A él le encantaba encerrarse de vez en cuando en el Pravda, aquel bar-cueva de Nueva York en pleno Soho. Tenía la sensación de estar cometiendo una actividad ilegal o prohibida. Tomarse un vodka en un bar que se llamaba igual que el antiguo periódico del Partido Comunista y decorado con ese cierto aire de clandestinidad le resultaba fascinante.
Bueno, la auténtica realidad es que preparaban unos cocteles de vodka con zumo de limón y unas hojas de menta que estaban deliciosos.
La última vez, él decidió tirar la casa por la ventana y compartimos una ración de "Sevruga del Caspio" para acompañar el segundo vodka.
Una buena noche, un buen lugar y un buen caviar.
Más obra de este pintor en su página web http://www.elinoreschnurr.com
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