miércoles, 14 de diciembre de 2011

Die Toteninsel III (La isla de los muertos) - Arnold Böcklin


Cuando en abril de 1880 Marie Berna visitó al pintor Arnold Böcklin en su estudio de Florencia, no se podía imaginar el simbolista suizo lo que aquella visita representaría para su futura obra y su prestigio como pintor.

Marie Berna-Christ era una viuda burguesa residente en Büdesheim, un municipio de la Renania-Palatinado y que acababa de formalizar sus relaciones con un conde alemán, el conde Waldemar von Oriola, y con el que iba a casarse en diciembre de ese mismo año.

Propietaria del castillo de Büdesheim que había heredado de su antiguo marido el Dr. Georg Berna, muerto hacía quince años a causa de una difteria cuando solo llevaban casados un año, había acudido al estudio de Arnold Böcklin, atraída por la fama que este pintor había ido adquiriendo en Europa a través de sus pinturas inspiradas en temas mitológicos, oníricos y fantásticos y con la idea de encargarle "un cuadro para soñar" -según sus palabras- y que le sirviese para redecorar alguna de las habitaciones de su mansión de Büdesheim donde viviría con su nuevo amor.

Una vez en el estudio, Marie reparó en una obra sobre la que estaba trabajando Böcklin y que representaba un misterioso islote que surgía en medio del agua y en el que parecían existir estancias dentro de la roca medio cubierta por unos gigantescos cipreses que crecían en el centro de la isla. Entusiasmada con el cuadro le pidió a Böcklin que le hiciera uno igual o parecido y quedó en volver dentro de unas semanas después de una gira que estaba realizando por Italia.

Böcklin aparcó el cuadro sobre el que estaba trabajando y que era un encargo de su mecenas en Frankfurt, Alexander Günther, y se puso a trabajar en uno de dimensiones algo más pequeñas pero con el mismo tema variando ligeramente los tonos y el tipo de estancias en la roca. A la vuelta de su clienta Marie Berna, esta quedó contenta con el esbozo del cuadro pero algo se debió de gestar en esa reunión pues Böcklin añadió posteriormente al cuadro una embarcación con un remero y una misteriosa figura de pie vestida de blanco ante un ataúd colocado de través en la embarcación.

¿Fue Marie la que dió la idea a Böcklin de añadir al cuadro ese traslado ceremonial de un difunto hacia aquella misteriosa isla?

Hans Holenweg, uno de los mayores estudiosos de la obra de Böcklin, en su articulo para el catálogo de la exposición que se celebró esta pasada primavera en el Palazzo Comunale de Fiesole con el nombre de "Isole del pensiero” en la que se mostraba una selección de obras de Arnold Böcklin, Giorgio de Chirico y Antonio Nunziante, indicaba que la idea de introducir en la barca una figura de pie y vestida de blanco y un ataúd atravesado en ella debió de surgir de Marie Berna como un recuerdo a su difunto marido. La figura blanca de espaldas no puede ser otra que la joven viuda en cuestión en el acto de rendir homenaje al difunto acompañándolo a su última morada, una isla con cámaras mortuorias donde reposar eternamente. Con este cuadro, Marie tendría un último recuerdo para el que fue su primer marido antes de iniciar su nueva vida con otro hombre.

Se sabe que Böcklin una vez terminado el cuadro para Marie, retomó la primera versión y le añadió la misma escena de la barca dirigiéndose hacia la isla, escena que repitió en otros tres cuadros similares a los dos primeros y que fueron pintados posteriormente y a los que denominó siempre como "La isla de los muertos" según queda testimoniado en una carta que Böcklin mandó a su mecenas Alexander Günther al terminar la primera versión desmintiendo así las teorías que atribuían a otros el título del cuadro

La tercera versión de "La isla de los muertos" es la que hoy hemos traído a este blog y en ella aparecen, como detalle curioso, las iniciales del pintor (AB) situadas sobre la entrada a una de las cámaras mortuorias, la situada en el extremo derecho del cuadro. Esta versión, la de tonos más claros de las cinco versiones pintadas por Böcklin, fue realizada a finales de 1883 ante la reiterada insistencia de Fritz Gurlitt, su marchante en Berlín, el cual la vendió al año siguiente a un particular pasando a manos de Adolf Hitler - un enamorado de la pintura de Arnold Böcklin - en 1936. La pintura permaneció en Berlín, en la antigua Cancillería del Reich, y al final de la Segunda Guerra Mundial, estuvo extraviada hasta que en 1980, Rusia la ofreció a la Alte Nationalgalerie en Berlín que la adquirió y donde se puede contemplar.

La cuarta versión, pintada sobre una lámina de zinc, era propiedad del barón Heinrich Thyssen-Bornemisza y fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial, durante un bombardeo alemán sobre la ciudad de Rotterdam al estallar una bomba en la residencia del barón. Se tiene referencia de ella gracias a unas fotos en blanco y negro. La quinta y última versión fue pintada en 1886 para el Museum der Künste de Leipzig.

Podríamos escribir mucho sobre estos misteriosos cuadros y su misteriosa isla pero necesitaríamos muchas páginas y mucho tiempo. Son miles los artículos que se han escrito sobre estas pinturas y mucha la influencia que ha ejercido el tema sobre pintores, escritores, compositores y cineastas. La isla de los muertos inspiró a Emil Nolde, Giorgio de Chirico, Max Ernst, Salvador Dalí, Ernst Fuchs, Fabrizio Clerici, Mauro Falzoni, Antonio Nunziante, August Strindberg, Sergei Rachmaninov, Max Reger y un largo etcétera de personajes ilustres desde 1880 hasta nuestros días.

Puedes ver algo más de la obra de Arnold Böcklin en este vídeo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Gabriele Münter - Kandinsky y Erma Bossi sentados a la mesa


Nacida en Berlín en el seno de una familia pudiente, Gabriele Münter (1877-1962), pintora representante del expresionismo alemán, es casi más conocida por su relación personal con el pintor Wassily Kandinsky que por su obra pictórica, cosa harto frecuente entre las mujeres pintoras de su época.

Formada artísticamente desde muy joven a través de las enseñanzas de maestros privados puestos por su padre marcharía con veinte años a Düsseldorf para continuar sus estudios  asi como a Estados Unidos donde pasaría otros dos años al cabo de los cuales volvería a Alemania instalándose en Munich y apuntándose en 1901 a la escuela de Arte Phalanx, una escuela creada por una asociación de pintores que aprovechaban dicho lugar para aprender y exponer en él y en la que expondría ese mismo año y por primera vez en su carrera pictórica, Wassily Kandinsky.

Kandinsky estaba casado por esas fechas con su prima Ania Tchimiakin pero, de su continua relación con Gabriele en la Phalanx, acabaría surgiendo entre ellos una atracción que hará que a los pocos meses de conocerse, Gabriele Münter se convierta en su amante con la promesa por parte de Kandinsky, once años mayor que Gabriele, de romper su matrimonio con Ania Tchiamiakin, promesa que irá demorando manteniéndose su relación adúltera durante más de diez años.

Desde 1903 viajan juntos por toda Europa exponiendo ambos en ciudades como París, Varsovia, Túnez o Berlín, y en 1908 compran una casa en la localidad de Murnau a orillas del lago Staffelsee, un lugar del que se habían enamorado en un viaje anterior por la Baviera.

En esta casa, bautizada por los lugareños como la "Russenhaus" (La casa rusa) pasarán grandes temporadas y allí prepararán parte de su proyecto de formación de la "Neue Künstlervereinigung" (Nueva Asociación de Artistas) un movimiento al que darán vida en 1909 en Munich junto a los pintores Alexei von Jawlensky, Marianne von Werefkin, Adolf Erbslöh y Alexander Kanoldt y que tratará de expresar la verdad espiritual a través de un arte intuitivo, espontáneo y símbólico, movimiento que se excindiría dos años después para formar el que se denominaría "Der Blaue Reiter" (El jinete azul) y que estaría encabezado por Kandinsky, Franz Marc, Macke y también Paul Klee.

Sería en 1912, en plena ebullición de este movimiento, cuando, aprovechando unos días de descanso en su casa de Murnau, pintaría Gabriele Münter el cuadro que hoy visitamos "Kandinsky und Erma Bossi am Tisch" (Kandinski y Erma Bossi sentados a la mesa).

