Era el año 1888. Pierre Degeyter ponía música a un verso de Pottier. Nacía el himno de las clases obreras, de los revolucionarios, el himno de los trabajadores del mundo. El himno socialista. "La Internacional". Millones de gargantas han cantado este himno desde entonces:
¡Arriba, parias de la Tierra!
En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión.
Del pasado hay que hacer añicos.
¡Legión esclava en pie a vencer!
El mundo va a cambiar de base.
Los nada de hoy todo han de ser.
Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la internacional……………
Han pasado ciento veinte años y la legión famélica sigue ahí y la opresión también. Lo peor es que, como cantaba Aute en su canción "La belleza": para los que antes iban de profetas, ahora, solo el éxito es su meta. Mercaderes, traficantes, más que náusea dan tristeza. No rozaron ni un instante la belleza.
Pintado entre 1929 y 1930 se conserva en el Deutsches Historisches Museum, Berlín.
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