El "Café de Pombo" fue un modesto y sombrío Café situado en el número 4 de la calle Carretas, a escasos metros de la Puerta del Sol en Madrid.
En este Café montó su tertulia literaria en 1912 el escritor y periodista Ramón Gomez de la Serna, el inventor de las famosas "greguerías", un juego literario consistente en la construcción de una frase corta e ingeniosa para definir algo. A esta tertulia que se celebraba todos los sábados por la noche y que duraba hasta bien entrada la madrugada acudían un grupo de intelectuales amigos del escritor que se convirtieron en asiduos de lo que se denominó “La Sagrada cripta del Pombo” ya que, esta tertulia se celebraba en un pequeño reservado ubicado dentro del Café y a nivel inferior del mismo lo que le daba un auténtico carácter de cripta.
Al pintor Gutierrez Solana, amigo de Gomez de la Serna, le encargó este en 1920 que hiciera un retrato dentro del local en el que apareciesen los asiduos a dichas veladas y así nació este cuadro en el que si no están todos los que eran, si aparecen muchos de los que se reunían allí todos los sábados. En él están retratados de izquierda a derecha y rodeando a Gomez de la Serna que es el que se encuentra de pié, el escritor, periodista y crítico teatral, Tomás Borrás; el también escritor y periodista además de crítico literario y de arte, Manuel Abril; el ensayista, poeta y dramaturgo representante de la Generación del 27 y hombre de fuertes convicciones republicanas que le valdrían el exilio despues de la guerra civil, José Bergamín; el pintor santanderino discípulo de Puvis de Chavannes y gran amigo y protector de Solana y al que este pintaría en otro de sus lienzos, José Cabrero Mons; el poeta, ensayista y catedrático de filosofía, Mauricio Bacarisse; el propio Solana; el escritor y diplomático venezolano, Pedro Emilio Coll y el escritor y dibujante creador del semanario infantil Pinocho y gran amigo de Manuel Abril, Salvador Bartolozzi.
Todos los personajes aquí retratados muestran una expresión hierática y ausente adoptando una postura rígida y forzada y hasta la naturaleza muerta formada por los objetos esparcidos sobre la mesa parece tener más vida que los propios personajes. El predominio del color negro crea la atmosfera clásica de la obra pictorica de Solana, su inconfundible aspecto que él recrea en su serie de "La España Negra".
Este lienzo, una de las obras más emblemáticas del pintor y escritor José Gutiérrez Solana, ha sido noticia hace unos días al informar el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, museo en el que se conserva este cuadro, de la aparición de una pintura de motivo religioso existente bajo la ya conocida y consistente en el interior de una iglesia con un altar barroco y una figura arrodillada delante de él. Dicho descubrimiento fue realizado durante los trabajos de restauración de dicho cuadro al apreciarse la aparición de grietas y craquelados y ser sometido a unas pruebas radiográficas y ultravioletas previas.
Este cuadro estuvo colgado en el "Cafe de Pombo" hasta la desaparición de la tertulia debido al comienzo de la Guerra Civil Española pasando el cuadro a manos de Ramón Gomez de la Serna.
Seguramente, durante todo el tiempo que el cuadro estuvo presidiendo aquella tertulia, solamente el pintor sabía que debajo de aquellos personajes existía otro motivo pictórico, motivo que la técnica acabaría descubriendo casi cien años después de pintado.
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