En él, se ve a Kandinsky ataviado con una chaqueta o chaleco azul y unas curiosas tobilleras o calcetines cortados de color verde, sentado en la mesa del comedor de su casa mientras charla tomando un café con una amiga de la pareja, la pintora italiana Erma Bossi, una mujer comprometida también con el movimiento "Neue Künstlervereinigung" y que vivía a caballo entre Milán, París y Mónaco, visitando muy a menudo a sus amigos en especial cuando estos residían en Murnau. Desgraciadamente, solo unas pocas pinturas de Erma Bossi han llegado hasta nuestros días mostrando en su obra conocida una sucesiva influencia de artistas como Seurat, Matisse y Derain así como de los propios, Kandinsky y Münter.

El cuadro es un apunte, casi biográfico, de un momento íntimista destacando en él, su colorido, fruto de la influencia en Gabriele de Matisse y otros fauvistas, estilo que luego derivaría hacia la abstracción.

La primera Guerra Mundial hará que Münter y Kandinsky marchen a Suiza pero la condición de ciudadano ruso de Kandinsky le convierte en un potencial enemigo del país por lo que regresa a Moscú en 1914. Kandinsky, quién ya había obtenido el divorcio de Ania Tchimiakin en 1911, se casará en 1916 con la rusa Nina Andreyevskaya. El golpe para Gabriele Münter será dolorosísimo y ya no volverá a ver jamás a Wassily Kandinsky.

Gabriele Münter donó unos años antes de su muerte a la Galerie im Lehnbachhaus de Múnich una ingente obra consistente en obras de Kandinsky, Marc, Klee y de ella misma así como la correspondencia mantenida durante los años de relación con Kandinsky. Toda esta obra donada generosamente fue salvada del posible expolio del Naciolsocialismo durante la segunda Guerra Mundial gracias a ella que la conservó escondida en el sótano de su casa de Murnau a sabiendas del peligro que corría si hubiera sido descubierta por los nazis.

Gabriele Münter moriría en 1962 en Murnau y su casa, la "Münter-Haus", rehabilitada hace algunos años, se ha convertido en un museo en recuerdo de esta gran pintora y mujer.

Este cuadro se conserva en la Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau, München

Puedes ver más obra de Gabriele Münter en este agradable video.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Le Berceau - Berthe Morisot



"Dado el talento natural de sus hijas, mi instrucción no las convertirá en simples pintoras de salón, sino en auténticas artistas. ¿Se da usted cuenta de lo que esto puede significar? Será revolucionario, e incluso diría que catastrófico en un entorno burgués y elitista como el suyo¿Está segura de que no llegará a lamentar el día en el que permitió que el arte entrara en su casa, hoy un hogar respetable y apacible? ¿Se da cuenta de que el arte puede llegar a regir el destino de sus dos hijas?"

Con estas palabras se cuenta que se expresó el pintor Benoit Guichard cuando se dió cuenta del talento que para la pintura tenían sus dos alumnas, Edma y Berthe Morisot, a las que su madre, la Sra Morisot, había decidido convertir unos años antes, en 1858, en unas buenas pintoras con el objeto de que le hicieran un cariñoso regalo de cumpleaños a su padre.

No eran para menos las palabras de Guichard debido a los progresos que había observado en aquellas dos jóvenes y que ya reclamaban un profesor menos clasicista que Guichard, alguien que las formase en la pintura al aire libre, en una pintura que fuera capaz de reflejar en pocas sesiones lo que sus ojos veían a su alrededor.

Abandonados los estudios academicistas en el Louvre de la mano de Guichard, conocerían con tan solo 20 o 21 años a Camille Corot, un renombrado paisajista de la Escuela de Barbizón y máximo representante de ese tránsito en la representación del paisaje clásico al paisaje realista y que se estaba produciendo al margen de todas las escuelas. Corot las admitiría como alumnas suyas recibiendo de él sus enseñanzas durante unos años en los que empezarían también a tomar contacto con los círculos artísticos parisinos.

A partir de 1864, Edma y Berthe Morisot son admitidas en el rígido Salón de París, exponiendo a partir de entonces con regularidad y con una buena crítica por parte de su jurado.

1868 cambia la trayectoria profesional de ambas hermanas al enamorarse Edma de un tal Adolphe Portillon, un oficial de marina y antiguo amigo de Edouard Manet cuando ambos se preparaban para ingresar en la Academia Naval Francesa y, por otra parte, Berthe conoce, curiosamente, a Edouard Manet a través del pintor Fantin-Latour, el cual se lo presenta en el Louvre.

Un año después, Edma Morisot se casa y abandona el mundo de la pintura, mundo en el que seguirá su hermana Berthe, muy influenciada en esos primeros momentos a través de su relación con Manet con el que le llegará a unir una gran amistad y para el que posará en numerosos retratos. Esa influencia irá cambiando progresivamente de lado siendo Berthe Morisot la que acabe aconsejando a Manet que exponga con el movimiento impresionista del cual ella se convertirá en miembro y partícipe incondicional en todas las exposiciones de la llamada "Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores", sociedad que celebrará su primera exposición en París en 1874 y en la que se bautizará a ese grupo de pintores como los impresionistas.

En esa exposición presentó Berthe Morisot el cuadro que hoy traemos aquí, "Le Berceau" (La Cuna).

En “Le Berceau”, Berthe Morisot retrata a su hermana Edma contemplando amorosamente a Blanche, su segunda hija, nacida unos días antes, mientras parece correr el velo de la cuna aumentando así el momento intimista entre las dos. El cuadro, destila esa dulzura que inspira la maternidad y que solo una mujer puede ser capaz de pintar. Un bellísimo cuadro que como indica el Museo d'Orsay en su comentario al mismo, fue considerado por la crítica como un cuadro elegante y con gracia pero que no tuvo mayor repercusión.

El cuadro permaneció en la familia Portillón y fue comprado en 1930 por el Museo del Louvre a la niña del cuadro, Blanche Portillón, (de casada Mme Forget), pudiéndose contemplar en la actualidad en el Musée d'Orsay, Paris,

Berthe Morisot se casó en 1874 con Eugene Manet, un hermano de Edouard Manet y siguió pintando hasta su muerte dejando más de 600 obras entre óleos y dibujos siendo uno de los mayores representantes del impresionismo pero no suficientemente valorada ni reconocida.

Una pequeña muestra de la obra de Berthe Morisot se expone estos días en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

Puedes ver algo más de su obra en este video.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Nighthawks - Edward Hopper



Hoy he vuelto a pasar por delante del bar de Hopper y camuflado entre las sombras de la calle, observo que siguen ahí los mismos cuatro personajes solitarios, serios y silenciosos de ayer. Refugiados, tal vez encerrados en ese bar sin puerta al exterior, expuestos como en una vitrina a la vista de todos los que curioseamos en sus rostros y en su aspecto intentando penetrar en sus vidas a través de ese oculto escudriñamiento.

En todos los barrios de las grandes ciudades hay siempre un bar semejante al de Hopper. En el de la ciudad en la que ya no suelo habitar, existe uno casi igual a este.

Suele cerrar hacia la una de la mañana y los fines de semana algo más tarde. A lo largo de las casi dos décadas que he vivido en ese barrio, siempre que pasaba delante de él observaba a sus cíclicos personajes con un irreprimible voyeurismo.

Digo cíclicos porque, a mis ojos de voyeur, todos han tenido un ciclo más o menos largo pero suficiente para poder ir tejiendo una historia sobre ellos. Alcohólicos irredentos, matrimonios por compromiso, comerciales abatidos por los malos días, cirujanos camuflados, solitarios aburridos, amantes, busconas……..

Todos llegaban un día y desaparecían al cabo de días, meses o años. Todos dejaban una historia para inventar.

Yo también llegué a entrar en ese bar muchos días a lo largo de muchos años. Seguramente, cuantos me vieron fabricaron su historia sobre mi posible vida.

Quién sabe cuantos Hopper me pintaron durante ese tiempo.

El poeta Wolf Wondratschek en uno de los versos de su poema – "Nighthawks: After Edward Hopper's Painting" - basado en este cuadro, decía refiriéndose a la pareja que aparece en él: «No dicen una sola palabra, pero, por qué deberían hacerlo? /Ambos fuman, pero no hay humo/Apuesto a que ella le escribió una carta / Dijera lo que dijese, él ya no es el hombre que volvería a leer las cartas de ella»

Cuentan los estudiosos de Edward Hopper que este cuadro, "Nighthawks" (Los halcones de la noche), ha sido motivo de inspiración para poetas como Wondratschek, directores de cine como Sam Mendes o Ridley Scott, dramaturgos como Douglas Steinberg, músicos como Tom Waits, escultores como George Segal y pintores como Gottfried Helnwein que llegó a calcar el cuadro sustituyendo únicamente el rostro de los cuatro anónimos personajes de Hopper por los de Elvis Presley, James Dean, Humphrey Bogart y Marilyn Monroe.

