Sentada en los escalones de entrada a su casa, la muchacha vestida de blanco recoge los reflejos del azul del cielo sobre las encaladas paredes manchándose toda ella de azul.
Tiene la mirada perdida en la lejanía, en el espacio vacío que dicen que es de color azul. Seguramente, sueña despierta con algún príncipe. Con algún príncipe azul.
Precioso cuadro, me gusta mucho. No sé si está a la espera de su principe azul, o simplemente recordando tiempos pasados, en cualquier caso es evidente que la pintura refleja que está meditando.
ResponderEliminarMuchas gracias Mariajo. Tomate lo que quieras. Esta noche estás invitada.
ResponderEliminarBello cuadro y precioso blog que hoy he descubierto.
ResponderEliminarPreciosa esta reseña para un cuadro muy bello. Abrazos.
ResponderEliminarGracias amiga Luna por tu comentario en este post ya perdido en el tiempo.
ResponderEliminarAbrazos también para tí.
Es tuyo el cuadro... No? ¿Tienes más?
ResponderEliminarSí, es mío. Tengo demasiados y muchos más repartidos entre mis hijos, amigos, etc. Mi mujer me los tirará cualquier día a la basura.
EliminarNadie es profeta en su matrimonio... Son cosas de la vida.
ResponderEliminarA lo mejor es bueno que sea así... Sino el ego se te sube a la cabeza!!!!! Y da un resacón de muerte...