Georges Seurat, ( 1859-1891), el
pintor parisino padre del puntillismo y creador de obras tan singulares y
conocidas como "Un baño en Asnieres" o "Un domingo de verano en la Grande
Jatte" fue también el autor de esta pintura que hoy traemos al blog titulada "Young
Woman Powdering Herself" y que podríamos traducir como "Muchacha empolvándose",
considerada como una de sus cinco mejores obras neoimpresionistas y el
documento pictórico del secreto que Seurat nunca quiso desvelar a su familia ni a gran parte de sus amigos
relativo a su relación con la mujer que él retrató en este cuadro.
Esta mujer, la que sería la
amante de Seurat hasta su muerte y con la que llegaría a tener dos hijos, se
llamaba Madeleine Knoblock y cuando él la retrata en este lienzo en 1889 tenía
20 años aunque, según contaría Madeleine a Paul Signac a la muerte de Seurat,
el la había conocido en 1885, es decir con solo 16. Descendiente de una familia
de clase obrera y sin ningún tipo de estudios, no fue esto óbice para que el pintor
se enamorase profundamente de ella, aunque, procedente Seurat de una familia
burguesa, no se atrevió a presentarla a su familia cuando su relación se hizo
más intensa llevándosela junto a él, primero a su estudio parisino en el número
19 de la Rue Chabrol y poco después, casi a finales de 1889, a un estudio
apartamento que alquilaría en el Passage de l’Elisé des Beaux Arts y donde comenzaría a pintar el
cuadro de la "Muchacha empolvándose".
Este cuadro, que en un principio
y por los que desconocían la identidad de la modelo, fue considerado una burla
hacia la mujer criticándose el carácter misógino que Seurat había desarrollado
en el mismo, está realmente pintado en clave humorística, ironizando y
resaltando detalles que a Seurat no le gustaban de cierto tipo de mujeres
grandes y vulgares, de exuberantes pechos, con papada, mal vestidas o peinadas,
etc. El cuadro es realmente una caricatura de ese tipo de mujer y todos los
objetos que Seurat introduce forman parte de ese juego irónico y caricaturesco
en el que las proporciones de los mismos se deforman y se curvan igual que si la
escena se estuviera desarrollando delante de uno de esos deformantes espejos de
feria. Se ha argumentado también que el cuadro es una especie de representación critico-cómica acerca de como una pobre obrera, modelo de un artista, debía trasformarse para poder integrarse en la sociedad burguesa que les rodeaba.
Un dato curioso a añadir al
cuadro es el de que, primitivamente y cuando Seurat terminó el cuadro en 1890,
en el espejo que aparece colgado en la pared y en el que se refleja un tiesto
sobre una mesa, Seurat se autorretrató sentado delante de un lienzo y con un
pincel en la mano. Al parecer, uno de sus amigos que conocía su relación con
Madeleine, cuando contempló el cuadro le indicó que le parecía ridículo por lo
que Seurat decidió borrarlo desapareciendo así el único autorretrato que
existía de Seurat. Este detalle del autorretrato era conocido a través de
antiguas fuentes y fue confirmado y definido con gran precisión el año pasado a
través del Courtauld Institute of Art de Londres - propietario del cuadro -
gracias a las nuevas tecnologías radiográficas.
El cuadro fue presentado en marzo
de 1890 en la Société des Artistes Independants de París sin demasiado éxito
eclipsado por su otra obra "Le Chalut".
Un mes antes Madeleine había dado a luz a un niño al que Seurat reconocería y
al que pondría sus mismos nombres pero en distinto orden, Pierre Georges.
La vida no sería generosa con la
pareja y Seurat moriría, con tan solo 31 años, el 29 de marzo de 1891 en el
apartamento de su madre, en el boulevard de Magenta, apartamento al que se había
trasladado dos días antes, ayudado por un amigo y acompañado de Madeleine,
nuevamente embarazada, y de su hijo Pierre. La muerte al parecer fue debida a
un proceso infeccioso fulminante, seguramente una meningitis o una difteria,
que se cebaría también en su hijo que moriría quince días después que Seurat.
La familia del pintor, que había
conocido en circunstancias tan dramáticas a Madeleine y a su hijo Pierre, fue
generosa y decidió repartir la obra del pintor entre ella y Émile, el hermano
de Seurat. La obra fue catalogada por los tres amigos de Seurat, el crítico y
promotor del neoimpresionismo Felix Feneón, y por los pintores Maximilien Luce y Paul Signac a
los que la familia les regaló algunas pinturas y dibujos como agradecimiento.
Durante el reparto y cuando apareció el cuadro de "Muchacha empolvándose" Madeleine no pudo evitar exclamar emocionada al verlo: "¡Mi retrato!".
Después del reparto de la obra
del pintor, Madeleine perdería el contacto con la familia de Seurat y perdería
también a su segundo hijo que moriría poco después de nacer.
Bonsoir,
ResponderEliminarMerci pour cet excellent article... Je viens de passer un moment savoureux.
💜Gros bisous
Tuve la ocasión de poderle admirar la obra ''Un domingo de verano en la Grande Jatte'' a pesar que no me gusta la pintura al estilo puntillismo no obstante es impresionante su obra.
ResponderEliminarMe ha gustado toda la historia amorosa de la pareja, siento su fallecimiento tan joven, pues seguramente que tenía mucho a ofrecernos.
Un abrazo.
No es de los cuadros que más me gustan, pero me ha gustado conocer sus entresijos.
ResponderEliminarMe parece impresionante ese instante captado por Seraut, la muchacha mira la polvera como algo nuevo y desconocido para ella hasta ese momento, como si no tuviese claro de que forma usarla, esa sensación la consigue el artista en el gesto en suspenso y en la mirada de ella.
ResponderEliminarMe encanta pasar por aquí, tus aportaciones son buenísimas.
Un saludo
El estilo y la forma de presentar a la mujer es tan delicada que no hubiera pensado que se trata de una traslación satírica de las mujeres obesas. Irónico o no, la mujer representada era la amante del pintor, así es que no es de extrañar esa finura. La historia familiar de Seurat es terrible. Él, ella y sus hijos parecían estar tocados por una extraña mala suerte.
ResponderEliminarUn saludo
Más allá de los cuadros, me gustan especialmente las historias que esconden entre sus trazos y colores, como es el caso. Un abrazo.
ResponderEliminarLa técnica de este pintor, más que ningún otro puntillista siempre me parece dejar los cuadros flotando entre polvo, humo o vaho de leche, ya que más que con un pincel se diría que pinta con brocha de un único pelo o soplando harina sobre la tela. Y otra cosa, cuánto tiempo le llevaría acabar una obra como la que nos muestra...
ResponderEliminarGracias a las historias que hay detrás de las pinturas y artistas, y que tan bien nos cuentas, reparo en la parte invisible, la que escapa porque ignoramos el cómo y el porqué de la obra. En este caso, mi primera mirada no advirtió otra cosa que no fuera delicadeza hacia su modelo. Incluso la papada no afea el conjunto. ´
ResponderEliminarUn abrazo
Es interesante saber el porqué de las cosas y en los cuadros también así comprendemos mejor lo que se oculta tras ellos. Gracias por ampliar desinteresadamente mi cultura sobre arte. Hacía tiempo que no pasaba a leer sus escritos y como siempre ha sido un placer.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas tardes, sólo he pasado a felicitar las fiesta hoy que tengo un poco de tiempo y me ha sorprendido que hace tiempo que no publica nada espero que no sea nada importante y simplemente sea un parón vacacional.
ResponderEliminarFeliz Navidad y espero que podamos seguir compartiendo lo que nos emociona y motiva.