El éxito y la trascendencia de Hopper estriba en su capacidad para generar el voyeurismo que late en el ser humano y que explota con cada uno de sus cuadros. Todos picamos el cebo y nos inventamos una historia para sus solitarias imágenes con lo cual, estas pasan a formar parte de nuestra memoria involuntaria haciéndonos casi protagonistas de ellas.

Mañana o pasado, volveré a pasar otra vez por el bar de Hopper y recordaré el comienzo del poema de Wondratschek:

It is night/ and the city is deserted. /The lucky ones are at home…….

Este cuadro, pintado en 1942, se conserva en el The Art Institute of Chicago. Puedes ver algo de la obra de Hopper en este recomendado y agradable video.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Dibujos 81 - Yolanda E. (In Memorian)



Yolanda E. (Madrid, 1951 - Valencia, 2010) fue una pintora a ratos. No fue la pintura su profesión pero si fue su válvula de escape, su hobby y su sillón del psiquiatra cuando lo necesitó.

A través de sus dibujos, óleos y acuarelas se pueden leer como en un diario sus momentos felices y sus momentos bajos, depresivos. Los naifs alegres y coloristas alternan con su sombría serie de las botellas, unas botellas deformadas en las que se dibujan unas almas prisioneras dentro del oscuro cristal.

También su vida fue así, un poco naif y un poco alma prisionera dentro de un cuerpo que se negó a obedecerla en los últimos años de su vida.

Estos cuatro dibujos, pintados por ella en 1981, quieren ser un pequeño recordatorio en el primer aniversario de su muerte.


domingo, 13 de noviembre de 2011

La Fille du “Rat Mort” - Maurice de Vlaminck


"Le Rat Mort" era un café-cabaret situado en plena Place Pigalle y a poca distancia del "Moulin Rouge", del “Chat-Noir”, del "Tambourin", del "Café des Arts" y de otros antros de diversión parisinos ubicados a la orilla de Montmartre y en los que se reunía toda la sociedad cultural y bohemia del París de final y principios de siglo.

Inaugurado en 1886 en el nº 7 de la Place Pigalle con el nombre de "Café Pigalle" y separado por la Rue Frochot de "La Nouvelle-Athènes", otro café muy ligado al grupo impresionista, cambiaría de dueño unos años después así como de nombre, achacándosele el nuevo - según algunas crónicas irónicas - al hedor a rata muerta que reinaba en la zona.

Lugar de encuentro y de almuerzo matinal de intelectuales, políticos y de honorables padres de familia, se convertía por las noches en centro de reunión de la bohemia golfa del todo París, en el prostíbulo frecuentado por las “cocottes” de lujo y tal vez en el primer lugar de la capital parisina junto con el "Le Hanneton" y el "Souris La" en el que se podía ver a damas respetables comprando los servicios carnales de otras mujeres.

Maurice Vlaminck (París, 4 de abril de 1876 - Eure-et-Loir, 11 de octubre de 1958) pintó este cuadro que hoy vemos a finales de 1905, en plena eclosión fauvista. Acababa de celebrarse la Exposición del Salón de Otoño de París a la que él había presentado 8 de sus obras y en la que el crítico Louis Vauxcelles había bautizado al grupo formado por Matisse, su amigo Derain y él mismo como las bestias salvajes: "...mais c'est Donatell parmi les Fauves",  dando así nombre al movimiento Fauvista.

Este cuadro forma grupo con otros dos similares pintados en el "Rat Mort" por Vlaminck y no porque Vlaminck fuera un golfo o un mujerigo amigo de prostitutas como lo era Lautrec sino porque sencillamente, Vlaminck trabajaba en esas fechas como violinista en la pequeña orquesta que animaba las veladas del “Rat Mort” y servía de acompañamiento a las depauperadas y somñolientas "danseuses" del cabaret, lo cual le permitía contemplar y tomar apuntes de aquel pintoresco lugar.

Hijo de músicos, Vlaminck había estudiado música de la mano de sus padres convirtiéndose en un buen violinista aunque no tardaría en reconocer que la música no era lo suyo y que su verdadera pasión era la pintura, pero, de su relación con la joven Suzanne Berly con la que se había casado en 1896, les habían ido naciendo tres hijas a las que había que alimentar por lo que, tenía que olvidar aquella pasión a ratos y buscar algo que les diera de comer. Por este motivo, Vlaminck alternó sus primeros años de pintor con la profesión de músico y con la de corredor ciclista, boxeador y novelista de historias eróticas, una de las cuales sería ilustrada por Derain. Cualquier cosa en la que se pudiera ganar dinero pues, con la pintura y hasta el famoso Salon de Otoño de 1905, no había visto ni un franco. A raíz de esta Exposición y a pesar de las malas críticas recibidas, la cosa cambió pues a los pocos meses el marchante Ambroise Vollard le ofrecía 6000 francos por toda la obra que tuviese en su estudio.

"La fille du Rat Mort" es, más que un cuadro, una caricatura inundada de ese color puro, como recién salido del tubo y que solo los fauvistas supieron dar a sus cuadros y en la que se nos muestra el sórdido mundo que se escondía tras las paredes de aquellos celebres antros representado en esa mujer de mirada triste, a medio desnudar o a medio vestir, con sus medias negras y sus ligas rojas y adornada con ese enorme y florido sombrero.

Al parecer, de las paredes del "Rat Mort" colgaban cuatro cuadros en los que aparecían escenas en las que los protagonistas eran ratas. Así en uno de ellos se veía el nacimiento de la rata, en otro la celebración de su matrimonio, en otro la orgía del banquete de boda y en el último de la serie, la muerte de la rata debido a la indigestión provocada por los excesos del banquete.

La moraleja se puede entender a través de la idea de que el hombre siempre es víctima de los placeres cuando se entrega a ellos de forma descontrolada.

Un vídeo sobre parte de la obra de Maurice Vlaminck pulsando aquí.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Helene Berg (Helene Nahowski) - Arnold Schoenberg


De Arnold Schoenberg dijo una vez el pintor Wassily Kandinsky: "Schoenberg no pinta para representar algo bonito o seductor sino que pinta sin ni siquiera pensar en la propia pintura".

Esta afirmación de Kandinsky no deja de ser cierta si nos atenemos a que Arnold Schoenberg (Viena, 1874-Los Ángeles, 1951), compositor ilustre y padre de la música dodecafónica, empleaba la pintura como una forma de relajación, como una expresión de sus sentimientos que él convertía en pinceladas de la misma forma que, en otros momentos, los trasformaba en notas músicales que se añadían lentamente a sus geniales composiciones sinfónicas.

La obra pictórica de Schoenberg tiene una base autodidacta aunque él recibiría clases durante algún tiempo de su amigo, el pintor vienés expresionista Richard Gerstl, pintor que había realizado varios retratos de la familia del compositor y del que acabaría enamorándose la mujer de Schoenberg lo que provocaría el abandono de ella, su posterior vuelta y como consecuencia, el suicidio de Gerstl en 1908.

Entre la producción de Schoenberg figuran una serie de autorretratos que el pintará desde 1906 a 1936 y en los que destaca la profunda mirada con que él se va retratando a lo largo de los años. Otra parte interesante de su obra la constituye la inquietante serie "Visión", un grupo de pinturas en las que insiste en plasmar también la mirada pero, en este caso, la de unos ojos solitarios que parecen escudriñar y penetrar en el espectador. También pintará a su familia y a varios de sus amigos de la Viena de principios de siglo entre los que estarán Gustav Mahler, Anton Weber, Richard Mandl, Alban Berg y su mujer Helene Berg.

En el cuadro que hoy traemos, Schoenberg retrata de soltera a Helene Nahowski, una estudiosa del bel-canto e hija ilegítima fruto de las relaciones del emperador austríaco Francisco José con una burguesa llamada Anna Nahowski. Unos meses más tarde de pintado este cuadro Helene Nahowski casaría en 1911 con el discipulo aventajado de Schoenberg, el también compositor Alban Berg.

Por su matrimonio con Berg se introduciría Helene en el mundo cultural, depravado y burgués de la Viena de los años 20 y tomaría contacto con los personajes que en él se movían tales como el escritor Peter Altenberg para cuyos escritos compondría Alban Berg una obra, los arquitectos Walter Gropius y Adolf Loos, los pintores Gustav Klimt y Oscar Kokoschka, el escritor y periodista satírico Karl Kraus, el compositor Alexander von Zemlinsky y la viuda de Gustav Mahler, Alma Mahler.

