Mientras Hockney pintaba a sus padres llegó a la conclusión de que cuando dos seres viven juntos durante cuarenta años o más, llega un momento en que ya no les es necesario hablar para comunicarse entre ellos. Hay una serie de gestos, movimientos y posturas que ya les son conocidas y que les indican cuál es el estado de ánimo del otro, y qué le duele y si quiere comer o dormir o pasear. Y es que, es toda una vida mirándose . ¿No?
David Hockney pintó este cuadro intimista en 1977, un año antes de la muerte de su padre. Se conserva en la Tate, Londres.
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