miércoles, 18 de mayo de 2011

La Princesa Arthchild Gourielli-Helena Rubinstein - Salvador Dalí


Helena Rubinstein, (1871-1965), fue una judía polaca que revolucionó el mundo de la cósmetica levantando un gran imperio basado en los productos para embellecer el rostro de las mujeres y que la convertiría en multimillonaria gracias a su hábil gestión para hacer de su firma una de las más importantes en dura lucha con su competidora, la canadiense Elizabeth Arden y algo más tarde con la neoyorquina Estée Lauder.

Nacida en Cracovia e hija de un modesto comerciante, emigró con solo dieciocho años a Australia donde vivía un tío suyo en una granja en la ciudad de Coleraine, en el estado de Victoria. Cuentan que allí empezó a preparar sus cremas a base de leche de almendras, corteza de pino y hierbas aromáticas a las que le añadía la grasa de la lana de las ovejas que abundaban en la granja de su tío, la llamada lanolina. Su crema la empezó a comercializar de forma vecinal y ante el éxito obtenido abrió una pequeña tienda en Melbourne en la que se vendían diferentes variedades de sus productos.

De ahí a la fama solo pasaron unos cuantos años. Helena Rubinstein creaba en 1902 una sucursal de su firma en Londres, en 1906  en París y en 1912 estaba ya instalada en NuevaYork, todo ello a través de un complejo entramado empresarial formado por institutos, fábricas y laboratorios de cosmética.

Mujer multimillonaria, afincada en Nueva York, fue una gran mecenas y coleccionista de arte. Se cuenta que en su triplex de Park Avenue tenía, solamente en una habitación, siete Renoir colgados encima de una chimenea y que algunas de las alfombras del apartamento habían sido diseñadas por Miró en exclusiva para ella.

Al menos veintisiete retratos de Helena Rubisntein fueron realizados por grandes pintores del momento. A ella la retrataron el australiano William Dobell, que la plasmó en siete lienzos, Marie Laurencin, Graham Sutherland, Raoul Dufy, René Bouché, Marcel Vertés, Edward Lintott y Salvador Dalí entre otros.

De Salvador Dalí es el cuadro que hoy vemos y en el que pinta el busto de Helena Rubinstein integrado en un acantilado y amarrado a él por medio de las joyas y collares que adornan su cuello.

La obra se considera basada en el mito de Andromeda que será salvada por Perseo de morir devorada por un monstruo marino. En una de las rocas al pie del acantilado aparecen unas pequeñas figuras que representan a Venus y Cupido y que aportan el matiz erótico subyacente en toda la obra de Dalí.

Cuando Salvador Dalí pintó este cuadro (1943), Helena Rubinstein tenía ya 72 años pero, sin embargo, la pinta como una mujer joven y con un cierto parecido a Gala, la mujer de Dalí, tal vez para subrayar su joven espiritu y su fuerte carácter.

El titulo de "Princesa Artchild Gourielle-Helena Rubinstein" se lo asignó Dalí como alusión al apellido de su segundo marido, un tal Artchil Gourielli-Tchkonia, un individuo perteneciente a la nobleza georgiana y dentro de la que él mismo se había autoproclamado príncipe de Georgia.

Este cuadro, hasta la fecha perteneciente a la Fundación Helena Rubinstein, fue subastado el pasado día 5 de mayo y adjudicado en 2.658.500 dólares a un comprador anónimo, estando prevista la subasta de varias de las obras de arte existentes en dicha Fundación a lo largo del presente año.

La firma Helena Rubinstein fue adquirida en 1989 por el imperio L'Oréal, la firma de cosmética creada en 1907 por el químico francés Eugène Schueller.

2 comentarios:

  1. Bueno, desconocía toda la información sobre este cuadro, de hecho pensaba que la protagonista era Gala. Supongo que ambas mujeres tenían en común el hecho ser emprendedoras, con carácter y mecenas de las artes, imagino que estas cualidades debían ser muy motivadoras para Dalí, un auténtico genio y como él mismo exponía:
    "La pintura es sólo una minúscula parte de mi genialidad".

    Un saludo

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  2. Dalí fue un genio y un gran comercial. Adoraba el dinero. Ian Gibson sostiene que Helena Rubinstein le inspiraba la necesidad de pelear para intentar alcanzar las mismas cotas de riqueza que aquella mujer había conseguido.

    Un saludo y gracias por tu comentario

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