Será Alma Mahler casada nuevamente, esta vez con un escritor checo llamado Franz Werfel, la que introduzca la desestabilización en las relaciones entre Berg y su mujer Helene al presentarle en 1925, con motivo de una representación musical celebrada en Praga, a su cuñada Hanna y de la que Berg se enamorará profundamente. Su amor permanecerá en el secreto durante años y Berg llegara a escribir la famosa "Suite Lírica" concebida de un modo programático para relatar musicalmente y en clave todo lo vivido por él desde que conoce a Hanna hasta la depresión que le provoca vivir separado de ella. En dicha suite Berg utiliza sus iniciales y las de Hanna para realizar sus claves melódicas cifradas.

Al parecer, Helene llegó a conocer en vida de su marido el secreto de su relación gracias a ciertas informaciones relacionadas con la citada suite y que le trasmitiría un medico amigo de ambos llamado Martin Rothe, el cual, se estima, sentía una especial debilidad por Helene.

En diciembre de 1935 moría Alban Berg debido a una septicemia y después de unos meses de tratamiento por parte del doctor Martin Rothe para mitigar los efectos de un cuadro alégico generado por la picadura de una abeja. Se sabe que estuvieron acompañándole hasta el último momento, su mujer Helene y el citado Martin Rothe.

Con su muerte, Alban Berg dejó inconclusa una ópera llamada "Lulú" - aunque sí resuelto el esquema musical - en la que al parecer también expresaba en clave sus sentimientos hacia su secreto amor.

Helene Berg, se negó rotundamente a que la obra fuera terminada y hubo que esperar a su muerte en 1976 para que la completase el compositor austríaco Friedrich Cerha siendo estrenada en la Ópera Garnier de Paris en 1979. Como cuenta Santiago Martín Bermúdez en su magnífico relato "Lulú Angel mío" tal vez el anciano y maquiavélico Martin Rothe era aquel que contemplaba emocionado desde su sombrío palco como la protagonista principal, Lulú, convertida en una prostituta callejera, moría junto a su única amiga, la Condesa Geschwitz a manos de Jack el Destripador.

Este cuadro pintado en 1910 se conserva en el Historisches Museum der Stadt Wien, de Viena.

Puedes ver una selección de la obra de Arnold Schoenberg en este video


martes, 1 de noviembre de 2011

Christina’s World - Andrew Wyeth



Si se visita New York por primera vez, hay tres cosas que está uno casi obligado a ver antes de nada: la Estatua de la Libertad, la vista desde el último piso del Empire State Building y el cuadro que hoy traemos a este blog y cuyo original cuelga de una de las paredes del Museo de Arte Moderno (MOMA).

Este cuadro, un icono dentro de la cultura popular estadounidense, solo es comparable en popularidad al "Gótico americano", el cuadro pintado por Grant Wood y sobre el que escribimos algo aquí, hace ya algún tiempo. Baste decir que, en 2006, una retrospectiva de la obra de Andrew Wyeth en el Museo de Arte de Pensilvania, fue visitada por más de 175 mil personas en un período de menos de cuatro meses lo que representa un récord jamás igualado en la obra de un pintor vivo.

"El mundo de Cristina" fue pintado por el pintor de PensilvaniaAndrew Wyeth, en el año 1948 en los alrededores de su residencia de verano en Cushing, en el estado de Maine. En este cuadro, Wyeth retrata de espaldas a una mujer vestida de rosa y que parece arrastrarse por una pradera en dirección a una misteriosa casa que aparece lejana, allí en el horizonte. De la simple observación del cuadro no se puede definir la edad de la mujer ni tampoco averiguar si se encuentra en una situación de incapacidad que la impida llegar hasta la casa que ella parece contemplar. Solo destacan, la tremenda soledad de su entorno y la fragilidad aparente de sus delgados brazos en los que descarga el peso de su torso erguido.

Que hace esta mujer y que nos quería contar el pintor con este misterioso cuadro. Eso, lo explicó al mundo el propio Andrew Wyeth.

En este cuadro, él había querido representar a Christina Olson, una vecina a la que había conocido a través de su mujer y que vivía sola con su hermano Álvaro en la casa que aparece en el cuadro. Christina, era una mujer con una incapacidad motora producida por una poliomielitis que la había afectado en su juventud y que no se resignaba a permanecer sentada todo el día ni a usar una silla de ruedas para sus desplazamientos prefiriendo arrastrarse por el campo de donde recogía pequeños ramilletes de flores para adornar su casa.

Realmente, la mujer que aparece en el cuadro no es la propia Christina Olson. En esas fechas, ella tenía ya 55 años y para el detalle de su torso Andrew Wyeth usó a su esposa Betsy como modelo queriendo mostrar con este cuadro el sentimiento de admiración que él había llegado a sentir por aquella mujer.

A Christina la pintó en numerosos cuadros y también a su limitado mundo formado este por su hermano, por aquellas praderas y por esa grande y destartalada casa en la que los dos hermanos le llegaron a habilitar un estudio y desde el que Wyeth pintaría con ojos de voyeur el mundo que se filtraba a través de aquellas ventanas a las que él definió como unos gigantescos ojos, ojos como pedazos del alma, casi.

Christina Olson murió en 1969, algunos años después que su hermano Álvaro y está enterrada junto a él en el cementerio que existe a espaldas de la casa y en el que también descansa Andrew Wyeth por expreso deseo del mismo. La casa, construida en 1700 y reformada con su aspecto actual en 1871 por un antepasado de los Olson, está declarada desde junio de 2011 Monumento Histórico Nacional y forma parte actualmente del Farnsworth Art Museum, un museo con una de las colecciones más grandes de pintura de la familia Wyeth, toda una saga de artistas.

Puedes ver más obra del pintor realista Andrew Wyeth en este video o visitando su página Web.

domingo, 23 de octubre de 2011

Blue umbrella nº 2 - Alex Katz



El año pasado, con motivo de una visita a la ciudad de Viena allá por el mes de junio, coincidí con la exposición que se celebraba en el Museo Albertina sobre una muestra de la obra gráfica de Alex Katz (New York, 1927) y recuerdo que la profusa propaganda de la exposición colocada en las banderolas situadas por numerosas partes de la ciudad, se inscribía sobre la reproducción del cuadro que hoy visitamos por lo que no puedo evitar asociar aquel viaje a Viena con el rostro de esa mujer de mirada melancólica refugiándose de la lluvia bajo un paraguas azul como si del anuncio de una película de los años cincuenta o sesenta se tratase.

En realidad, algo de anuncio de película tenían los cuadros que Alex Katz pintaba entre los años 60 y principio de los 80, periodo al que corresponde este cuadro. La reciente aportación de la técnica del cinemascope y las grandes pantallas sobre las que se proyectaban las imágenes hacen que Alex Katz comience a fabricar unos lienzos cada vez más grandes en los que la dimensión horizontal dominará en exceso a la vertical. Los temas también estarán influenciados por el mundo del cine y por sus primeros planos. La actriz favorita que él pintará constantemente en todo tipo de papeles será su modelo, musa y también esposa, Ada del Moro

A Ada del Moro, una eminente oncóloga del Sloan-Kettering de Nueva York, la conoció Alex Katz en 1957 casándose con ella un año después. Desde entonces y hasta la fecha, Alex ha retratado ininterrumpidamente a su mujer en el papel de bailarina, nadadora o como modelo icónico de la elegancia y el glamour. Se estima que Ada aparece en más de trescientos lienzos aunque el propio Alex reconocía desconocer el número aproximado de los retratos hechos a Ada. De ella escribió el crítico Irving Sandler: "Ada es mujer, esposa, madre, musa, modelo, presentadora sociable, mito, icono, y la diosa de Nueva York." 

En el cuadro que hoy traemos, Ada aparece con un paraguas azul en una imagen que algunos han querido identificar con un fotograma de la pelicula de Fellini "La Dolce Vita" tal vez, por aquello de que tanto este director como Antonioni, Godard o Fassbinder eran  considerados por Alex Katz como sus directores de cine preferidos.

La imagen es un primer plano totalmente cinematográfico y bien podría ser cierto que su inspiración provenga de "La Dolce Vita" pero nada nos puede impedir pensar en "Breakfast at Tiffany’s" o en  "Les Parapluies de Cherbourg".

Ada, a través de su imagen, nos acerca a todas aquellas estrellas del maravilloso mundo del cine y podemos ver reflejadas en ella a Joan Crawford, Jeanne Moreau, Catherine Deneuve, Audrey Hepburn, Anita Ekberg o tantas otras con las que disfrutamos y a las que amamos en silencio. Aquí, el cine se convierte en pintura y la pintura nos lleva al cine. Una maravillosa simbiosis de dos artes y que nos devuelve a aquellos tiempos en que las carteleras de los cines eran unas auténticas obras de arte que colgaban gigantescas de las fachadas de los mismos como artístico reclamo para el espectador.

Este cuadro pintado en 1972 pertenece a una colección privada en Nueva York.

Si desea ver un video con una muestra de la obra de Alex Kaz pulse aquí.

domingo, 16 de octubre de 2011

La tailleuse de soupe - Francois-Emile Barraud


Francois - Emile Barraud (1899-1934) fue un pintor suizo nacido en La Chaux-de-Fonds de padres relojeros siendo el mayor de cuatro hermanos, todos ellos artistas.

Después de estudiar Bellas Artes en La Chaux-de-Fonds participó con gran éxito en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Basilea lo que le animaría a marchar en 1922 a Reims (Francia) y posteriormente a París donde trabajaría como artista y como artesano. Allí conocería a su futura mujer, Marie, una francesa con la que casaría en 1924 y que sería su modelo en gran parte de su obra.

Estudioso de la pintura en el Louvre, formaría también parte del movimiento Neue Sachlichkeit (La gran Objetividad), movimiento nacido en Alemania como rechazo al expresionismo y del que algunos de su principales representantes han desfilado por este blog (Christian Schad, Georg Scholz, Otto Dix, Otto Griebel, etc).

Su muerte en Ginebra a los 35 años a causa de la tuberculosis que arrastraba desde hacía años, malogró la carrera de este gran pintor del que se conoce muy poca obra y la que se conoce está en manos de coleccionistas privados o en los almacenes de algunos grandes museos.

En este cuadro, pintado en 1933, solo un año antes de su muerte, titulado "La tailleuse de la soupe" y que algunos maltraducen al español como "La sopa de la costurera" o "La costurera de la sopa" olvidando el verbo "tailler" (cortar, tallar), Barraud nos muestra a una adolescente que sentada a la mesa sobre la que humea una gran sopera, mira hacia el espectador con gesto de malhumor mientras su madre (tal vez) sentada enfrente de ella corta rebanadas de pan mientras esboza una indisimulada sonrisa.

El cuadro, tiene ese toque de misterio mezclado con la pizca de surrealismo que envuelve muchos de los cuadros de Barraud. No sabemos que ha sucedido unos momentos antes de esta escena y cuál ha sido el motivo para que la niña-adolescente, tocada con su gran lazo naranja, evite observar el casi descuartizamiento de la hogaza que la madre lleva a cabo llenando sus platos de finas rebanadas sobre las que verterá la caliente sopa dentro de unos instantes.

La modelo que hace de madre aparece en varios de los cuadros de Barraud y es tal vez Marie, su mujer, y con la que él se autorretratará en muchas escenas en las que se le puede ver pintando un desnudo ante su mirada aprobatoria o contemplando unos sellos mientras ella le acaricia el pelo.

De la adolescente no sabemos nada. Su mirada nos recuerda a las de esas adolescentes asomando a la pubertad pintadas por el francés Balthus y que ya se podían ver en la "Gallerie Pierre" de Paris ese año de 1934, el mismo año en que Barraud fallecía demasiado joven.

Parte de su obra más conocida se puede ver en este video.

jueves, 6 de octubre de 2011

Travesuras de una modelo - Raimundo de Madrazo



Yo no sé si la pasión que todo artista debe sentir por su musa o modelo permitirá que esta pueda jugar con las cosas de comer. Creo que no. Una cosa es amar y otra es que te destrocen tu trabajo aunque sea por una pequeña travesura invadiendo tu personal mundo creativo.

Por eso, creo que el pintor Raimundo de Madrazo inventa esta escena, en la que una joven modelo aprovecha la ausencia del pintor para pintar un monigote en el iniciado lienzo del artista, con el fin de generar una tremenda ansiedad en el espectador. Una ansiedad que se siente al observar el terrible desastre que está organizando esta mujer y cuyas consecuencias para ella pueden ser imprevisibles.

Esta ansiedad es la que conseguirá que la imagen quede en nuestra retina y que nunca olvidemos su cara, su travesura y sobre todo el lienzo.

Ella es Aline Masson, la que sería modelo preferida de Madrazo así como su amante durante un periodo importante de su vida.

Aline Masson era una parisina, hija del conserje del palacio del marqués de Casa Riera en París, propietario también este último, de un palacio en Madrid situado al lado del actual Circulo de Bellas Artes y en el que nunca llegaría a habitar - según relata Pedro Repide - ya que siempre vivió en París.

Las relaciones de Raimundo de Madrazo, como retratista de la alta burguesía parisina de finales de siglo, le llevarían a conocer a esta bella mujer a través de sus visitas a la casa del marqués quedando prendado de su belleza lo que le haría contratar a Aline como modelo, una modelo que figurará en una parte destacada de su obra.

Raimundo de Madrazo retratará a Aline Masson en multiples escenas y con diferentes atuendos. Vestida integramente de azul, disfrazada de carnaval, con mantilla blanca, leyendo cartas de amor, tomando un chocolate caliente, vestida de novia, sosteniendo un sombrero, reclinada en un sofá y así en decenas de cuadros destacando en todos ellos sus gruesos y sensuales labios e imprimiéndola siempre un aire hispano-andaluz a pesar de su origen parisino.

Raimundo de Madrazo, pintor del realismo burgués, hijo y nieto de la saga de los Madrazo y cuñado de Mariano Fortuny, nació en Roma en 1841 desarrollando prácticamente toda su actividad artistica en París donde murió en 1920.

Su obra, muy apreciada durante su gestación y comprada por clientes europeos y americanos, está desperdigada por el mundo.

A Aline Masson la podemos ver en dos obras que posee el Museo del Prado, "Aline con mantilla blanca" y "Retrato de Aline Masson" y en esta que hoy hemos traído a este blog y que se encuentra en el Museo Carmen Thyssen Málaga como parte del depósito de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.

Un agradable video sobre las mujeres en la obra de Raimundo de Madrazo se puede ver pulsando aquí

martes, 27 de septiembre de 2011

Acts of Mercy; Orphans II - Frederick Cayley Robinson


Frederick Cayley Robinson (1862-1927) fue un pintor inglés nacido en el distrito de Brentford, (Londres), enclave perteneciente a lo que antes era el antiguo condado de Middlesex.

Su obra, no demasiado conocida, recoge influencias de Fra Angélico, Puvis de Chavannes y principalmente de la Hermandad Prerrafaelita a través del pintor Edward Burne-Jones. Sus primeras obras estuvieron dedicadas al mar y a la luz de las zonas costeras y fueron pintadas en un barco en el que estuvo viviendo y navegando a finales de la década de 1880. Se movería después por Europa, estudiando durante tres años en París y después en Florencia y Cornualles para establecerse finalmente en Londres donde pasaría a formar parte de la Real Sociedad de Artistas Británicos y del nuevo Club Inglés de Arte en 1912. La pintura de Frederick Cayley lleva una fuerte carga simbolista, incluidas sus obras dedicadas al mar y se le ha llegado a considerar como uno de los primeros padres del realismo inglés.

El cuadro que hoy traemos a este blog fue pintado por Cayley para decorar el viejo Hospital de Middlesex (Londres) junto con otros tres grandes cuadros comisionados todos ellos en 1910 por Sir Edmund Davis, un rico australiano asentado en Londres, dueño de una serie de compañias mineras establecidas en medio mundo, coleccionista enamorado de los prerrafelitas y un mecenas de los pintores ingleses de principios del siglo XX.

El viejo Hospital de Middlesex (Londres) se construyó en 1745 con el fin de prestar tratamiento médico a los pobres a través de fondos de suscripciones públicas y al que más tarde se le añadiría un ala para maternidad, funcionando posteriormente también como lugar de cobertura hospitalaria a pacientes huérfanos. Más recientemente se convertiría en hospital-centro de enseñanza médica universitaria.

Los cuatro cuadros pintados por Frederic Cayley, dos con motivos referentes a la orfandad y otros dos en los que se toca el tema de la atención a los heridos en la 1ª Guerra Mundial, se colgaron hacia 1915 en las paredes de este hospital, justo en el vestíbulo del mismo, quedando como un símbolo y homenaje a las personas e instituciones que a través de su desinteresada aportación y trabajo ayudaban a todos esos seres dolientes o afligidos que Cayley retrata en estos cuadros.

