Es este un cuadro muy conocido y ampliamente explicado pero nada nos impide volverlo a describir y que nos sirva de soporte para el que veremos el próximo día.
Titulado como "El estudio del pintor" goza de otro subtítulo más largo: "Una alegoría real y determinante de una fase de siete años de mi vida artística y moral" y eso es lo que Courbet pretendió al pintar este cuadro, realizar una alegoría que fuera un resumen de los últimos años de la vida artística y del mundo y la sociedad que rodeaba al pintor.
"Todo el mundo viene a mí para ser pintado" dicen que dijo Courbet. Ese mundo que está en el corazón del pintor y que él piensa que debe ser plasmado en el lienzo es el que Courbet pinta en este cuadro. Los amigos, la verdad, la inocencia, la poesía, la crítica, la miseria, los explotados y los explotadores, el amor, la muerte. Todo esto cabe en este gran cuadro del pintor que descubrió y pintó el origen del mundo.
En el centro del cuadro vemos a Courbet sentado ante el lienzo y pintando un paisaje que corresponde al parecer a Ornans, una localidad situada en la región de Franco Condado. A sus espaldas, una mujer desnuda que simboliza la verdad, observa el cuadro, al igual que lo hace un niño situado al otro lado del pintor y que se considera como el símbolo de la inocencia, el espectador puro y verdadero del arte.
A la derecha del lienzo están los amigos de Courbet. El hombre que lee es Baudelaire, simbolizando o representando a la poesía. Sentado en un taburete y observando la escena está Champfleury, el crítico de arte y defensor del realismo. Los cinco personajes situados al fondo corresponden al filósofo y político Pierre Proudhon, al mecenas y coleccionista Alfred Bruyas, al violinista e inquilino habitual del atelier, Alphonse Promayet, al escritor Max Buchon y a su íntimo amigo de la infancia Urbain Cuenot. Al lado de ellos una pareja se abraza simbolizando el amor.
A la izquierda, como si de la representación del Juicio Final se tratara, están los ajenos al arte, las distintas capas y oficios sociales. Allí se puede ver a un cazador, a una mujer dando el pecho y que representaría la miseria, dos judios representantes de su religión y del comercio, un sacerdote, un rico burgués y así hasta completar la relación de los treinta personajes que integran este cuadro según relataba en una carta dirigida a su amigo Alfred Bruyas antes de comenzarlo: "Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller.....”
Aparte de los personajes, numerosos objetos, animales y hasta una escultura o maniquí representando a un San Sebastian atravesado por las flechas y que se cree, simbolizaría La Academia, completan este famoso cuadro que, pintado en 1855, fue rechazado por el jurado del Salón de la Exposición Universal de 1855 en París y que Courbet expondría a modo de provocación en un pabellón individual situado enfrente de dicha exposición consiguiendo ser la expectación de la misma.
Este cuadro fue adquirido por 700.000 francos en 1920 por el Museo del Louvre gracias a la aportación de Amigos del Louvre, pudiéndose contemplar en el Musée d’Orsay, Paris, donde se conserva actualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario