domingo, 7 de noviembre de 2010

La llegada - Cristobal Toral


Miró con desesperación el espectáculo que se ofrecía ante ella. El encargado de la consigna le había abierto el almacén y le había indicado que si reconocía la maleta que ella buscaba, le avisase. Él no podía hacer otra cosa. Hacía varias semanas que a los aeropuertos llegaban todos los días miles de maletas que jamás nadie recogería.

La epidemia era ya incontrolable.

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