Este "Orphans II" es un cuadro en el que se refleja la tremenda soledad y la tristeza de un grupo de niñas huérfanas, tal vez acogidas en uno de estos centros, mientras reciben su diario desayuno.

La mirada de una de ellas hacia el espectador parece romper la sensación de incomunicación que existe en el grupo, e intenta trasmitir a través de la seriedad de su rostro el vacío que inunda el que debería ser su bello mundo de la adolescencia. La lámpara, tal vez innecesaria a juzgar por la luz que comienza a colarse por el pequeño ventanal, pone ese toque de misterio y de dramatismo casi teatral al que tan aficionados eran los prerafaelitas.

El Hospital de Middlesex sufrió una serie de reformas y restructuraciones cerrándose en diciembre de 2005. El edificio principal fue demolido en la primavera de 2008. Antes de la demolición del hospital, este cuadro y el "Orphan I" fueron comprados por la Wellcome Trust - fundación destinada a la investigación biomédica - colocándolos en la entrada de su Wellcome Library que es parte de la Wellcome Collection en Euston Road, junto al University College Hospital.

En octubre del año pasado, este lienzo y sus tres compañeros, fueron prestados a la National Gallery para una exposición que tuvo gran éxito al recordar a este gran pintor inglés, poco menos que desaparecido, y a todos los que contribuyeron de alguna manera en aquellas maravillosas Obras de Caridad.

Se puede ver un magnífico video relativo a esta exposición en la página de la BBC pulsando aquí



viernes, 23 de septiembre de 2011

D'où venons-nous ? Que sommes-nous ? Où allons-nous ? - Paul Gauguin


El pasado 15 de junio el eminente físico John Ellis, uno de los sabios que trabajan en el CERN de Ginebra, en el Gran Colisionador de Hadrones a la búsqueda de nuestros orígenes, impartía en Grenoble una magnifica conferencia (ver vídeo) con el título "Un universo de partículas: Respuesta a las preguntas de Gauguin"

Han pasado más de cien años desde que Paul Gauguin plantease sus preguntas: ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos? pero, todavía, John Ellis no puede dar respuesta a las mismas, al menos a todas. Tal vez, cuando aparezca esa llamada "Particula Divina" que se busca con ilusión en ese gigantesco acelerador de particulas de Ginebra, el ser humano tenga la respuesta a esas cuestiones que Gauguin rotulaba hace más de cien años en la esquina izquierda de este gigantesco cuadro que él mismo consideró como su testamento artístico.

En 1895 Paul Gauguin había regresado por segunda vez a Papeete, la capital de Tahití, después de haber pasado una temporada en París y de hacer una visita en Copenhague a su primera mujer la danesa Mette Sophie para iniciar los trámites de separación. Su salud era cada vez más delicada resintiéndose de una fractura mal curada producida el año anterior durante una pelea en un bar de Concarneau, de una enfermedad de la piel, de problemas cardiovasculares y de una sífilis contraída poco antes de volver a la Polinesia. A sus dolencias había que unir la mala situación económica en la que se encontraba debido al fracaso de las ventas de su pintura por lo que, la llegada en la primavera de 1897 de la noticia de la muerte de su hija de 21 años, Aline, le llevó primero a la depresión y después a la desesperación llegando a afirmar: "Mi hija ha muerto. Ya no quiero a Dios."

Inicia en diciembre de ese mismo año y sumergido en esa tremenda desesperación, el que quiere que sea su testamento artístico antes de suicidarse, decisión que ha tomado y que confesará meses después en una carta dirigida a su amigo Daniel de Monfreid. En esa misma carta, el describe este cuadro y el significado de los personajes y elementos que integran el mismo y que personifican la vida, el drama, las dudas existenciales y tal vez la esperanza de un más allá, cuestiones que acosan en aquellos momentos de forma brutal a Gauguin.

Según Gauguin, y de acuerdo a lo que también le explica en 1901 a Charles Morice - uno de sus primeros biógrafos - sobre la génesis de su cuadro, este debe leerse de derechas a izquierda pues de esa forma está representada la evolución de la vida: "....la composition qui se lit de droite à gauche, de la naissance à la mort."

Así, en el extremo derecho, un niño recién nacido duerme al lado de tres jóvenes indígenas simbolizando el origen del ser humano y la etapa de la juventud. A sus espaldas, dos misteriosos personajes vestidos de color púrpura y situados detrás del arbol de la ciencia - según indica el propio Gauguin- parecen conversar, tal vez, sobre los misterios de la vida mientras cerca de ellos, una mujer sentada levanta un brazo y les observa tal vez sorprendida al ver a esos extraños personajes deliberando sobre sus propios destinos y poniendo una nota de preocupación en el entorno paradisíaco.

En el centro del cuadro una figura andrógina - ¿Quienes somos? - coge un fruto del arbol de la ciencia, simbolo del pecado original y del mundo de los adultos. Sentado en el suelo y rodeado de gatos y de una cabra un niño come otro fruto.

Cerrando el ciclo de la vida y de la muerte una vieja, casi una momia, parece taparse los oídos para no escuchar ya la tentación al pecado proveniente de las vanas palabras del pájaro blanco situado a su lado: "Junto a la muerte de una vieja, un pájaro extraño y estúpido lleva todo a su final". Es la muerte pero también el renacer pues la mujer situada al lado de la vieja y apoyada en un brazo es Vairaumati, la que según la leyenda mahorie engendró al primero de los "arioi", una sociedad privilegiada dedicada al amor y a la guerra que luego sería divinizada. 

Dominando el paisaje idílico al fondo del cual se divisa el mar, el ídolo - el simbolo del Creador o del Más Alla - contempla el ciclo desde su pedestal añadiendo al cuadro ese sentimiento religioso de Gauguin que le inducirá a colocar en sus obras a muchos de los dioses de la cultura mahorie, como hace con la diosa Hina, la diosa de la luna y a la que representará en sus cuadros "Mata Mua", "Hina Maruru" y "Mahana no Atua", con Oro el dios del sol y con Tangaroa, el Creador.

Gauguin pintó febrilmente este cuadro durante diciembre de 1897 y enero de 1898 y una vez terminado intentó suicidarse como se había propuesto antes de comenzar su obra: "J'y ai mis là, avant de mourir, toute mon énergie, une telle passion douloureuse dans des circonstances terrible et une vision tellement nette, sans correction, que le hâtif disparaît et que la vie surgit". Una alta dosis del mismo medicamento que el usaba para sus problemas de piel será la que ingerirá con el fin de matarse, pero, será su estómago el que rechace esa dosis mortal y provoque el vómito salvando a Gauguin de esa muerte deseada.

Paul Gauguin moriría unos años después, en 1903, víctima de un ataque cardíaco.

Esta obra maestra, que hace pensar a los necios y a los sabios acerca de las cuestiones fundamentales de la existencia del ser humano se conserva en el Museum of Fine Arts de Boston.

Pulsa aquí si quieres ver un agradable vídeo sobre parte de la obra pictórica de Paul Gauguin.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Kalitkás (Mujer con una jaula) - József Rippl-Rónai



En el mismo lugar donde antes se alzaba el palacio real entre cuyas paredes paseaba durante sus estancias en Budapest la anoréxica y amargada Emperatriz de Austria y Reina Consorte de Hungría, Isabel de Wittelsbach, conocida familiarmente como "Sisi", se ubica la Magyar Nemzeti Galeria (la Galería Nacional Húngara).

En la segunda planta de este gran museo y flanqueada por obras de otros dos grandes pintores del movimiento de Secesión húngaro como son Janos Vaszary y Lajos Gulacsy se encuentra esta famosa obra de Rippl-Rónai, reproducida en casi todas las guías de turismo sobre Budapest y en la que aparece una mujer en una habitación en penumbra sosteniendo entre sus manos una jaula en cuyo interior se encuentra un pajarillo, seguramente un canario, que parece mantener la mirada con la de su amorosa carcelera.

El lienzo, de gran tamaño y debilmente iluminado por los focos instalados en la sala, pone de manifiesto y aumenta la negrura base del cuadro perteneciente a la primera época de lo que se definió como el periodo o la “edad oscura” del Art Nouveau. Tan solo, como si de una figura espectral se tratara, destacan las blanquísimas manos así como el rostro de la mujer que parecen iluminados por una luz cenital o exterior al ambiente lo que provoca en el espectador la inevitable concentración en esas partes del cuerpo de la mujer y en el pajarillo que tambien resulta iluminado consiguiendo que el decorado auxiliar consistente en un oscuro y azulado sofá y una olvidada silla pasen totalmente desapercibidos.

