas ocasiones en la puerta y en el parque del Moulin de la Gallete. En París conoce el amor de varias mujeres, entre ellas una modelo llamada Clotilde Pignel con la que llegará a mantener una larga relación hasta 1894. También en París desarrollará una adicción a la morfina a raíz del tratamiento seguido para aliviar los intensos dolores que padece como secuela de un grave accidente sufrido al poco de llegar a esta ciudad, una adicción que acabará influyendo en gran manera en su vida personal y evidentemente, en su pintura.
A finales de 1892 Rusiñol viaja a España y recala en la localidad catalana de Sitches, lugar del que se había enamorado anteriormente, y donde aprovecha para comprar una villa en la que decide montar su estudio y trasladar allí sus obras de arte, sus antigüedades y sus objetos de hierro dando nombre al lugar que se denominará más adelante como Cau Ferrat.
Después de una larga temporada en Sitges, Santiago Rusiñol vuelve a Paris a finales de 1893 y será en esta nueva etapa en la ciudad parisina cuando Rusiñol pinte el cuadro que hoy visitamos, "La novela romántica", una obra realizada bajo la óptica simbolista, no tanto en cuanto a la forma sino a la puesta en escena, un simbolismo que caracterizará su producción parisina y que muchos consideran muy influida por la obra de los pintores James McNeill Whistler y Puvis de Chavannes y también por la dramaturgia simbolista de Maurice Maeterlinck y del noruego Henrik Ibsen.
"La novela romántica" la pinta en 1894, en el nuevo estudio que Rusiñol alquila en París, un apartamento ya más lujoso que los de su anterior etapa parisina, situado en el nº 53 del Quai de Bourbon en plena Île de Saint-Louis y que compartirá con Ignacio Zuloaga, Pablo Uranga y el crítico de arte, Josep María Jordá. En él vemos a una mujer totalmente vestida de negro - una imagen que Rusiñol repetirá con frecuencia - que sostiene en sus manos un libro, una novela romántica según nos indica el pintor y que parece haber interrumpido su lectura por la aparición de algo o alguien al que nosotros no vemos pues pertenece al plano del espectador. El cuadro, muy intimista, concentra las miradas en el rostro de esa mujer que destaca sobre el blanco de esa chimenea que domina la estancia, apenas iluminada esta por el resplandor del fuego y de la luz que penetra por algún ventanal hacia el que ella mira y que se refleja en su rostro, en el espejo y en los adornos de escayola que enmarcan la chimenea.
La mujer que aparece en el cuadro era una modelo llamada Stéfanie Nantas, una joven que posaría para Rusiñol en muchos de sus mejores cuadros de esta etapa parisina y a la que él conocería seguramente a través de su amigo Eric Satie, un músico y compositor que estaba francamente enamorado de esta mujer y a la que dedicaría una de sus luego famosas composiciones, el vals lento "Poudre d’or". A Stéfanie Nantas la retratará Rusiñol en "Perfil de mujer" (MNAC, 1894) (ver), en "Melancolía" (Colección privada, 1893-1894) y en "La señorita Nantas" (Museu Cau Ferrat,1894) vestida en todas ellas con un traje negro parecido al que luce en "La novela romántica". También la retrata en "La Romanza" (MNAC, 1894) (ver), esta vez con un llamativo traje color vino y en el que aparece tocando el piano mientras Eric Satie la observa complacido, así como, en las dos obras que Rusiñol dedicará al mundo de la drogadicción, "Antes de tomar el alcaloide" también conocido como "La medalla" (Museu Cau Ferrat,1894) y "La morfinómana" (Museu Cau Ferrat,1894), su cuadro más conocido y en el que Stéfanie Nantas aparece tumbada en su lecho, cubierto este con una especie de colcha amarilla, símbolo utilizado en la pintura para indicar una próxima muerte o la enfermedad, y después de haberse inyectado la morfina que parece ir haciendo efecto, relajando su rostro mientras una de sus manos sujeta, todavía crispadamente, las sábanas de ese lecho.
"La novela romántica", para muchos, incluido el propio Rusiñol, "el mejor cuadro salido de sus manos", fue todo un éxito en su presentación junto con "La romanza" en la Segunda Exposición General de Bellas Artes de Barcelona celebrada en 1894 obteniendo un gran éxito de crítica y de público y un diploma del certamen. El cuadro fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona y hoy se puede contemplar en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC)
Rusiñol regresaría al año siguiente a España, a Sitches, donde emprendería una nueva etapa pictórica y también vital después del reencuentro con su mujer, Luisa Denis, la cual había acudido junto a él para ayudarle a superar su drogadicción y una grave enfermedad renal que le aquejaba.
De Stéphanie Nantas poco más sabemos a excepción de que, en 1908, figuró como testigo en la boda del pintor Alfredo Muller con Marguerite-Marie Thomann, una antigua modelo de Puvis de Chavannes, una boda a la que también asistieron como testigos el compañero por esas fechas de Stephanie Nantas, el pintor Egisto Fabbri, su eterno amigo el compositor Erik Satie y el diseñador y humorista, Jules Depaquit.
Puedes ver un agradable video sobre la obra de Santiago Rusiñol con música de Eric Satie, su famosa "Gnossiennes - No. 6", pulsando aquí.
Santiago Rusiñol uno de mis favoritos!, había leído un poco la historia de él pero con tu publicación has ampliado mis conocimientos, también le he copiado algunos dibujos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maravilloso artículo elpresley. Ganas de visitar el Museo Nacional del Arte de Cataluña y contempalr esta obra maestra. Buenas noches.
ResponderEliminarRusiñol sin duda que lo habré estudiado, pero no debió dear mucho poso en mí, ya que sólo recordaba el nombre.
ResponderEliminarAhora gracias a ti y a la música de Satie, que hace del video una gozada, no se me olvidará, esas mujeres de negro con esa seriedad tan severa....seguramente sería eso lo que me hizo olvidarlas, me traen a la memoria la atmósfera opresiva de "La casa de Bernarda Alba". Sin embargo en este cuadro que nos muestras me encanta el resplandor que sale de la blanca chimenea, del tapizado blanco del sillón y de la tenue luz de las llamas, todo junto aunque potencie la figura negra de la modelo, también la suaviza.
Gracias por tu saber hace y trasmitir.
Vivió una época de grandes promesas y cambios culturales. Era un personaje con mucha retranca, su ironía y rechazo por la vida de la burguesía catalana quedó bien plasmada en la novela Auca del senyor Esteve. Hay un montón de anécdotas que se le atribuyen, siempre tocadas por su estilo poco dado a las convenciones. No conocía esta pintura.
ResponderEliminarExtraordinario artículo, elpresley. Además de una documentación pormenorizada y el vídeo de una calidad de imagen y música excepcionales, la belleza y explicación del cuadro objeto de estudio es tan sencilla como importante. Diría que la sorpresa por vernos aparecer en su salón preferido cuando se encuentra leyendo un libro romántico que, personalmente, creo que le gusta poco por la posición de las páginas y la falta de brusquedad en la armonía del todo, a pesar de nuestra presencia inoportuna, nos muestra la sabiduría de Rusiñol. He apreciado su obra en Sitges y es tan extraordinaria como la describes, tras las penalidades que tuvo que padecer, su adicción y enfermedad. Mis felicitaciones.
ResponderEliminarUn abrazo, elpresley.
De Rusiñol, un personaje para mí de lo más atrayente, se decía, incluso lo afirmaba él mismo, que era mejor escritor que pintor. No soy quién para juzgarle en este sentido, pero en lo que se refiere a los pinceles, a pesar de estar un escalón por debajo de su amigo de fatigas Ramón Casas, era un genio. Poco valorados en la actualidad (ambos se merecen una exposición de importancia nacional), su obra se puede contemplar en el MNAC y en Montserrat, al margen de la gran obra de Casas que se encuentra en el Círculo del Liceo de Barcelona. El resto se encuentra disperso en colecciones privadas.
ResponderEliminarLa obra de Rusiñol se caracteriza por el intimismo, por la profunda serenidad y melancolía que destila, tanto a la hora de representar una escena hogareña como ésta, un Pati Blau de Sitges o los jardines de Aranjuez. ël era así, Un mar de contradicciones en un hombre de gran sentido del humor a la vez que una tristeza interna amarrada hasta el tuétano.
Un saludo
París era la meca de todos los artístas de la época. No quiso ser excepción Rusiñol, que por cierto estuvo bien acompañado.
ResponderEliminarUn saludo.
Hace unos meses visite la exposición El Greco la mirada de Rusiñol en la Fundación Godia en Barcelona y el caso es la guía especialista en la pintura de Rusiñol nos comento muchas curiosidades sobre los cuadros y pintor. La que más me impresiono fue el saber que este cuadro que menciona "La morfinómana" que yo como usted creía lo que aquí he leído. Bien lo que conto es que la modelo por usted también descrita no era drogadicta como hasta hace poco se creía sino más bien una prostituta que le pagaban por posar, se cree que ese día como tantos otros subió y espero pero como no se ponían de acuerdo en la composición del cuadro y ella estaba con fiebre o se encontraba fatal así que mientras ellos discutían ella se metió en la cama a esperar,( y en eso que Rusiñol la vio y se acabo la discusión) pues lo que vio plasmo dejando para la posteridad esta gran obra.
ResponderEliminarNo sé si será cierto quiero pensar que estaba más que informada ya que la emoción que trasmitía en sus comentarios por los dos pintores era comparable a ese mar de sensaciones que una siente cuando miras esas obras de arte colgadas en una misma estancia que es difícil de explicar a quien lo las sienta. Cuando salí de la exposición no sabía que me había gustado más si las obras en sí mismas o la disertación de la guía.
Un cordial saludo y perdón por la extensión.
Bueno, creo que en mi entrada yo no digo que Stephanie fuera morfinómana, sí lo era Rusiñol y usó a su modelo Stephanie Nantas para pintar esos dos lienzos como una crítica a la drogadicción. Que la modelo estaba enferma cuando Rusiñol la pinta parece que fue cierto pues así lo recoge Vinyet Panyella en su libro "Paisatges i escenaris de Santiago Rusiñol: París, Sitges, Granada" (Pag 65) “….peró després de les sessions inicials, la Nantas es posá “malalta de gravetat” i ….”
EliminarMe suena que también lo cuenta Laplana en su libro “Santiago Rusiñol: el pintor, l’home” pero no lo he terminado de encontrar.
Que Stephanie Nantas fuera una prostituta podría ser aunque no aparece como tal en las pocas referencias que de ella existen.
Un saludo y gracias por tus visitas y comentarios.
Leemos con mucho interes los comentarios de su blog sobre Stephanie Nantas desde la Asociacion de Amigos de Alfredo Müller en Estrasburgo (http://www.alfredomuller.info/). Confirmamos la relacion entre Müller, Rusinyol, Satie, etc y estariamos encantados de compartir mas elementos si pueden ser de interes (alfredomuller.peintre.graveur@gmail.com).
ResponderEliminarUn saludo y gracias por los comentarios.
Muy agradecido por su ofrecimiento que tendré en cuenta para futuras entradas sobre Alfredo Müller. Saludos y gracias por la visita.
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