La esbeltez de la mujer y en particular la espiritualidad de la escena contrasta con el pesado ropaje que arrastra por el suelo y que parece tirar de la protagonista hacia atrás poniendo en peligro el punto de equilibrio en que parece encontrarse la jaula suavemente sostenida, casi acariciada por las blancas manos de la mujer.

Del cuadro se ha dicho que tiene una alta carga erótica al provocar que las manos y la cara se conviertan casi en objetos del deseo y también que esta imagen representa el descubrimiento del mundo de los sentidos (Jozsef Vadas) pero, lo evidente es que es un cuadro que atrae y del que cuesta apartar la mirada ante la misteriosa imagen que nos presenta. En el museo donde se expone, allí en la colina de Buda, un pequeño banco de dos plazas situado enfrente de él permite sentarse y contemplar con detenimiento esas largas y blancas manos y ese perfil de mujer que observa entre cabizbaja y enigmática a su resignado prisionero.

Esta obra fue pintada en París en 1892 en el periodo que el pintor húngaro Rippl -Rónai József pasó en Francia después de sus años de aprendizaje en Munich y es su obra más importante junto con su “Mujer con vestido de lunares blancos” (Nö feher pettyes ruhában) también pintada en 1892.

martes, 26 de julio de 2011

Benefits Supervisor Sleeping - Lucian Freud


El pasado 21 de julio moría en Londres a los ochenta y ocho años de edad el pintor alemán Lucian Freud.

Nieto de Sigmund Freud, era el pintor vivo más cotizado del planeta siendo gracias a su actividad pictórica, solo interrumpida por la muerte, un pintor multimillonario cuya herencia se disputarán sus numerosos hijos reconocidos y seguramente los no reconocidos, los cuales se estima que superan a los primeros.

Considerado el mejor pintor realista de la segunda mitad del siglo XX, es famoso por sus desnudos en los que, al igual que en los de su amigo Francis Bacon, la carne desborda el lienzo y parece ofertarse como género de carnicería con la diferencia de que, el carnicero Bacon nos ofrece una carne púrpura, sangrante y como diseccionada tras una autopsia y Lucian Freud nos la muestra cicatrizada, casi en proceso de regeneración o de crecimiento en placas.

Hombre apasionado, entregado a su arte y a lo que la vida le ofreciese, participó de esta con su tremenda vitalidad, la misma que se refleja en sus cuadros. La bebida, el juego, las mujeres y la pintura fueron sus grandes pasiones a lo largo de su vida siendo la pintura la que realmente mantendría con la misma intensidad hasta el final.

"Benefits Supervisor Sleeping" fue pintado en 1995 y es tal vez su obra más famosa debido a que en una subasta de Christie’s celebrada en el 2008 en Nueva York esta obra alcanzó la cifra de 33,6 millones de dólares, cifra récord para una obra de un artista vivo.

En este cuadro se ve a una gruesa mujer llamada Sue Tilley que dormita acostada sobre un destartalado sofá de flores que parece contener a duras penas la carne desbordante que mana de su vientre y de sus pechos. Su brazo izquierdo aferrado al respaldo del sofá acrecienta esa sensación de inestabilidad produciendo una especie de intranquilidad en el espectador que presagia la inminente caída de la durmiente. 

Sue Tilley era, cuando Lucian Freud la pintó, una joven trabajadora empleada en el Departamento de Trabajo y Pensiones inglés en el West End de Londres que alternaba sus jornadas de trabajo con la diversión y la música que le ofrecían las noches de "Taboo" la famosa discoteca de Leicester Square. Allí había conocido en la década de los ochenta a Leigh Bowery un artista australiano y personaje destacado como cantante, modelo, diseñador excentrico, animador y relaciones públicas del club e individuo que se codeaba con personajes del mundo de la moda y el arte de la talla de John Galiano, Alexander Mc Quenn, Boy George y el propio Lucian Freud el cual le retrataría en una serie de desnudos entre los años 80 y 90.

Fue el propio Leigh Bowery, conocedor de los gustos de Lucian Freud por las formas rotundas, el que le presentó a Sue Tilley proponiéndole el pintor que posase para él. Sue Tilley fue modelo de Freud durante más de cuatro años en la década de los noventa quedando inmortalizada en varios retratos. En el que hoy vemos, la propia Sue cuenta que posó durante nueve meses en agotadoras sesiones diarias, varias veces a la semana. Como toda la obra de Freud la gestación fue lenta, rascando lo pintado y volviendo a repintar, añadiendo carne a la carne en una especie de proceso progresivo de trasplantes realizados a base de golpe de espátula.

Cuando en el 2008 el cuadro fué adquirido en la subasta de Christie’s por el magnate ruso Roman Abramovic, Sue comentó en una entrevista de la BBC que: "Yo nunca imaginé que un día uno de mis cuadros sería el más caro del mundo pero se ha convertido en una especie de imagen icónica. Es muy emocionante y como yo no tengo hijos es maravilloso pensar que un poco de mí va a durar para siempre".

Con motivo de la muerte de Freud, Sue decía hace unos días en otra entrevista de la BBC que "Aunque no éramos grandes amigos y no nos habíamos visto desde hace mucho tiempo, me siento como si una parte de mi vida se haya ido con él."

Sue, sigue trabajando en Londres como directora del Departamento de Trabajo y Pensiones y hace unos meses publicó una biografía de su amigo Leigh Bowery titulada "Leigh Bovery: la vida y obra de un icono".

Más obra de este pintor se puede ver en este video homenaje a Lucien Freud.

martes, 19 de julio de 2011

Agostina Segatori sentada en el Café du Tambourin - Vincent van Gogh


Vincent Van Gogh estuvo una temporada en París entre 1886 y principios de 1888 antes de marchar a Arlés donde pasaría prácticamente los dos últimos años de su vida.

Durante su estancia parisina, Vincent se alojó en el barrio de Montmartre, en un apartamento cercano al Boulevard de Clichy y que compartiría con su hermano Theo.

Allí, en el nº 62 del Boulevard de Clichy, existía un café-cabaret llamado el Café du Tambourin (El cafe de La Pandereta) regentado por una italiana llamada Agostina Segatori y que se convertiría en lugar de reunión de Vincent con los pintores que vivían en sus proximidades como eran Gauguin, Lautrec y Norbert Goeneutte y con otros tales como Paul Signac Émile Bernard, Pierre Seurat, Pisarro y Paul Cezanne.

Agostina Segatori había llegado a París en la década de los 60/70 de la mano del pintor Jean Baptiste Corot que la había descubierto como modelo durante un viaje suyo a Italia convirtiéndose poco después en modelo favorita de pintores como Jean-Léon Gérôme, Edouard Manet, Edgar Degas y Edouard Dantan entre otros. Con el dinero que fue ahorrando como modelo había abierto en 1885 un cabaret en la calle Richelieu para trasladarse ese mismo año al Boulevar de Clichy y abrir allí el Café du Tambourin.

El local, decorado con la ayuda de sus muchos amigos pintores como Gauguin, Goeneutte, Lautrec y Nemo que habían pintado las mesas y sillas diseñadas en forma de pandereta con hojas, flores y frutos se convirtió pronto en lugar de cita de la bohemia artística del barrio y al parecer, también, en el de gentes de los bajos fondos que utilizaban el local como centro de reunión para preparar sus fechorías y que arrojarían una mala reputación al local.

La Segatori y una joven camarera, ataviadas con trajes regionales de la Ciociaria, lugar del que era oriunda Agostina, recibían y atendían a sus clientes entre los que pronto figuraría como habitual Vincent Van Gogh y del que se sabe que llegó a tener una relación sentimental con La Segatori y también una relación de dependencia alimentaria pues su comida en el Tambourin quedó asegurada a cambio de un número de telas al mes que iban pasando a manos de Agostina.

El Tambourin también fue lugar de exposiciones. Van Gogh realizó una exposición colectiva en 1887 con Èmile Bernard, Paul Gauguin y Toulouse-Lautrec en dicho local pero la exposición fue un fracaso y además terminó con una reyerta en la que Vincent resultó herido por un individuo que se cree, era el nuevo amante de La Segatori y que supuso también el final de la breve relación sentimental entre ambos.

El local fue cerrado y embargado unos meses después y toda la produción pictórica colgada en sus paredes fue tasada junto con el resto del local a un precio ridículo.

Van Gogh pintó a Agostina Segatori en al menos dos ocasiones en 1877, una en el cuadro que hoy visitamos y en otro titulado "La italiana" en la que aparece sentada en una silla con dos claveles en una de sus manos y ataviada con su traje regional de La Ciociaria.

En el del Cafe du Tambourin, Agostina fuma sentada en una de las "mesas pandereta" del local mientras bebe su segunda cerveza a juzgar por el numero de platillos que hay debajo de la jarra. En la pared se adivinan unas estampas japonesas a las que tan aficionado era Van Gogh y de las que también se llegó a realizar una exposición en el Tambourin.

Agostina Segatori murió en 1910 en su casa de la Place du Tertre, en pleno Montmartre, llevándose con ella los secretos de su corta relación con aquel loco genial que fue Vincent Van Gogh.

Este cuadro se puede contemplar en el Van Gogh Museum de Amsterdam.

Más información sobre esta obra en este video.

viernes, 15 de julio de 2011

Retrato de Sonia Klamery - Hermenegildo Anglada-Camarasa


"Pavos reales azules, con su cola de fuego, legumbres líricas que herborizan entre los árboles, rosas blancas del tamaño de lo monstruoso y guirnaldas desconocidas como collares flojos en el cuerpo de la noche. La bella lleva el pelo en caracolillos sobre la frente, la ropa en una envoltura de objetos, miniaturas y colores, y ha hecho su hamaca de pájaros rayados y flores violeta. La bella lleva los hombros desnudos, los brazos y el torso blancos como la noche, tomados de luz de luna, y los ojos grandes, excesivos, ojos nocturnos que iluminan una nariz breve y una boca roja. La bella es Sonia de Klamery, condesa de Pradère".

Así describía este cuadro el ilustre Francisco Umbral, allá por el 2003, en uno de sus articulos literarios dedicados al pintor catalán Anglada-Camarasa.

¿Quién era esta bella de los hombros desnudos, a la que tan poéticamente describe Umbral.? 

No lo sé. Umbral no nos cuenta nada más sobre ella y yo no encontré más datos sobre su vida para poder incluirlos en esta entrada a excepción de que ostentaba el título de Condesa de Pradere y que Anglada Camarasa la pintó en al menos dos lienzos, en este y en otro en el que aparece de pie tocada con un mantón negro con flecos que la cubre desde la cabeza, estando situada también en un romántico jardín donde floridas enredaderas trepan por los árboles.

Seguramente, a Sonia Klamery la conocería en su época parisina, tal vez en su estudio de Montmartre, estudio que no abandonaría hasta 1914, un año después de pintado el cuadro que hoy comentamos.

Anglada Camarasa pasará por el impresionismo, el modernismo y el fauvismo y en este cuadro se nota fuertemente la influencia del movimiento de la Secesión Vienesa y en especial de Gustav Klimt del que fagocitará su colorista retrato de Adele Bloch-Bauer (ver aquí) en plena ebullición fauvista para trasladarlo a su Sonia de Klamery.

Anglada Camarasa fue el gran pintor olvidado. Instalado en su estudio de Pollensa desde 1914 se dedica a pintar paisajes y bodegones pasando la guerra civil española oculto en Monserrat y la Segunda Guerra Mundial en Pouges-les-Eaux (Francia) muriendo en 1959 en Pollensa.

La valía y el reconocimiento mundial de Anglada-Camarasa aumentan cada día que pasa poniendo de relieve su categoría como pintor. Su retrato de Sonia Klamery (echada), considerado una de sus mejores obras, se conserva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Desde las paredes de este museo, Sonia, vestida con su elegante y colorista traje largo y tocada con sus sensuales medias de seda y sus zapatos de tacón, nos mirará siempre seductoramente. Como escribía Umbral: "La condesa de Pradère puede dormir, blanca y hermosa, en su árbol de suaves collares naturales como en el seno de un árbol macho, intenso, que la protege y le da sombra de luna".

Puede ver más obra de Anglada-Camarasa en este vídeo.

viernes, 17 de junio de 2011

Pola Negri y Rodolfo Valentino - Federico Beltrán Massés



Federico Beltrán Massés (1885 – 1949) fue un gran pintor nacido en Cuba de padres españoles y que recogería en sus primeros años de aprendizaje en España las enseñanzas impartidas en Madrid y Barcelona por sus maestros Joaquín Sorolla y Antoni Cabo.

Considerado un pintor del periodo de transición entre el tardo simbolismo y el modernismo o Art decó bebió en las fuentes de sus coetáneos Zuloaga, Romero de Torres y Anglada Camarasa. De Zuloaga y Romero de Torres capta esa esencia de la España Negra y esas mujeres morenas con influencias goyescas a las que aportará su toque erótico desnudándolas y dejándolas solo con su mantilla y la peineta. Majas marquesas, majas malditas, majas lesbianas, majas de luto y majas con abanico, todas ellas con una fuerte carga de sensualidad, poblarán sus lienzos provocando la sorpresa y también la crítica en la sociedad decadente de principios de siglo.

Su paso por París y Londres donde conoce a simbolistas como RousseauWhistler son la antesala del éxito al triunfar espectacularmente en la Bienal de Venecia de 1920.

Afincado en París recorre el camino de la gloria exponiendo en Nueva York, Los Ángeles, Londres y recibe condecoraciones de medio mundo cultural: Invitado de honor de la Sociedad Nacional de Bellas Artes de Francia (1921), miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1924), comisario de la Exposición Internacional de Bellas Artes de Burdeos (1928), miembro de honor de la Hispanic Society of América (1939), etc.

Los aristócratas, los papas, los reyes y los políticos de medio mundo se disputan el honor de ser retratados por Beltrán posando para él personajes como el Sha de Persia, el rey Alfonso XIII, Jorge VI, Humberto II de Italia, el papa Pío XII, Jorge II de Grecia, el Maharaja de Kapurtala y muchos más que añadir a una larga lista de famosos de la época en la que no faltarán los procedentes del mundo de la fiesta y el espectáculo que el reflejará a través de sus cuadros en los que el tema son esas fiestas, los bailes, el lujo, y el erotismo elegante y refinado.

Para él posarán las estrellas del cine, del Hollywood que se estába formando en aquellos años 20 dos de las cuales aparecen en este cuadro que hoy vemos: Rodolfo Valentino y Pola Negri

Rodolfo Pietro Filiberto Raffaello Guglielmi di Valentina más conocido como Rodolfo Valentino era un pobre emigrante italiano que había trabajado en Nueva York como friega platos y jardinero hasta que después de trasladarse a Hollywood había conseguido introducirse en el naciente mundo del cine en pequeños papeles secundarios. El éxito le llegaría en 1921 con su interpretación del papel de Julio en "Los Cuatro jinetes del Apocalipsis" y posteriormente con "La dama de la camelias". A raiz de estas películas su éxito sería imparable y su imagen llegaría a despertar grandes pasiones entre las mujeres y también entre el mundo homosexual masculino de aquellos años. Su muerte cuando solo contaba 31 años, debida a la perforación de una úlcera de estómago, produjo una gran convulsión entre todos aquellos que le amaban o le admiraban.

Entre ellos estaba una mujer llamada Pola Negri.

Pola Negri, era una actriz polaca que había tenido la suerte de trabajar con éxito para el director alemán Ernst Lubitsch lo que le había reportado un jugoso contrato con Hollywood a donde marcharía. Allí conocería a Rodolfo Valentino después de terminado su anterior romance con Charlie Chaplin enamorándose ambos perdidamente.

Se cuenta que en el funeral de su amado, en 1926, se lanzó o se desmayó encima de su ataúd lo que no fue bien visto por la sociedad americana contribuyendo a su declive en el mundo de la cinematografía. Pola Negri volvió a Europa donde trabajó en algunas películas llegándose a comentar que era la actriz favorita de Adolf Hitler. En 1938 salió de Alemania donde las autoridades nazis la estaban empezando a colocar la etiqueta de ascendencia judía volviendo nuevamente a Estados Unidos donde residiría hasta su muerte, acaecida cuando contaba 93 años.

En este romántico cuadro de Beltrán Masses se les ve a ambos a la luz de la luna delante de lo que parece ser un embarcadero con una gran embarcación situada en él. Rodolfo Valentino, canta acompañado de una guitarra, mientras ella, elegantemente vestida, mira a ninguna parte.

Este cuadro, de propiedad particular, se puede contemplar estos días en el Museo Diocesano de Barcelona con motivo de la exposición que con el nombre de "Un pintor en la corte de Hollywood" se dedica a una parte de la obra de este gran pintor olvidado, Federico Beltrán Massés.

Más obra de este pintor se puede ver en este agradable video.